Era fin de semana, los estudiantes universitarios tenían distintas opciones en días como esos. Estaban los que se mataban con las tareas los dos días, los que preferían dejarlo para después y divertirse, los que aprovechaban para trabajar y sacar dinero extra. Altaïr era de este último grupo.
Su uniforme era únicamente un pequeño gafete que llevaba escrito su nombre junto al logo de la librería donde trabajaba. Colocaba las nuevas entregas de los libros que llegaron en un carrito parecido a los que suele haber en bibliotecas para llevar cada uno a su estante correspondiente. De vez en cuando se entretenía leyendo la sinopsis de estos mientras los colocaba en orden alfabético. Si alguno llamaba su atención no dudaba en hacer uso de su descuento como empleado y se lo llevaba a su departamento, gracias eso su propia casa podría ser la biblioteca local. Su padre le mandaba dinero, pero él prefería tener un poco extra para imprevistos.
Normalmente era de hacer su trabajo rápido y atender otras cosas o simplemente pasearse entre los largos pasillos de libros para ayudar a los clientes, puesto que no tenía nada mejor que hacer, sin embargo ese día en específico se la pasó acomodando libros, uno por uno de forma lenta y limpiando de vez en cuando la cubierta de plástico de los que ya llevaban su tiempo ahí. Sus compañeros y hasta el gerente se pusieron un tanto inquietos ante lo que parecía ser un comportamiento depresivo en el usualmente inexpresivo chico, pero ya que ninguno de ellos era lo suficientemente cercano para preguntar que pasaba, prefirieron dejarlo en paz pensando que posiblemente solo era un mal día para el joven.
Tomando uno de los libros con una mano mientras con la otra apartaba algunos haciendo un nuevo espacio en el estante, no leyó el título de este hasta que estuvo en su lugar. Reencarnación y vidas pasadas. Se abstuvo de tirar el libro lo más lejos posible de su vista y suspiró de manera pesada. ¿Por qué justo ese día lo cambiaban de su zona del género didáctico para meterlo a la fantasía y ocultismo? Casi quiso reír por su suerte. Mirando al suelo recordó los ojos avellana de Ezio y lo que se mostró en ellos, nada, solo eso. Quizás distinguió un poco de sorpresa, pero posiblemente eso se debía al hecho de verse en el suelo en poco tiempo después de que se metió en la pelea. Pasó casi diez años de su vida buscando cualquier señal de él con fe en que las cosas volverían a ser como antes, para que ahora solo el dolor estuviese presente en su ser.
Desde un principio añoró demasiado tal vez, no fue bueno llenarse de expectativas, nunca lo es, aún así, un lado de él creyó ingenuamente que no tenía nada de malo. Se irguió de su posición ligeramente inclinada sobre el estante buscando disipar esos pensamientos. No servía de nada lamentarse a esas alturas, debía convencerse de eso.
Recordó todo lo relacionado a su vida pasada a los quince años leyendo un libro de objetos antiguos que su padre usaba para sus trabajos. Pensó que todo se trataría de leyendas o mitos, pero justo cuando cambió una de las páginas y leyó la palabra "Fragmento del Edén", todo volvió a él como una ola o un tornado de recuerdos y emociones combinadas, lo que le aturdió lo suficiente como para caer inconsciente al suelo. Soñó con todo aquello que hizo hace casi ochocientos años. Fue como ver una película en su mente, una que prevalece de manera más clara y nítida que cualquier otro filme.
Recuerda haber despertado llorando, algo poco usual en él. Su padre iba entrando en ese momento para verificar su estado y se quedó pasmado en su lugar al ver el rostro dolido y confundido de su hijo. Altaïr no explicó nada, no tenía las palabras para hacerlo ni las fuerzas tampoco. Con suerte podría emitir sonido puesto que un gran nudo se atoró en su garganta con todo lo recordado. Solo se quedó en silencio en compañía del hombre, quien tampoco era el mejor para expresar emociones, por lo que permaneció de pie en el marco de la puerta sin moverse ni despegar sus ojos igualmente dorados del menor. Tras decir con dificultad que solo tuvo una pesadilla y que no se preocupara, por primera vez desde su adolescencia su padre se acercó sentándose a su lado y le regaló un abrazo, no uno completo, solo rodeaba los hombros del chico con su brazo izquierdo, pues sabía que a su hijo le disgustaba que invadieran demasiado su espacio personal, pero el acto en sí logró calmar un poco el dolor que experimentaba en ese momento y silenciosamente le agradeció quedándose así un par de minutos hasta que se tranquilizó por completo.
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Volver a verte [Ezio x Altaïr].
Fanfiction"Finalmente te encontré. Te estuve buscando por todos lados y eso es lo primero que dices -la mirada de oro se entrecerró con tristeza y dolor -. Y para colmo... parece que no me recuerdas..."