Estafar o engañar en la ciudad de Busan es algo muy común, mas que nada después de que una enfermedad peligrosa se apoderó de la mayoría de las ciudades importantes del mundo.
Ahora el mundo apocalíptico, amenazado por esto y la presión de sobrevivi...
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El pasillo estaba completamente oscuro, bueno o al menos deberíamos decir que las tenues luces no ayudaban en nada y lo único que podíamos oír eran los tiroteos fuera, de aquella emboscada que prepararon los grupos separándose.
Mark, Ten y yo éramos los encargados de tomar de prisioneros a el gobernador y quien participará en todo esto junto a el, lo cual no iba a ser fácil.
-¿No es extraño que esté todo tan silencioso?-Hable levemente y Ten asintió.
Aquel pasillo parecía ser algo interminable a decir verdad, negro sin ninguna luz encendida. Por un momento dude si en realidad habíamos entrado al edificio correcto, pero luego me di cuenta que si era el del gobernador, ya que el elevador al final del pasillo se abrió de par en par y varios hombres armados salieron de allí apuntándonos.
Mark comenzó a disparar sin dudar, al menos bajando dos de los que se encontraban en ese lugar. No fue momento después de que ambos grupos estuviésemos encubiertos, que Ten me observo y me señaló que no tenía municion.
-¡¿Que mierda hacemos?!-Grito Ten observando a Mark y este suspiro mientras se cubría detrás de la pared, tirándole por el suelo más municion.
Yo estaba cubierta en cuclillas detrás de una columna que allí había, mirando a ambos de mis lados mientras recargaba mi arma. Aun así mi vista se desvio a una alarma de incendios. Mark me observo y miro lo que mire con atención, notando la ansiedad en sus ojos. Si la activaba el estado de emergencias del edificio se activaría, luces rojas iluminarían todo el lugar y comenzaría a sonar una fuerte alarma. Una mala idea, si es que no queríamos avisarle a el gobernador que aquí estábamos.
Aun así, observé a Ten, quien disparaba y luego a Mark. Ambos concentrados, para luego girarme y apuntar con el arma. Eran muchos, al menos diez, y si seguíamos de esta manera, pronto nos quedaríamos sin municion por completo.
Un tiro rozo mi brazo y me cubrí.-¡Eunha!-Grito Mark.
Suspire y presione mi brazo, para luego mirar a ambos que estaban a cubierto.-¡Estoy bien!-Quite mi mano y noté la sangre entre mis dedos.-¡Debemos hacer algo si queremos salir de aquí!-Grite mientras me giraba a ambos.
