Bomba

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Hola criaturitas ¿cómo están? ¿recuerdan que les tenía una nueva adaptación?, bien, pues aquí esta. Nuevamente es gracias a HoBLeromi_8 que puedo traerles esta hermosa historia al fandom katsudeku. Aunque pasa igual con la otra historia: Ella me permite adaptarla de su historia akafuri, pero a la autora original, no pude contactarla y espero que eso no conlleve a algún problema.

Espero que disfruten de la historia y sin me sigan brindando su apoyo, sin más, los dejo disfrutar.







- ¡Móntalo! -

Su cuerpo se estremeció, se convulsionó. Todos los músculos le dolieron mientras se sujetaba para la cabalgada de su vida, lo único que importaba era resistir hasta el final.

- Mueve las caderas -

Como si tuviera otra opción, le quemaban los muslos y estuvo a punto de desvanecerse cuando llegó al final. Gracias a Dios, el toro mecánico se detuvo por fin, la gente gritó y silbó.

- ¡Eso, señoras y señores, es un chico que sabe montar! -Bramó la voz del DJ a través de la multitud- Ha permanecido arriba durante once segundos, que alguien invite a este chico una cerveza.

Izuku Midoriya se bajó del rojo vinilo acolchado con piernas temblorosas y se acercó hasta el suelo de madera rayada. En sus veintiocho años de vida nunca había hecho nada tan.... estúpido, tan divertido. Creía que lo difícil había sido recorrer el colchón de espuma, pero ahora que estaba sobre suelo firme seguía teniendo problemas. Tal vez el problema estuviera en haber bebido dos, no tres, no.... quien sabía cuántas margaritas y los dos chupitos del misterioso líquido que le había escogido el camarero. Bueno, después del día que había tenido se merecía un poco de diversión, necesitaba desconectarse de la realidad aunque fuera brevemente y aunque se arrepintiera por la mañana.

Izuku iba chocando las manos que le tendían mientras se abría paso entre la multitud, estaba volviendo hacia el taburete del bar que había calentado antes de arriesgarse a montar el toro cuando una mano grande y conocida se le poso en el hombro ¿Tenía que estropearle todo aquel día? Su mirada se deslizo desde la mano acanelada, por la inmaculada manga blanca, hasta llegar a un par de ojos furiosos y rojos como rubí; unos ojos que en sus fantasías resultaban mucho más afectuosos.

- Katsuki - Izuku sonrió mirándolo a esos ojos - ¿Qué estás haciendo aquí? -

- Rescatarte - Katsuki le hizo una señal al camarero para que le diera las pertenencias de Izuku.

Eso era lo que le molestaba de Katsuki Bakugou. No tenía necesidad siquiera de hablar para que la gente le obedeciera.

Hacia un año que lo conocía y durante todo aquel tiempo había mantenido un aura de poder combinada con un cuerpo letal, todo ello envuelto en ropa italiana. En cuanto entraba en una habitación, las mujeres y hombres se desmayaban y él no era la excepción

- No voy a ir a ninguna parte - aseguró Izuku, aunque si la invitación fuera para ir a su casa, lo reconsideraría seriamente - Pero si quieres quedarte puedes tomarte una copa conmigo -

- Creo que esta noche ya has bebido por los dos - Agarrándolo con fuerza del brazo, la guío hacia la salida. Hacia una noche demasiado fresca para ser primavera

- ¿Cómo me has encontrado? - quiso saber Izuku mientras se tambaleaba detrás de aquel troglodita que lo estaba arrastrando hacia su coche. Katsuki abrió la puerta del copiloto, arrojó dentro sus cosas, lo agarró de la cintura y lo colocó sobre el asiento.

- Esta fue la primera propiedad que vendí cuando entré en el negocio inmobiliario con mi padre, el dueño y yo seguimos siendo amigos -

Claro ¿Quién no conocía al todopoderoso Katsuki Bakugou? Y no sólo eso, Izuku sabía que cualquiera haría todo lo que estuviera en su mano por hacer felices a Katsuki y a su hermano Eijiro. Trató de ignorar el estremecimiento de su cuerpo allí donde él le había tocado la mano y la cintura, los escalofríos se debían al alcohol... seguro que sí. Se negaba a creer que sus sentimientos hacia Katsuki fueran algo más que superficiales ¿Cómo iba a confiar en su instinto si estaba...? ¿Cómo era la palabra que estaba buscando? Ah, sí, destrozado

¿Por amor o por negocios?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora