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La alarma del celular sonó estridente en la habitación, despertando de esta forma al dueño del cuarto, quien de manera perezosa alcanzó el aparato sobre la mesa de noche interrumpiendo el sonido que ya empezaba a fastidiarle. Apenas terminó el escándalo volvió a quedarse dormido con el brazo aún extendido sobre el mueble. Al cabo de cinco minutos, la alarma sonó de nuevo con una melodía más ruidosa que la anterior. El joven de castaños cabellos colocó la almohada sobre su cabeza intentando con fuerza ignorar el sonido.

—¡Ezio, no se te ocurra quedarte dormido de nuevo que me tienes que llevar a la universidad! —Unos estridentes golpes en la puerta de su recámara, junto a la voz de su hermana y encima la alarma fue lo que finalmente lo acabó despertando.

—Ok... ya voy. Estoy despierto —dio un gran bostezo quitando las sábanas enredadas de su cuerpo. Su cabello largo estaba enmarañado debido a lo mucho que suele moverse mientras duerme.

Se levantó comenzando la típica rutina de un universitario. Tomar una rápida ducha, vestirse, batallar con su cabello -que se niega rotundamente a cortar desde que estudia su carrera -, hasta finalmente estar listo para tomar sus cosas y bajar a la cocina de la gran casa. Su familia estaba ahí. Su padre con una taza de café en la mano mientras leía un par de papeles del trabajo y hablaba de algo con su hijo mayor, su madre lavando los platos, su hermana que lo miraba desde la puerta intentando apresurarlo y su hermano menor con el uniforme de su escuela igual compartía mesa con los otros dos hombres. Los saludó apenas los vio.

—¡Vaya, Ezio se ha despertado a la segunda alarma! Hoy va a llover —bromeó Federico mirando dramáticamente a las ventanas.

—Eso ha sido cruel, solo me he despertado tarde tres veces esta semana —siguió la broma siendo observados por sus padres que se divertían ante eso.

—Sí y por culpa de esas tres veces llegué tarde a mis clases —refutó Claudia desde la puerta. Ezio rio nervioso.

—Bueno, ya que por fin hay un día donde despiertas temprano, ¿por qué no se van desde ahora para evitar el tráfico? Federico y yo dejaremos a Petruccio en su escuela antes de ir al trabajo.

—Bien, te tomaré la palabra entonces —caminó a la puerta con su típica sonrisa imborrable en su rostro.

Tras un par de regaños de su hermana ambos se pusieron en marcha dentro del auto color negro. La universidad quedaba a un par de minutos de su casa en vehículo, así que no tardaron demasiado en llegar. Claudia fue la primera en salir dirigiéndose al edificio de su facultad dejando atrás a su hermano que por un momento entró en pánico pensando que se había dejado un libro que usaría ese día. Por suerte no era así. Salió del vehículo, lo cerró con el control y se encaminó dentro del lugar.

Apenas se acercó al edificio de la facultad de música, se sintió observado. Dio un vistazo alrededor y varias chicas lo observaban, situación que era prácticamente cosa diaria, por lo que sabía que quien sea que lo estuviera viendo en ese momento era alguien diferente. Sus ojos avellana se dirigieron al edificio de a lado. La facultad de Ingeniería mecánica. Normalmente estaban separados por áreas, pero ese inicio de semestre acabaron juntando sus facultades al existir problemas entre los alumnos, creyendo que de ese modo las cosas podrían mejorar, algo que no pasó, más bien el resultado fue el contrario, pero se negaban a moverlos puesto que solo había pasado una semana, pensando que el tiempo todo lo solucionaría.

«¿Será uno de esos tipos problemáticos?» Pensó e ignoró lo mejor que pudo esa sensación entrando al edificio. Un par de días antes de que terminara el semestre anterior, uno de sus amigos se vio en una pelea precisamente con gente de esa facultad. La cosa se puso fea, por lo que sus compañeros pidieron ayuda a todos los que pudieron. Ezio prefería evitar dificultades para no meterse en problemas con su padre. Fue su decisión desde que comenzó su carrera en la música luego de haberle rogado a sus padres por dejarlo estudiar eso; la condición había sido clara, tenía que cambiar esa actitud libertina suya y así lo hizo, pero se vio acorralado cuando presenció la golpiza que le daban a su amigo. Arriesgándose a un sermón esa noche, se metió en el centro del conflicto, demostrando que en realidad sabía pelear y como no saber al meterse en varias de esas cuando era más joven.

Volver a verte [Ezio x Altaïr].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora