Cita

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Puerto Vallarta era tal y como Izuku lo había imaginado y se alegraba de haberlo incluido en el itinerario: brillante, tropical, exótico, había gente guapa por todas partes, vestida de manera informal pero estilosa. Los vendedores callejeros vendían su mercancía en la calle, allí podía encontrarse con todo, desde vestidos, a bolsos hechos a mano; tendría que comprarse algo para recordar aquella excursión, como si pudiera olvidar ir saltando de destino en destino con Katsuki.

La ciudad que quedaba atrás estaba llena de turistas, pero no era muy grande, Izuku confiaba en que no hubiera corrido la voz del lugar que querían visitar, aunque le habían prometido que Bakugou Enterprise era la primera de la lista, el mundo inmobiliario era despiadado. Cuando el conductor detuvo el coche frente al blanco hotel de cuatro plantas, Izuku supo que la cabeza de Katsuki ya estaba en marcha, tal vez no demostrara lo ansioso que estaba por comprar su primera propiedad fuera de Estados Unidos, pero Izuku sabía que por dentro estaba saltando como un niño la mañana de navidad.

Tres grandes arcos daban paso al vestíbulo, no había puertas por ninguna parte, aquel lugar tenía un aire muy parecido al hotel de Kauai e Izuku sabía lo mucho que significaba ese sitio para Katsuki y Eijiro, así que también sabía que su jefe, no dejaría escapar esta propiedad. Cuando el conductor abrió la puerta, Katsuki salió y extendió la mano para ayudarlo a bajar.

— Es precioso — susurró el menor cuando su mano encontró la suya.

Katsuki le mantuvo la mano sujeta mientras lo guiaba por el suelo de terrazo. Dos minutos después de su llegada, un hombre nativo y alto, vestido con un impecable traje color crema los recibió y los guío hacia una estrecha sala de juntas, Izuku tomó asiento al lado de Katsuki, que hizo lo mismo al lado del dueño de la propiedad.

La reunión duro menos de una hora y cuando llegaron al coche que les estaba esperando, Katsuki y su hermano Eijiro eran los orgullosos dueños de su primera propiedad fuera de Estados Unidos. Izuku hizo un esfuerzo para guardarse sus comentarios para sí mismo, pero cuando estuvieron en la parte de atrás del jaguar, para dirigirse al hotel en el que se estaban hospedando, se giró hacia Katsuki.

— ¿Estás seguro de que Eijiro va a estar de acuerdo con esto? — le preguntó

— Claro que sí — Katsuki se había aflojado ya la corbata color cobalto, se había desabrochado los dos botones superiores de la camisa y ahora estaba remangando la camisa para dejar al descubierto unos antebrazos bronceados.

— ¿Estás seguro? —

Él se encogió de hombros — Lo llamaré por teléfono esta noche y le diré que tenemos que hablar, aunque prefiero contárselo en persona, ya que también tenemos que hablar del cambio de nombre de hotel —

Izuku subió la rodilla al asiento de cuero y se giró para mirarlo — ¿No sabía que ibas a venir aquí? — Katsuki le dirigió una mirada insinuando que aquello no era asunto suyo, pero no se amilanó — Katsuki — comenzó a decirle en tono suave — sé lo importante que es para ti ampliar tu negocio a otros países, pero tu padre les dejó su legado a ti y a Eijiro, tiene derecho a saberlo cuanto antes —

Katsuki no le estaba escuchando, Izuku vio cómo sus ojos se dirigían hacia su rodilla doblada y volvió a bajarla; cielos, había olvidado por completo que llevaba puesto un traje veraniego, no era corto, pero el dobladillo del pescador le llegaba justo encima de las rodillas.

— ¿Dónde vamos a alojarnos? — le preguntó rezando para que pillara la indirecta y no tratara de besarlo ni de hacer nada inapropiado en público

La oscura mirada de Katsuki la recorrió de arriba abajo — He reservado en una pequeña posada que hay de camino. Pensé que te gustaría el cambio de escenario, así que cancele la reserva que habías hecho —

¿Por amor o por negocios?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora