8. La invitación

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La luna se divisaba enorme y brillante desde aquella terraza, el viento soplaba de manera placentera y rodeaba todo de paz

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La luna se divisaba enorme y brillante desde aquella terraza, el viento soplaba de manera placentera y rodeaba todo de paz. Pero todo eso se notaba ajeno para Damon Mayers, tomó su bebida y le dio un gran trago.

Hizo una mueca al sentir el escozor pasando por su garganta, y también por la molestia que tenía en la mano, luego de que el anciano maestro llegara al rescate de Jonathan, su propio hermano le había apuñalado sin contemplaciones, dejándole un orificio justo en la palma.

Apretó el mentón y arrojó el vaso, escuchó como la puerta del elevador se abría a sus espaldas, se giró y se encontró con un subordinado. El hombre se acercó a él y dio una reverencia antes de comenzar a hablar, se notaba preocupado.

—S-señor... tenemos algunos problemas —enunció con el miedo plasmado en su hablar.

—¿Tenemos? No comprendo del todo esa palabra, ¿a qué te refieres con tenemos problemas? —refutó mientras se servía otra bebida.

—Señor... es sobre su hermano... —Damon acabó con la bebida, soltó un quejido y volvió a servirse uno más.

—¿Ahora qué hizo mi hermanito? —Recitó con molestia. El hombre estaba realmente nervioso.

—Atacó y destruyó la mayoría de las armas del distrito Inyusha y... y atacó nuevamente, hace un par de horas, justo cuando sus hombres estaban cerrando el trato con los Sabuesos —aquel temeroso hombre levantó la mirada y observó a Damon, quien dejó escapar un grito lleno de furia, que más parecía un bramido demoniaco.

—¿Qué pasó?

—I-irrumpió en la negociación, sus hombres y los Sabuesos fueron derrotados y las armas se las quedó la policía.

—Mierda, ¡mierda! —Rugió iracundo—. Tenemos hechiceros que vuelan por los aires, alienígenas y hasta incluso chicas que brillan como estrellas, ¿pero un niño que sabe artes marciales logró detener a mis hombres? —Pateó la mesa en la cual estaban las bebidas y la destrozó.

—L-los testigos afirman que no estaba solo...

—¿A qué te refieres? ¿El anciano estaba con él?

—No, señor, los testigos reportan haber visto una chica con él. —Damon le dio la espalda y miró a la ciudad, mostró una ligera sonrisa.

—Parece que mi hermano tiene una compañera.

—Ya comenzamos a buscar por toda la ciudad, nuestros hombres piensan que se ocultan cerca de las zonas hoteleras, los encontraremos muy pronto, señor, lo prometo.

—No hagas promesas que después no puedas cumplir, Takagi —se giró a verlo nuevamente—. Te diré que, una vez que los encuentren; no les hagan nada.

—¿Cómo dice, señor?

—Ya me oíste, Takagi, cuando los encuentres, solamente dales un mensaje; dile que los espero a los dos en el Obake, puntuales a las doce de la noche.

Blazer: El Guerrero LegendarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora