11. Unidad

114 26 0
                                    

Justo cuando los primeros rayos de sol se divisaron sobre el horizonte fue cuando Jonathan Mayers llegó a la azotea del restaurante

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Justo cuando los primeros rayos de sol se divisaron sobre el horizonte fue cuando Jonathan Mayers llegó a la azotea del restaurante.
Habían pasado varios días desde su llegada al Loto Blanco, y desde entonces no había podido descansar del todo, los recuerdos, que más pesadillas parecían, lo mantenían cada noche en vela, además del increíble agotamiento físico que llevaba desde hacía mucho tiempo.

Así que con la intención de calmar su mente y relajarse un poco decidió subir a la azotea y observar el alba sobre la ciudad, suspiró entonces, dejando que el aire fresco purificara su ser y le diera aquella paz que buscaba.
Acabó meditando un rato, y cuando se sintió listo, comenzó estirando sus músculos, tal y como los maestros de K'un Dai le enseñaron hacía tiempo atrás. Luego, se dispuso a practicar todas las Katas y movimientos de combate que conocía. Lanzando vertiginosos ataques al aire, dando saltos y patadas por doquier, todo mientras el sol iluminaba todo a su alrededor.

Pasó algo de tiempo y él permaneció en aquella azotea, despojado de su playera por la cantidad excesiva de sudor que había dejado sobre ella. Estaba cansado y exaltado, pero prefirió seguir entrenando.

—Si sigues así terminarás en el suelo —emitió una suave voz tras él. Rápido volteó y se topó con Nahia.
Sonrió y ella también.

—Creo que puedo soportarlo —mencionó despreocupado. Ella avanzó tranquilamente hasta llegar frente a él. Jonathan trató de acercarse, pero Nahia respondió lanzando una patada alta, la cual, a duras penas pudo esquivar—. ¡Diablos! Casi me matas —reviró sorprendido.

—Buenos reflejos, Blazer —dijo, mientras se despojaba de la sudadera deportiva que tenía encima, acabó después en una ligera playera de tirantes—. He visto como peleas, impresionante.

—Gracias, es requisito para ser el Guerrero... —dejó de hablar en el momento en que la joven nipona cargó contra él nuevamente.
Corrió a toda prisa y saltó lanzando una patada, Jonathan se agachó y nuevamente la esquivó, rápido se puso en guardia y atrapó la ráfaga de ataques que lanzó.

La sincronización en la cual entraron el dúo de guerreros hizo aquel combate se transformara casi en una sofisticada y peligrosa danza, la cual, sabían dominar a la perfección.

Luego de aquella descarga de golpes que lanzó, se alejó lo suficiente como para evitar otra de sus patadas, echándose para atrás en un mortal. Rápido recuperó la compostura y alcanzó a contener el último impacto. Exhaustos y enérgicos, el par de guerreros se vieron, y nuevamente un largo y profundo silencio se instauró, Jonathan le hizo bajar los puños y comenzó a acercarse a ella, pero justo cuando estaban por lograr su cometido; la puerta de la azotea se abrió y Lee se mostró ante ellos.

—Espero no haber interrumpido nada —mencionó una vez que ambos se apartaron.

—¿Q-qué ocurre? —Preguntó Jonathan con un amargo sabor sobre su boca.

Blazer: El Guerrero LegendarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora