Sin Palabras

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Katsuki vacío el baño del agua que ahora estaba fría y observó como las burbujas se iba por el sumidero, él estaba sentado al borde, preguntándose en qué momento exacto su vida había pasado de ser perfecta a dirigirse directamente al caos. El deseo de entrar en la habitación de Izuku y mandarlo todo al infierno era muy poderoso, tanto que lo asustaba. Sin duda, si tuviera algún sentido común no lo habría besado aquella primera vez, ni mucho menos una segunda.

Aquel último beso, les había mostrado tanto a Izuku como a él, que habían entrado en terreno peligroso; pero él habría querido más que un beso, una vez que comenzaron, quiso más y lo había tomado. Katsuki soltó una palabrota y se puso de pie sacudiéndose el exceso de agua de la mano, se quitó el albornoz y entró en la ducha para liberar su cuerpo de aquellos aceites esenciales que habían demostrado ser un maldito recordatorio de aquella tarde.

Cuando se metió en la gigantesca ducha y ya con el agua corriendo por todo su cuerpo, trató de concentrarse en el trabajo. Con la economía tan deteriorada, necesitaba actuar ahora para poder cosechar beneficios más adelante, estaban cerrando muchos establecimientos debido a la falta de turismo, Katsuki quería hacerse con aquellas propiedades antes de que se vinieran abajo en ruinas. El momento no podía ser mejor para que Bakugou Entreprises se expandiera globalmente y con ayuda de Camie, Eijiro y él iban encaminados a conseguir más cosas de las que nunca habían imaginado.

Bueno, en cuanto se lo contara a su hermano. Si, pensó mientras el agua caliente caía sobre su cuerpo, era el momento perfecto, entonces, ¿por qué diablos escogía aquel momento en el tiempo para sentirse sexualmente atraído por Izuku Midoriya? Katsuki apoyó la mano en la pared de azulejo y dejó caer la cabeza, permitiendo que el agua le resbalara por el rostro, lo que estaba sintiendo, fuera lo que fuera, le estaba haciendo sentirse desgraciado cuando no se encontraba a su lado. Cerró el grifo del agua, por mucho que se duchara no podía borrar el recuerdo de Izuku tumbado boca abajo, el contorno de su trasero burlándose de él, mientras gemía de placer bajo unas manos extrañas. Quería que gimiera así con sus caricias. Katsuki le dio un manotazo a la pared, pero no ayudó.

Una suave llamada a la puerta de la suite le llevó a agarrar una de las toallas del calentador — ¿Deku? —

Una parte de él, deseaba que estuviera al otro lado de la puerta y la otra deseaba que estuviera encerrado en su habitación tratando de olvidar lo que había sucedido entre ellos. Katsuki se sacudió la imagen de dolor que reflejaban los ojos de Izuku cuando él lo apartó de sí y fue a abrir la puerta.

Una mirada a través de la mirilla le mostró únicamente a un mozo con su equipaje, sujetándose la toalla con una mano, Katsuki abrió con la otra.

— Hola, señor — lo saludó el mozo mientras arrastraba el carro con el equipaje por el umbral — el joven Midoriya le manda esto —

Agarró la carpeta que el muchacho le ofrecía — Gracias — Tras darle una propina, cerró la puerta y se sentó al borde de la cama para ver qué le había enviado Izuku.

Cuando abrió la carpeta, se llevó una pequeña desilusión al encontrar su agenda para sus días de estancia, así como información sobre potenciales propiedades que o bien estaban en el mercado o se rumoreaba que tenían problemas ¿Qué había esperado? ¿Una carta de amor? Ni que estuvieran en el instituto.

Estudio la agenda y vio que Izuku había reservado una clase de buceo para el día siguiente por la mañana, antes de su reunión con una pequeña inmobiliaria local ¿Buceo? No tenía idea de que a él le gustaran aquellas cosas, había muchas cosas que no sabía de él, al parecer. La idea de que le gustara la aventura le produjo un cosquilleo en el corazón.

Dejó la carpeta y se quitó la toalla, como tenía una piscina particular justo al otro lado de las puertas del patio de su «suite nupcial», decidió ir a darse un baño y enfriarse, así que se puso el bañador.

¿Por amor o por negocios?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora