Luego de unos años mi tío Evan se casó con tía Emily. La boda fue muy linda.
¿Qué si pensé en ella?
Claro, soy un niño pero no me olvido así de fácil.
Mis padres no dejan de viajar y me dejan con mis tíos.
Mi padre me inscribió en un equipo de fútbol y luego en natación aunque casi no asistía. Mi padre viaja mucho a Canadá para que mis abuelos.
Mis abuelos paternos son canadienses y mi familia materna estadounidense.Estamos sentados en el comedor y luego de dar gracias por los alimentos empezamos a consumirlos.
Mamá ha hecho pollo con arroz y rebanadas de plátano y jugo de mango.
La comida es muy rica.
Ya no estoy obsesionado con Ani, por decirlo de esa manera, aunque yo lo llamo amor.
Luego de su partida a California la busqué, obviamente no me fui a California; mi papá me obsequió año después un celular y una computadora donde podía buscar las redes sociales y comunicarme con ella. Pero me ignoró.
Hasta allí llegó lo que papá me decía «el amor todo lo espera, todo lo soporta, todo lo cree»
Ella no quiere estar cerca de mi y lo voy a respetar.
Tengo que resignar que no vendrá jamás y que ella no tendrá nada conmigo.—Campeón, dentro de una semana vamos a Canadá. Tu te quedaras con tu tío Evan.
Asiento.—¿Cómo te fue en el juego? —cambia de tema
—¡Me fue genial! —me alegro. Siempre mis padres están al pendiente de mi y todo lo que hago.
—Mañana hay un partido, ¿vendrás? —pregunto ilusionado.
—Claro hijo, eres mi campeón.
Fui hacer mis deberes. Estaba feliz por lo que había hecho. Estaba feliz por mi familia, mis estudios, mi deporte, por todo y cada cosa. Simplemente perfecto.
Ya es tarde y Olivia una amiga del colegio envío un mensaje deseandome suerte en el juego de mañana y no estaba cerca y papá leyó el mensaje.—Hijo, Olivia te escribe mucho. ¿No?
—Si, es una buena amiga y la quiero —digo sentándome en la cama. Y estaba listo para dormir.
—Y ¿Ani? —pregunta confundido
—Ani me dejó en claro hace tiempo que no me quiere papá —me limito a decir
—Pero y el ¿«amor todo lo espera » ?
—Que la espere otro yo me cansé —me cruzo de brazos.
—Hijo jamás te des por vencido —chasquea la lengua.—te contaré algo. Y escucha bien:
» Había un hombre llamado Jacob, llegó al territorio que está al este de Canaán.
En el campo vio un pozo, del cual bebía agua el ganado. Junto al pozo descansaban tres rebaños de ovejas. El pozo estaba tapado con una gran piedra,
y sólo se les daba agua a las ovejas cuando todos los pastores habían reunido a sus rebaños. Después de eso, volvían a tapar el pozo.
Jacob se acercó a los pastores que allí estaban y les preguntó de dónde eran. Cuando le dijeron que eran de Harán,
volvió a preguntarles:
—¿Conocen ustedes a Labán, el nieto de Nahor?
—¡Claro que sí lo conocemos! —contestaron.
—¿Y está bien de salud? —insistió.
Ellos respondieron:
—Bastante bien. Por cierto que ahí viene su hija Raquel con sus ovejas.
Entonces Jacob les sugirió:
—¡Falta mucho para que se oculte el sol! Mejor denles agua a las ovejas y llévenlas a los pastos, pues todavía no es hora de encerrarlas.
Pero ellos respondieron:
—No debemos darles agua todavía. Siempre esperamos a que todos los rebaños estén juntos, para destapar el pozo y darles de beber.
Aún estaban hablando cuando Raquel, que también era pastora, llegó con las ovejas de su padre.
Entonces Jacob quitó la piedra del pozo, y les dio agua a las ovejas; luego besó a Raquel y se echó a llorar. Después le dijo que eran primos, porque Labán era hermano de Rebeca. Al oír esto, Raquel salió corriendo a contárselo a su padre.
En cuanto Labán supo que allí estaba Jacob, el hijo de su hermana, rápidamente salió a su encuentro y, luego de abrazarlo y besarlo, se lo llevó a su casa. Una vez allí, Jacob le contó lo que había pasado.
Entonces Labán dijo: «¡Tú eres parte de mi propia familia!»
Un mes después de la llegada de Jacob,
Labán le dijo: «Tú no vas a trabajar gratis para mí, sólo porque eres mi sobrino. Dime cuánto quieres que te pague».
Labán tenía dos hijas. La mayor se llamaba Lía, y la menor se llamaba Raquel.
Lía tenía unos ojos muy bonitos, pero Raquel era bonita de pies a cabeza.
Como Jacob se había enamorado de Raquel, le contestó a Labán:
—Quiero casarme con tu hija menor. Si aceptas, trabajaré para ti siete años.
Y Labán respondió:
—Trato hecho. Es mejor que se case contigo y no con un extraño.
Así fue como Jacob trabajó siete años por Raquel, pero era tanto su amor por ella que le parecieron unos cuantos días.
Cuando se cumplieron los siete años, Jacob le dijo a Labán: «Dame a Raquel, para que sea mi esposa».
Entonces Labán hizo una gran fiesta, e invitó a toda la gente del lugar.
Al llegar la noche, Labán tomó a Lía, se la llevó a Jacob, y Jacob tuvo relaciones sexuales con ella.
Como regalo de bodas, Labán le dio a su hija Lía una esclava llamada Zilpá.
A la mañana siguiente, cuando Jacob descubrió que se había acostado con Lía, le reclamó a Labán:
—¿Por qué me engañaste? ¡Yo me comprometí a trabajar para casarme con Raquel!
Labán respondió:
—No es nuestra costumbre que la hija menor se case antes que la mayor.
Pero si te comprometes a trabajar para mí otros siete años, después de una semana con Lía, te casarás con Raquel.
Jacob aceptó el trato, y una semana después se casó con Raquel.
—¡Vamos a ver! ¿Qué piensas de la historia? —pregunta papá
—Que Jacob está loco, trabajó catorce años por la mujer que quería. ¿Quién era es mujer? Angelina Jolie —papá se ríe.
—Si pero Jacob le pareció esos años como días.
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Hasta El Último Aliento
RomansaEstá historia es original. Y espero que te guste. No te Cohibas de comentar y darle me gusta.