1. El regreso del guerrero

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El frío en las montañas era mucho más intenso de lo que recordaba

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El frío en las montañas era mucho más intenso de lo que recordaba. Llevaba puesto algunos ropajes y abrigos, pero el frío era penetrante y lo sentía cada vez que su piel se erizaba y lo hacía temblar sin control. Sin embargo, lo sentía reconfortante. La primera vez que llegó a Japón recorrió gran parte del camino hacia K'un Dai en un automóvil, luego en una carreta y al final Lee y él concluyeron a pie, luego de cinco años de haber vivido en dicho lugar, abandonar el país y finalmente regresar, aquel frío se sentía como la primera vez, como una especie de recordatorio que le decía que había regresado a su hogar. Luego de atravesar por cordilleras rocosas y colinas cubiertas con árboles casi marchitos por el frío, finalmente la encontró, la entrada del monasterio, retiró la bufanda que llevaba en el rostro y suspiró dejando que el vapor saliera de su boca en una pequeña nube. Subió las prominentes escaleras de piedra que antecedían a los enormes pilares carmesí que contenían la imagen en dorado del dragón Lao Khan, protector de K'un Dai, sonrió ligeramente y con cierta nostalgia, inmediatamente recordó.

A penas había cumplido dieciséis años, estaba en las primeras etapas de su entrenamiento, había sido un día duro y había llegado a su habitación cansado, derrotado, con sus puños sangrando y su cabeza a punto de estallar. Parte de él estaba deseosa de abandonar todo y salir de ahí, entonces llegó Lee, curó sus heridas y le contó la historia. Cientos de años atrás, Japón se enfrentaba a un período de oscuridad, una fuerza maligna estaba sobre toda la nación y sus habitantes, destrucción y muerte vagaban por las calles, hasta que un honorable guerrero se armó de valor y emprendió un viaje con el cual buscaría encontrar la sabiduría y el coraje para detener la oscuridad. El guerrero visitó la montaña más alta buscando algo que lo ayudase a acabar con todo el mal, entonces, lo encontró, al gran dragón Lao Khan. El guerrero le suplicó al dragón porque le otorgara su poder, para así poder derrotar a la fuerza oscura que asediaba su aldea y todo Japón. 

Lao Khan se negó en un principio, pero al ver que el guerrero buscaba pelear en nombre del inocente cambió de idea, el dragón le obsequió parte de su fuego y con ello obtuvo el poder necesario para enfrentar a sus enemigos, además, con sus escamas le forjó un traje y una espada mágica, con la cual sería invencible.
El guerrero comenzó a liberar cada una de las aldeas que eran sometidas desde hacía tiempo por aquella oscuridad. Con el paso del tiempo más gente comenzó a sumarse a su causa, y juntos formaron el clan Kage no Senshi, protectores del mundo, y servidores de la justicia, desde entonces aquel guerrero legendario fue conocido como Blazer.

Salió de su ensimismamiento finalmente tras observar la gran puerta dorada del monasterio, se acercó sin más, alzó su puño listo para tocar la puerta, cuando esta se adelantó, con estruendo metálico se abrió, permitiéndole ver el interior del lugar.

El patio principal estaba vacío, los adoquines eran iluminados por el sol mientras que el agua del estanque principal era movida ligeramente por el viento helado. Jonathan caminó silente por el lugar hasta que se topó con los Maestros, lo miraban avanzar sin ninguna expresión en sus rostros, mientras que Jonathan no podía ni siquiera levantar la vista por el temor que sentía.
Alzó su vista, frente a él; el Maestro Wu, el Maestro Mado, el Maestro Ryu, y el Gran Maestro Lao, los cuatro hombres más sabios y fuertes de todo el clan, llegó hasta ellos y se inclinó en una reverencia.

Blazer: El Guerrero LegendarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora