1ro de abril.
Si, pasé una semana ignorando a Esteban. No entiendo que me sucede, antes estábamos tan felices y parecía que nada nos podría separar. Intento hablar con él, pero me es imposible, termino muy molesta o triste, y me pone más triste que las cosas se estén tornando así.
Voy de camino al colegio, estoy sola, mientras camino escucho música y pienso en intentar hablar con Esteban, pero, ¿Qué le voy a decir si ni siquiera podemos hablar bien? No quiero que acabe todo tan triste y distante, quiero que por lo mínimo podamos saludarnos o entablar una conversación como amigos. No quiero que los mínimos recuerdos que tenemos juntos sean sinónimo de melancolía. Entre esos pensamientos, sentí que alguien me seguía, si, tenía la música, pero alguien atrás por 2 cuadras no es muy normal. No sé si correr o encararlo y ver quién es, la verdad la segunda opción me parece un poco peligrosa, así que decido que lo mejor en estos momentos es correr. Corrí y corrí, en un intento por ver si seguía detrás de mí y correr, me tropiezo con una baldosa salida de lugar. Me preocupaba más la persona que me seguía que la caída, así que seguí caminando rápido, sólo me faltaban unas 3 cuadras para el colegio y de tan apurada que estaba por llegar, ni siquiera me molesté en limpiarme y seguí. Ni siquiera me había dado cuenta que me sangró un poco la nariz, así que cuando llegué la gente me miraba raro, yo no entendía hasta que llegué al baño, supongo que fue la adrenalina. Me limpié y fui al salón directamente, quería relajarme antes de que empezaran las clases y intentar comenzar con la cabeza en blanco.
Saliendo del colegio noto un auto un poco lujoso, estaba muy bien cuidado y era lindo. Se abre la puerta derecha de la parte de atrás y sale una chica con una ropa muy bonita, y la verdad que la chica si que era hermosa. Sale corriendo y cuando veo hacia quien, mi corazón da un vuelco. Fue directamente hacia Esteban, lo abrazó y lo besó, y yo lo estaba observando, me sentía como una tonta. Comencé a llorar y no tuve mejor idea que correr. Sami me siguió, intentó hablar conmigo para tranquilizarme pero fue inútil, estaba fuera de mi y tenía una angustia tan grande que no sabía como explicarla.
- Sami, no me siento bien, me quiero ir a mi casa. ¿Me acompañas? – Le digo llorando y realmente no sé como me entendió.
- Tranquila, está bien, yo te acompaño y si querés me quedo con vos. – Me responde
- No quiero molestarte ni nada. Sólo que no quiero estar sola.
- Si, te entiendo, no pasa nada. Vamos. – Me agarra de la mano y espera a que empiece a caminar.
Cuando ya íbamos a tomar camino para mi casa sentí otra vez ese mareo, pero esta vez se me nublaba la vista y en lo poco que veo, noto a Sami muy alterado señalando mi pantalón, parece que no es un buen día para llevar jeans celestes claros. Estaba sangrando y no era poco, no era mi periodo, era demasiada sangre. Se me cruzaban muchísimas cosas por la cabeza, pero realmente no recuerdo tantas, sólo sé que no quería que mi fin fuera ese, me quedarían tantas cosas pendientes, pero, de repente se sintió como una paz indescriptible y todo esas preocupaciones se convirtieron en nada. Sentía mucha paz. Hasta que me despierto.
No sé donde estoy o que pasó. ¿Cómo llegué acá? Veo a un costado y estaban las cosas de Sami y las mías. Ya casi me estaba por levantar y entra ella con un doctor.
- Que bueno que ya despertaste, nos pegaste un buen susto, ya está viniendo tu mamá. – Me dice Sami.
- ¿Pero que pasó? ¿Por qué estoy exactamente acá? – Les pregunto.
- Por lo que hablamos con tu amigo parecería que es un gran estrés y agotamiento emocional, lo mejor es que descanses, te tomes tu tiempo y evites cualquier cosa que pueda afectar al bebé durante los siguientes meses. Pero igual haremos unos estudios más para comprobar que no sea algo más grave y puedas irte más tranquila. – Me responde el doctor.
- Espera, espera, ¿bebé? Me hice un test hace poco y fue negativo, ¿está seguro que habla de mí? – Le contesto bastante sorprendida y confundida.
- No siempre son exactos y en este caso se equivocó, te aseguro que estás embarazada y vamos a tener que hacer un ultrasonido, así que prepárate. – Replica y se retira.
- ¿Podes creer toda esta locura? ¿Qué voy a hacer? ¿Qué le voy a decir a mi mamá? – Le pregunto a Sami quién está bastante callado, supongo que si esto fue mucho para mi, no me imagino para él.
- PENSÉ QUE TE IBAS A MORIR, FUE HORRIBLE. – Y cuando habla dice esto.
- Si, ahora la cosa es que no tengo 1 vida, sino 2. Ahora relájate, me vas a poner tensa y es lo que tengo que evitar. ¿Pensamos nombres? – Le digo intentando que nos relajemos.
En el rato que pasó llegó mi mamá, me dijo que hablaríamos en casa, sabía que lo que se venía no iba a estar bueno, pero no sería tan malo porque no puedo estresarme. Antes de que Sami se vaya le agradecí muchísimo, le dije que en cuanto saliera del hospital le avisaba, pero que por mientras no hable con nadie de lo que pasó. Cuando me llevaron a hacerme el ultrasonido pude escuchar un corazón de entre 5 y 6 semanas, volvió esa sensación de tener tantas emociones que no saber que sentir, sólo me salió llorar. En un momento como este sólo quiero vivir, estar bien, ser todo para este pequeño ser que estoy formando dentro de mí. Pero todo esto que siento desaparece ante la gran pregunta: "¿Quién es el papá?" y ahí me quedé en silencio. Mi mamá no podía dejar de mirarme, no tengo palabras para explicar su cara, sé que mi silencio la tomó por sorpresa. Estoy segura de que piensa que es de Esteban, pero si podría ser 1 semana más, podría haber 2 personas más involucradas.
Luego de darme recetas y turnos médicos me dejan ir a casa, donde sé que el sermón de mamá comenzará sin fecha de expiración.
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Bonhomía
Teen FictionLeah es una adolescente que siente que puede pasar al mundo por encima, pero todo cambia con la llegada de una noticia, es necesario poner un cable a tierra y crecer.