Relajación

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La mañana siguiente amaneció soleada y preciosa, Izuku y Katsuki se subieron una vez más al jet privado para buscar otro destino de luna de miel. Izuku sabía que necesitaba pasarse las «extras», que se suponía que debería estar buscando, ya que las cenas estaban resultando ser demasiado emocionales, al menos para él.

El modo en que Katsuki seguía interrogándole sobre su estilo de vida sólo servía para hacerle sentir más patético, no se había dado cuenta de los solitaria que resultaba su inexistente vida social hasta que se escuchó a si mismo hablar en voz alta.

El viaje en avión fue corto; tan corto que Izuku y Katsuki no cruzaron ni una palabra durante el vuelo, él estaba ocupado en el teléfono hablando con Camie sobre como organizarían la oficina cuando estuvieran casados e Izuku estaba organizando el «bendito» día.

Exhalando un suspiro y sintiendo el corazón pesado, cerró el ordenador cuando el avión aterrizó en Cozumel, se iban a alojar en el Crown Paradise, en la suite nupcial; así lo había reservado él, quería que Katsuki viera el lujo del que podrían disfrutar una pareja de recién casados, por supuesto, cuando cayera la noche Katsuki y él no podían dormir en la misma habitación, así que también había reservado otra suite al final del pasillo. Cuando fueron a registrarse, Izuku se le adelantó en el mostrador.

— Yo me encargaré de esto — le dijo — ¿Por qué no vas a asegurarte de que el mozo no le dé ningún golpe a la bolsa de mi ordenador? —

Cuando Katsuki se marchó, Izuku esbozó la mejor de sus sonrisas y se registró; el encargado vaciló una décima cuando vio que habían reservado dos habitaciones, seguramente no era algo normal cuando se escogía la suite nupcial.

— Es por si nos peleamos — explico Izuku en un susurro y también pidió que un mozo llevara el equipaje a la segunda suite, no a la nupcial. Katsuki y él decidirían más tarde quien se quedaría en cada habitación.

Cozumel era precioso, por lo que había visto en la Red; estaba deseando ir a bucear por la mañana, pero primero iban a darse un masaje en pareja, Izuku estaba nervioso y al mismo tiempo emocionado ante la perspectiva.

Abrió el camino por el pasillo y pasaron por delante de los ascensores y de varias habitaciones. La suite nupcial estaba en la planta de abajo y se suponía que era la habitación más grande y agradable del hotel. Cuando Izuku encontró las dobles puertas que daban a la suite al final del pasillo, deslizó la llave en la cerradura y esperó a escuchar el clic y a ver la lucecita verde.

Pero cuando abrió las puertas se quedó paralizado; nada, absolutamente nada lo había preparado para aquella gloriosa y romántica habitación llena de pétalos de rosa roja esparcidos sobre la blanca colcha que caían hasta el suelo de cerámica beige. En la esquina del fondo, más allá de la cama tamaño gigante rodeada de tela de gasa que caía del techo para envolver a los amantes, había una bañera para dos. El baño que ya estaba lleno de burbujas, también tenía pétalos de rosa.

— ¿Esta es nuestra habitación? — preguntó Katsuki a su espalda

Izuku sólo pudo limitarse a asentir mientras sus ojos recorrían las puertas del patio que daban a su piscina particular, cruzo la suite y vio que el óvalo de la piscina era suficientemente grande para nadar, pero también lo bastante íntimo para los enamorados que iban a ocupar la suite. Alrededor del agua había exuberantes plantas tropicales, la gran variedad de follaje proporcionaba intimidad, pero era lo suficiente bajo como para que pudiera verse la playa y el mar que quedaban más allá.

¡Oh, Dios! Aquélla era su habitación, Katsuki podía quedarse con la otra, por supuesto, no protestaría si Katsuki quería compartir con él todas las comodidades de la habitación e incluso podían olvidarse de la otra.

¿Por amor o por negocios?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora