Capítulo 1

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25 de febrero.

- Está mal, ya todo está mal, esto no da para más, no podes, no podemos, seguir tratándonos así. Tengo sentimientos yo también y quiero que sepas que te odio muchísimo. No te vuelvas a acercar a mí, o no respondo. No quiero verte más, ya no sos el mismo. – Le dije y salí corriendo de su casa.

- Ya, andate, no me importa, como si valieras tanto. – Me gritó Luca y cerró la puerta de un golpe.

Sentía muchísima impotencia de que él se haya vuelto así, era como si no lo conociera y tuvimos que llegar a este punto para verlo todo. Obviamente no lo odiaba, pero fue lo que me salió en el momento y parece que no lo pensé bien, porque salió malísimo. Al principio él era un hombre tan bello, tan romántico, tan detallista, pero parece que nunca se deja de conocer a alguien. Al final todo se volvió costumbre, muy básico y nos terminamos haciendo mal. Nunca pensé que se podía amar tanto a alguien de esa forma, hasta tal punto de quedarte aunque te haga daño. Pero, no voy a dejar que nunca más alguien me trate así. Yo valgo muchísimo más que ese vago y se lo voy a demostrar, sobre mí muerte va a tener razón.

Llego a casa (ya era un poco tarde a decir verdad) y estaba mamá. Intentó conversar un poco conmigo, hasta había preparado algo de comer, pero yo me sentía muy triste como para mantener una charla con ella sin llorar. Así que le dije que mañana por la mañana desayunábamos juntas y hablábamos más tranquilas. Ahora estoy cansada, sólo quiero un baño y hablar con mis amigos.

26 de febrero.

Me desperté por el olor que había, hace tanto no se olía eso en la casa y realmente se me antojaba lo que estaba haciendo mamá. Es muy raro que haga el desayuno y más de la forma especial, quizás lo hacía en mi cumpleaños o cuando notaba que algo estaba mal.

- La verdad es que no te quería preguntar ayer porque te vi como si te hubiera pasado un camión por encima, pero ¿qué pasó? Si me querés contar, obvio. No quiero incomodarte con tus cosas de adolescente... – Me pregunta.

- Bueno, ya, pero para de decir burradas por favor Helena. – Me encanta llamarla por su nombre porque sé que a ella le molesta. – Es que ayer Luca y yo terminamos, y realmente estoy mal.

- Uy pobrecita, está triste porque finalmente pudo despegarse de un parásito. Era hora de que abrieras los ojos. – Me respondió de forma sarcástica y altanera, tan típico de ella.

- Cuando querés sos una maldita bruja, te voy a regalar una escoba a ver si volas y me dejas en paz. – Ya me está cansando y quiero volar yo.

- Siempre con ese carácter, de quién lo habrás sacado pregunto, ahora come y calla. – Replica.

-Si, tenés razón, en un rato vamos a juntarnos con Aaron, Azul, Feli y Sami.

Más tarde ese día...

- Realmente hace un calor del infierno, podríamos ir al río, ya saben, llevar las cartas, algo para tomar. – Les digo a los chicos mientras que esperan a que me termine de preparar para irnos.

- O podríamos quedarnos acá y salir más tarde al pool o a caminar. – Me dice Aaron.

- No, no veo esa idea factible, está muy lindo el día como para desperdiciarlo así y todavía es temprano. Así que apoyo a Leah – Dice Mari.

- Sami vos decidís. – Le digo mirandolo.

- Ah, eso si que no, no me metan en sus mierdas. – Responde.

- Ok, por mayoría ganamos, así que vamos perras. – Les digo y los apuro para salir.

La verdad es que me estoy divirtiendo muchísimo, ya no salía tanto con ellos porque casi vivía con Luca, pero ahora, ahora me siento muchísimo más feliz. Verlos, entenderlos con una mirada y reírnos, eso creo que no lo cambiaría nunca, por nada.

- Amiga, sabes que nunca miento y que te quiero mucho, pero estoy completamente de acuerdo con tu mamá, te ves muchísimo mejor sin ese parásito. Y quiero saber con lujo de detalle si ya te escribiste o le clavaste la vista a alguien; porque nena, estás en tu mejor momento y no me perdería ni 1 segundo con vos. – Cuestiona Azul.

- Bueno, vos entendes como soy yo, un poco de esto, un poco de aquello, pero desde ahora siempre sola. Bueno, no sola, sola, están ustedes y con eso me sobra.

- La buena noticia es que el sábado Majo hace una fiesta y ya saben como son. – Mete comentario Aaron, pero la verdad es que me interesa.

- Y vamos a ir, ¿no? – Pregunta con inseguridad Sami.

- Si baby, vamos y vas a ir, pero obviamente te vamos a cuidar, no queremos que pase lo de la última vez. – Le respondo.

- Creo que lo más gracioso fue cuando te buscamos por todos lados y estabas sentado al lado del árbol con ojos súper locos diciendo que un duende te estaba viendo y si pestañabas te iba a torturar. Y de eso, no se vuelve nunca hombre.

- Ya tenías que recordarlo, fue sólo una vez, UNA SOLA.

Sami se enojó un poquito pero recordar eso fue tan gracioso para todos. Nos llevó a recordar muchísimas cosas más. Real que nunca los cambiaría, le dan vida a cada parte de mí. 

BonhomíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora