EPÍLOGO.

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¿Qué tanto puede cambiar una persona en casi dos años?

No tanto, ¿cierto?

Al menos eso pensaba nervioso Jinwoo, a la expectativa de verlo entrar por la puerta de la cafetería después de tanto tiempo.

Si tuviera que hacer un resumen de todo lo que había sucedido en tiempo record, se perdería en una historia de muchas páginas. 

Por lo que lo único que sabía y lo hacía consciente de todo, era de que el caso había cerrado; finalmente Mino era libre.

Cuando junto a su madre presentaron la denuncia con el apoyo de sus contactos de más poder, estuvieron de acuerdo en que lo mejor sería mantenerlo alejado a él y a su familia de la ciudad durante todo el tiempo que dure el caso. 

Esperaban que durara menos, solo un par de meses. En especial tomando en cuenta todas las pruebas y confesiones que habían conseguido a base de tratos y breve investigación, pero por baches y problemas en el camino, terminó por alargarse un año y ocho meses. 

Un año y ocho meses donde Mino y Jinwoo se mantenían hablando poco a través de mensajes o llamadas que solían durar poco por miedo a algún rastreo o que reconocieran a Jinwoo por su contacto con Mino.

El estar separados, especialmente con tantos sentimientos inconclusos de por medio, había sido difícil. Pero allí estaban.

A minutos de volverse a ver.

Limpió por tercera vez en una hora la mesada nervioso por verlo llegar.

Cuando se graduó fue difícil no verlo junto a sus padres, pero pudo sentir su presencia cuando una corona de arroz lo esperaba en la puerta de su casa.

Cuando finalmente fue dado de alta por Bom, se sintió solo al regresar a su casa, pero la llamada de esa noche valió la pena completamente; en especial cuando Mino le repetía lo orgulloso que estaba de él. 

Cuando Lalisa se volvió a Tailandia volvió a sentirse solo... Pero Mino se había encargado de recordarle que todos los cambios son necesarios para seguir adelante. 

Cuando Hoony fue arrestado fue uno de los momentos más dolorosos el tener que decírselo, pues Mino se sintió culpable pero sabía que era lo correcto y necesario para sacar a quien consideraba su amigo, de ese camino.

Y así un sin fin de situaciones donde Mino no pudo estar, pero siempre conseguía la forma de sentir su presencia a su lado.

Finalmente todo el tiempo habría valido la pena.

Cuando la relación con su madre fue mejorando recíprocamente le preguntó qué eran él y Mino.

Realmente fue doloroso no saber qué decirle.

Pues no eran pareja, ni tampoco amigos. ¿Qué eran? 

Solo pudo darle la respuesta a la que habían llegado en conjunto un día antes de no volverse a ver; "Somos un algo inconcluso, a lo cual le daremos respuesta cuando volvamos a vernos. Es como una promesa de validez que nos obliga a reencontrarnos."

— Jinwoo, ve a la despensa a buscar más café. —su jefa le pidió sacándolo de sus pensamientos.

Seguir trabajando en la cafetería había sido una decisión propia; no solo por necesitar dinero u el empleo, sino porque seguía disfrutando del ambiente y estar allí. Los recuerdos persistían y era como si el tiempo no pasase, y siguieran estando en la misma época cada día.

Cuando dejó la bolsa de papel madera en la mesada, acomodó los mechones de su pelo que le interrumpían la vista y cuando vigiló sutilmente las mesas, notó una espalda ancha cerca de la ventana.

Chico Frío ➳ [Songkim/Minwoo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora