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Noviembre 19, 2018.

Querido Tao:

No sé qué sucedió aquel día, supongo que eran tus problemas de inseguridad hablando por ti y complicando cosas que estaban funcionando bien, no lo sé, pero me heriste. Y desde aquel día he estado muy distante. Pensaba que si lo que necesitabas es que yo sea una perra fuera de tu alcance lo puedo ser, porque es más fácil para mí que lo mucho que me cuesta demostrar mis sentimientos. Al menos fue el plan en un principio pero no fue así después de todo .

Hace poco menos de un mes que estoy trabajando y desde entonces nuestra dinámica ha cambiado por completo. La mayoría del tiempo trato de mantenerme distante, me deseas un buen día y yo los leo algunas veces antes de salir a coger el bus, otras en la noche cuando llego a casa y me preguntas acerca de cómo me fue. Depende de mi estado de ánimo hablamos de como estuvieron nuestros días o te doy las buenas noches y me acuesto a dormir.

Sin embargo, mentiría si no admitiera que a pesar de estar cansada siempre quería hablar contigo, contarte con detalle todo lo que hice durante el día como los niños les narran a sus padres sus aventuras en el colegio. A pesar de ello, primero mido el interés o las ganas que vea en ti de hablar conmigo para decidirme entre quedarme hasta tarde chateando contigo o acostarme a dormir.

Y es que me han pasado tantas cosas en el trabajo. Especialmente la primera semana porque tuve que trabajar en biometría el domingo desde las doce de la madrugada hasta las cinco de la tarde y a partir del día siguiente presentarme a trabajar en mi primer día como cajera, desde las ocho de la mañana.

Literalmente aprendí el manejo de la caja en diez minutos, y a partir de ahí trabajé hasta que se fue el último cliente, que suele ser entre las seis y siete de la noche. Me regañaron por culpa de otra cajera que al parecer me detesta porque trabajo mejor que ella, me he descuadrado dos veces por pequeños errores como cuando tuve que aprender a cobrar manual y facturé dos veces la misma compra, hasta me enfermé por lo que no fui a trabajar por dos días. Y como si fuera poco, el administrador me cogió manía.

En resumen, ha sido una locura, y aunque he podido con ello, cada cosa he ido corriendo a contártela y tú me has dado tu apoyo. Extrañamente ahora que estamos menos en contacto, tu interés por mi incrementó.

Pensé que a raíz de lo sucedido con todo eso de "ir con calma" pasaría mucho tiempo hasta que nos volviéramos a ver, más ahora que ambos trabajamos, pero no fue así, solo dejaste pasar una semana después de esa conversación para cuando me invitaste a salir nuevamente.

"Estoy libre estos días, por si tienes un espacio y quieres salir a algún lugar"

Ni siquiera pensé en que podría ser muy pronto o que podría echarte en cara el drama de la semana anterior, simplemente acepté.

"Solo tengo tiempo los domingos o festivos que cerramos alrededor de las 3:00 pm y llego casi una hora después. Podríamos salir este domingo después de cinco de la tarde para que me dé tiempo para darme un baño"

Así pues acordamos salir el domingo de esa semana antes de seis de la tarde. El plan era ir a caminar al malecón de la ciudad y luego ir a comer. Sin embargo, llegado el domingo decidiste cancelar nuestra salida.

T: "Hayley, ¿será que podemos dejar la salida para mañana u otro día?"

H: "Está bien."

T: "¿En serio?"

H: "Supongo que tienes alguna razón importante. No tengo problema en salir mañana, u otro día. Solo avísame."

Con amor, Hayley.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora