Capítulo 8

3.6K 185 80
                                    


Có-escrita con Esme-more

-Disculpe, señor. Yooo... no creí que fuera su hijo, pensé que el chico se había colado y estaba molestando a la señorita. – Se excusó el muchacho, con cara de arrepentimiento. Facundo miró a Beatriz, que era la única que conoció de allí, como buscando una respuesta a lo que había sucedido. Ésta, apenada, miró hacia atrás, su amiga ya se había ido y no le pareció justo no darle una disculpa al hombre.

-¿Leo? ¿Qué pasó, hijo? – Le preguntó a Leonardo, separándolo un poco para verlo a la cara. 

-Ella me puso una zancadilla y yo me caí y me hice daño en la rodilla. – Explicó la criatura, temiendo que Facundo no le creyera por lo que había sucedido más temprano con lo de la bebida. Facundo volvió a mirar a Beatriz para verificar si eso era lo que había sucedido.

-Lo siento, señor Fernández. No sé qué le pasó hoy a mi amiga, pero le doy mis sinceras disculpas. – Respondió Bea, y Facundo al fin suavizó su mirada al ver que ella no fue la del altercado.

-No tenés por qué, vos no hiciste nada. - Respondió él, y la chica sonrió agradecida de que Facundo no estuviera molesto con ella.

-De todas formas, me disculpo en su nombre... Mmm... Bueno, creo que será mejor que me vaya… - Dijo, tras percatarse del grupo de personas que seguían atentos la conversación. 

-¡Hey! ¡Esperá! - Llamó Facundo y él mismo se vio sorprendido por detener a esa mujer. Generalmente, las mujeres que él frecuentaba solían ser más del estilo de Gema, rubias y despampanantes. Beatriz era bonita, pero más reservada. –Verás, yo ya termino aquí, y Leo y yo queremos pasar el día haciendo algo divertido. ¿Serías tan amable de acompañarnos? - Invitó, ignorando la mirada desconcertada de la propia Beatriz, quien, tras unos segundos de dudar su respuesta, al final asintió con entusiasmo, haciendo que el hombre sonriera. - ¡Buenísimo! - Respondió Facundo, de pronto recordando que ya no estaba solo y regresó su atención al niño. 

Leonardo poco a poco dejó de llorar, mientras sus mejillas eran limpiadas con los pulgares de Facundo ante la atenta mirada de unos cuantos espectadores y de Beatriz, sin embargo, era necesario todavía que Leo se mojara el rostro así que Facundo lo guío al baño para ayudarlo.

Se suponía que sólo tardarían unos minutos, pero Leonardo no podía más que gruñir ante la decisión de Facundo.

-¡¿Por qué la invitaste?! - Preguntó con enojo al mayor, causando que Facu se sorprendiera.

-Pues porque sí. - Respondió. - Porque me parece que ella debe conocer algunos lugares bonitos y nos podemos divertir. - Agregó, dándose cuenta que su primera respuesta incluso había sido descortés. Él no podía entender por qué la molestia del niño en realidad. Él era un hombre joven, además de atractivo, soltero y exitoso. No era inusual que, en más de alguna gira, encontrara una chica que le llamara la atención y la invitara a tomar un té, café o incluso tomar un trago ya de pérdidas. 

-Pero yo no quiero que ella vaya. Es amiga de la vaca y seguro que es igual de odiosa que ella. - Se quejó el niño, acompañando su pesar con un puchero que pudo robarle una sonrisa al muchacho. Cada segundo que pasaba junto a ése chiquillo, su corazón parecía pertenecerle más y más. Era por esto mismo que había pensado que podían hacer algo los tres juntos, después de todo, no tenía tampoco mucha experiencia con un niño y quería divertirse con Leo y una joven atractiva.

-No seas así, Leo. Eso es prejuzgar a las personas y no está bien. Dale, terminate de lavar la cara y vamos, ¿sí? Vas a ver que la vamos a pasar bien.

Leonardo no estaba muy convencido, pero no tuvo más opción que seguir a Facundo y ambos salieron del baño de hombres para reunirse con Beatriz - Bien, ¿y dónde quieren ir ? -Le preguntó Facundo. 

Sorpresas de la vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora