Coescrito con Esme-more
Facundo salió corriendo detrás de Leo antes de que se le perdiera de vista y no tardó en darle alcance, cogiéndolo por uno de sus brazos. Leo empezó a revolverse como culebra para que Facundo lo soltara, haciendo que varias miradas de curiosos empezaran a ponerse alrededor de ellos.
-Basta, Leo, ya estuvo bueno – Regañó el mayor, pero Leo no dejaba de retorcerse.
-Suéltame! -Empezó a gritar el niño para que Facundo lo soltara, sus brazos haciendo fuerza buscando aflojar el agarre sobre su cuerpo.
-No te voy a soltar ¡Basta!-Respondió Facundo, dándole un sacudón, ya frustrado, alarmando a uno de los hombres que se paró a observar qué es lo que le pasaba al niño y se acercó a ellos.
¿Pasa algo?-Preguntó el hombre con algo de sospecha- este hombre te está molestando? – Interrogó al niño, pero antes de que Leo pudiera responder, lo hizo Facundo, un poco molesto porque ése hombre se entrometiera ente ellos.
-Soy su padre, y es mejor que usted no se entrometa- Dijo con evidente enojo, pero el hombre no se quedó muy convencido y se volvió hacia Leo para preguntarle.-¿Es eso verdad? -Y para angustia de Facundo el niño le dijo que no.
-¡No, no es mi papá! -Exclamó, dejando a Facundo sin argumentos y todo el mundo que había alrededor lo miró de mala manera.
-¿Que pretendía usted? -Le dijo sacando el móvil de su bolsillo para llamar a la policía, mientras tomaba del brazo al chico para alejarlo del presunto delincuente.
-Mire, no hay necesidad de llamar a nadie. El niño está mintiendo. Vinimos aquí a distraernos un poco y está molesto porque le dije que era hora de irnos.
Pero ninguno de los allí presentes le creyó y el hombre ya había llamado a la policía. Beatríz llegó corriendo, dándoles alcance y al ver el alboroto allí, preguntó confundida.
¿Qué es lo que pasa? -Le dijo mirando a Facundo, cuyo rostro reflejaba angustia, y es que se dio cuenta que si llegaba la policía, no podría justificar que era su hijo y a Leo lo volverían a llevar a la casa hogar y él podrían meterlo preso.
-Leo les dijo a estas personas que no soy su papá -Beatriz miró a Leo algo molesta también.
-Leo, eso no estuvo bien, sólo porque tu papá te dijo que ya era tarde y tenían que regresar a casa no se dicen mentiras -El chico lo dijo en un arrebato de furia y ahora se dio cuenta de la gravedad de la situación, pero en ése instante llegaron dos agentes de policía.
Los ojos de Leonardo se abrieron de par en par tanto por la sorpresa como por el temor que lo invadió al ver a los policías acercarse hasta ellos. Ahora mismo se daba cuenta del gran error que había cometido, pero ya estaba hecho, y, sin saber qué más hacer, corrió hasta los brazos de Facundo para abrazarse fuertemente a su cintura, mientras derramaba lágrimas. No quería que lo alejaran de él.
-Shhhh, Leo. Tranquilo, hijo. Yo arreglo esto- Susurró el mayor, en un intento por acallar el llanto de su niño. Sin embargo, por dentro se sentía aterrado. Ni siquiera tenía una orden escrita, un permiso o lo que fuere con él y la sola idea de que se lo arrebataran, lo aterraba.
-Buenas tardes a todos. Nos informaron de un posible intento de secuestro. - Dijo uno de los uniformados, que al ver cómo Leonardo se apretaba entre los brazos de Facundo supuso que era la víctima y el mayor el padre intentando consolarlo. - Usted alertó a emergencias? - Le preguntó.
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Sorpresas de la vida
AcakFacundo sonrió mientras observaba a la gente admirar sus pinturas. Al fin, su sueño se estaba haciendo realidad y sus obras iban dejando el anonimato para llenarlo de la gloria que siempre mereció. Sin embargo, toda esa fama quedó en el último lugar...