UNO

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C A P Í T U L O 1.

—¡Ani levántate! —una delicada mano pasa por el puente de mi nariz—  ya el almuerzo está listo.
—¡Ummm! —un quejido perezoso sale de mis labios apretados—¡no!
No se han dado cuenta que en una parte de nuestra intensa vida se vuelve monótona y es necesario un cambio. Pero no lo creamos nosotros sino lo que nos rodea, el simple hecho que nuestro alrededor cambia y nuestro ser necesita adaptarse al "cambio", y cuando nos negamos a cambiar hay consecuencia que nos afecta terriblemente.
Como el oxígeno, el bendito oxígeno, que a nivel del mar  tiene cierto grado de mercurio y a medida que ascendemos y nos alejamos del nivel del mar, el oxígeno disminuye cambiando el grado de mercurio y nuestro organismo se adapta en aumentar nuestros glóbulos rojos para que regule la cantidad de oxígeno que necesitamos.
Cuando en tu vida hay un cambio externo, tu deberás cambiar en ella lo necesario para que tu "vida" no sea perjudica.
Ese factor puede ser una persona, animal, objeto o lugar. Puede ser algo o alguien.
Necesitamos otro aire, otro aliento.
«¿Qué me trajo a Detroit?»  El simple hecho que en California hubo un factor que estaba acabando con mi aliento, con mi vida y escuché a la persona que jamás me haría daño: mi madre.
Me dijo que era necesario respirar otro aire y aquí estoy. Ella pasó por algo similar y ese cambio de aire concluyó su felicidad.
Pero no fue fácil. Me fui lejos muy lejos, antes de llegar aquí en Detroit.
—Ok, ok tía Kiki ya me levanto —me quejo otra vez.
—Ok, te esperamos en 10 minutos o sino te arrastro. —Eso fue una amenaza que estoy segura que es capaz de hacer.
Sale de mi habitación y seguido yo entro al baño.
Sólo diez minutos.
Hago mis necesidades  en menos del tiempo prometido y decido bajar por mi almuerzo.
Tuve una noche larga por lo tanto mi cuerpo me demanda descansar.
Como venía hablando hace unos momentos. Aliento.
Esa simple palabra de siete letra dice más de lo que en realidad se define.
Esa simple palabra que significa mucho para el ser humano. Desde un comienzo de la humanidad, cuando el hombre fue creado allí inmóvil en la tierra la llave maestra o el cierre de la creación fue el aliento de vida.
«Aliento de vida» necesitamos de un aliento para vivir.
No sólo es el aire que respiramos o el aire que botamos, un aliento es un ánimo un motivo de vida. Algo o alguien que nos impulsa o estimula a hacer algo. Es malo cuando no tienes nada ni nadie que te aliente y no sólo el aliento es algo que recibimos también es algo que damos. No solo dependemos de un aliento para vivir sino que otros depende de nuestro aliento para ellos vivir y es decepcionante cuando deberíamos ser un aliento de vida para otros y por mero descuido sólo de muerte.
Lo que hacemos o dejemos de hacer puede dañar a otros.
—Se paró la bella durmiente  —dice mi tío Klaus.
Me acerco y con efusivo amor le doy un beso. Así soy yo, feliz, despreocupada, he aprendido que no importa nuestra situación una sonrisa o una buena contesta puede cambiar nuestro panorama. No sólo lo externo cambia lo interno, lo interno puede cambiar lo externo.
Me siento en la mesa y empiezo a deglutir la deliciosa sopa y jugo de naranja.
Hay un silencio pero no incómodo. Pero la mirada de mí tía es de «¿preocupación?»
—Ani cariño, tu mamá llamó y quería saber cómo estabas. Que cuando puedas le regreses la llamada. —Asiento, tengo la boca llena.
—¿Y Camila donde está? —pregunto para aligerar el ambiente
—Está en el colegio, está con el proyecto de ciencias...
—¡Umm!, es su último año —recuerdo.
—Evan nos invitó a comer, ¿quieres ir con nosotros? es a las seis.
—Si, no hay problema —hable sin darle tanto importancia.
—Sobretodo vas a ver a Luke Lapointe  —mi tío mueve sus cejas. Pero el hecho no me causa nada.
—No lo veo desde que ustedes se casaron y la penúltima vez que me obligaron a ser la pajecita de la boda de mis padres. 
Se ríen. ¡No le veo gracia!. Ese niño es irritante ahora más que debe estar grande.
—Si me piensa molestar con el irritante de Luke está noche lo mejor sería declinar la invitació —amenazo
—¡Prometemos no molestar! ...¿cierto Klaus? —mi tía mira al tío Klaus y este me guiña un ojo. Yo le respondo con una mirada fulminante.
Luego de pasar un molesto almuerzo con las insinuaciones de mi tío, subo a buscar que me voy a poner.
No es que me interese el hecho de verme bien delante de sus ojos sino de darle cara y demostrar que no me inmuto por su presencia.
¿Qué elijo?
No soy nada que ver una chica que sigue tendencia de moda.
Luego de intentos fallidos me dirijo a la habitación de Camila ella sabrá que hacer conmigo. Ella es una copia de mi tía Claudia.
Entro en su espacio y me lanzo en su cama
—S.O.S  Cam necesito tu ayuda. No se que usar para esta noche —pongo mi mejor cara de perro regañado.
—¿La Ani que yo conozco esta pidiendo opinión para vestir? —abre la boca exagerada y yo ruedo los ojos.
—¡Por favor! ¿te he dicho que eres mi prima favorita? —la adulo
—¡Nunca! ¡mala prima!  —nos reímos—estoy feliz, hoy veré a Max, es el chico más popular del instituto. Lamentablemente no tiene ojos para mí. El sólo le gusta más fresitas —hay un aire de tristeza en su mirada.
—Cam mal por él sino puede ver lo grandiosa que eres. No todos tienen el poder de ver ángeles, y tú eres uno —la abrazo—es más nos pondremos hermosas y el verá lo que se pierde.
Así pasamos el resto de la tarde eligiendo el vestir hasta quedar satisfecha.
Un grito de nuestro tío nos saca del plan—arreglo.
—¡Son las seis vamos a llegar tarde !—grita el tío molesto.
Decidimos bajar y los encontramos esperándonos en el sofá. Al escuchar nuestro pasos se levantan.
—¿Se vistieron tan hermosa sólo por una cena? —pregunta con diversión al tiempo que Cam y yo cruzamos miradas.
Ella lleva un vestido tipo campana floreado que le da un toque casual y juvenil con unos tacones negros a cambio yo llevo un vestido ajustado color crema que resalta mi bronceado y zapatillas altas.
Mi tío como siempre un traje sin corbata y mi tía con un vestido parecido al mío color mostaza.
—¡Nosotras sólo reflejamos lo que somos! —ruedo los ojos.
Fuimos en coche unos treinta minutos y estacionamos en un conjunto residencial parecido a donde vivimos, simplemente están forrados de dinero.
Puedo ver el nerviosismo en la actitud de Cam, no deja de jugar con sus dedos y llevarse un mechón imaginario de cabello detrás de la oreja.
—¡Sólo se tú!  —le digo en susurro al bajar del auto.
Una señora mayor nos recibe, entramos en la estancia y la casa es hermosa, moderna, está llena de fotos y cuadros y adornos originales.
Nos llevó a la sala de estar donde se encontraba la familia.
Vi un Evan contemporáneo como mi tío o mi papá, una mujer que debe ser su esposa, hermosa, joven, alegre. A la derecha de esta está sentado en el sofá un joven alto ojos azules y cabello largo alborotado jugando con una niña parecida a la señora al lado se éste, como de cinco años. Al frente hay un chico de trece años junto a otro como de ocho. Están ellos menos Luke.
«¿Por que lo busco con la mirada?»
Soy ridícula, esa es la palabra.
—Ani ¡tiempo sin verte! eres la copia de tu madre... —el señor Evan se acerca y me abraza.
—Tu eres la famosa Ani, Luke de chiquito no dejaba en hablar de ti —ahora se acerca la señora esposa de Evan
—Es un placer —le extiendo la mano.
—¡Soy Emily! ¡Mucho gusto! —nos presentamos. Y dirige su mirada a Cam que está a mi lado como una sanguijuela—  Cam, ¡ya eres toda una mujer! —la saluda con un beso. Está se sonroja con el comentario.
La vista de Max no es quitada de Cam, ni siquiera estaba prestando atención a la niña que tiene al cuidado.
—¡Estamos todos —habla Evan—menos Luke, está se viaje se negocios  —me mira y me cierra un ojo.
¿Qué le pasa a todos con esa manía.?
Estamos comiendo y a la vez hablando de todo un poco.
El hijo mayor Evan es Max, tiene un gran parecido, luego Gael el chico se trece años luego Daniel de ocho y por último la niña de cinco años Fabiola Evangelina.
Hablaron de los negocios y sociedades, los viajes y vacacionales. Hasta que los temas llegaron a mí.
—¿Cómo están tus padres Ani? —habla Evan
—¡Bien! —sólo digo
—¿Y como te fue en el servicios de misionera?
—Muy bien, me gustó mucho ayudar a los que me necesitaban, lo hice con mucho amor —me limito a decir.
—¿Y cuanto tiempo estuviste de servicio?
—Estuve cinco meses, llegue hace tres semanas. La iglesia hizo un buen trabajo.
—Que lindo es todo esto, a mi me cuesta llevar a mis hijos a la iglesia. ¡Están rebeldes! —cuestiona Emily
—Todo a su tiempo ¡obligado nada es bueno! —le digo.
—Tu tía me dijo que trabajas en el hospital ¿ya te adaptaste? —Pregunta
—Si, hace dos semanas empecé y me llevo muy bien con los colegas —digo
Hablamos de todo y cuanto pude hablar del tema de misiones y las organizaciones que nos apoyan, hasta que terminamos con la agradable velada y nos fuimos a casa.
No estoy decepcionada pero pensé que vería a Luke.

Hasta El Último AlientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora