IV

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Llegaron al piso seleccionado y caminaron por un pasillo largo con suelo de baldosa blanco. Las paredes eran grises y tres lámparas colgaban del techo; al final se hallaban dos rejas de acero negro, una frente a la otra, pasando de esta estaba una puerta del mismo material, poseía dos pequeñas y largas ventanas de cristal esmerilado como adorno. El mayor se dirigió de inmediato a la puerta de su lado derecho. Ezio miró la placa de metal que tenía grabado el número veinte, ese era el departamento de Altaïr por lo que tenía entendido. En el lugar solo resonaron las llaves del chico que abría primero la reja, dejando esta abierta para dar paso al menor. Era silencioso, tal y como lo describió Altaïr. Ezio miró la puerta contraria preguntándose si habría alguien o no.

Entraron al lugar. Lo primero que notó el menor era lo increíblemente ordenado del sitio, ningún objeto parecía estar fuera de lugar; las tonalidades de los muebles variaban en escala de grises y de ahí a blanco y negro. Lo de los colores la verdad es que lo esperaba, hubiese sido demasiado extraño entrar y ver una decoración muy colorida. Lo que lo tomó desprevenido de cierto modo, es que sin importar por donde caminara o mirase cientos de libros estaban apilados en los muebles o algunos en la mesa de centro; de lo poco que alcanzó a ver de los títulos, estos variaban de historias a varios que trataban sobre mecanismos en máquinas o cosas por el estilo. Sin saber muy bien que hacer se quedó parado en medio de la sala viendo como Altaïr se metía al fondo del pasillo donde abrió una puerta y se perdió un par de segundos ahí antes de volver donde él ya sin mochila; supuso que esa era su habitación.

—El sofá no te va a morder, ¿sabes? —Dijo enarcando una ceja al ver al contrario todavía de pie. Se encaminó a la cocina para ir por algo de beber; se detuvo en el pequeño espacio pensando en que sería la mejor opción en ese momento.

Dio un vistazo al reloj de la cocina, eran las ocho con quince. No sabía que tanto se tardarían al hablar o que tantas preguntas tendría Ezio para hacer, ni sabía por dónde empezar, partiendo de ahí, quizás les esperaba una larga velada. Alborotó sus cabellos cuando llevó su mano detrás de su cabeza. Volteó a ver al chico que ya estaba sentado en el sillón y en ese momento sus miradas conectaron, Ezio puso cara de niño pequeño atrapado por hacer algo que no debía y desvió su atención de forma rápida y un tanto torpe, Altaïr hizo lo mismo, aunque de forma más lenta.

—Entonces... ¿vas a contarme todo? —Indagó el castaño mirando los libros sobre la mesa; de entre las páginas sobresalían algunas tiras de hilo de cáñamo trenzado. Llevado por la curiosidad tomó uno y lo abrió, era un marca páginas hecho a mano. Sonrió suavemente mientras la imagen de Altaïr tejiendo eso se formaba en su mente.

—Supongo —decidió poner la cafetera. Se recargó de la barra de cocina detrás de él admirando las gotas oscuras caer a la jarra de cristal y el aroma de café recién hecho inundaba sus sentidos, se relajó un poco —. No obstante, eso depende de lo que quieras saber —buscó un par de tazas en la alacena.

—Lo que quiera saber... —cerró el libro y lo dejó en el mismo lugar donde lo agarró —. ¿Qué tanto... crees que puedas contarme en una noche? —Se cruzó de brazos apoyando su espalda en el sillón. Así como estaba le daba la espalda al más bajo, por lo que no pudo presenciar su reacción.

—¿En una noche? ¿Estás loco? Mañana tenemos clases —se giró hacía él llevando las tazas en mano.

—Somos universitarios, no sería la primera noche que estemos despiertos y al día siguiente tengamos que ir a la escuela —bromeó recibiendo el café que le era ofrecido —. Además, me dijiste que no huyera de la realidad que me ibas a exponer, pienso que para hacer eso, necesito saberlo todo de una.

—Sé lo que dije pero... —miró su reflejo en el oscuro líquido humeante. ¿De qué manera podría resumir todo eso? ¿Sería necesario agregar detalles o solo lo superficial? Estaba acomplejado y el que Ezio lo mirara detenidamente no ayudaba a aclarar sus ideas. Exhaló de manera profunda, quizás si empezaba respondiendo las preguntas que este tenía podría comenzar a desglosar desde ahí —. ¿Tienes algo en particular que quieras saber?

Volver a verte [Ezio x Altaïr].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora