1 de Marzo.
Finalmente es sábado, quedamos que con Mari, Aaron, Sami y Felipe que nos íbamos a juntar antes para prepararnos y tomar algo antes de ir. Esta noche dijeron que iba a ir casi la mitad creo, no presté mucha atención, pero lo único que si escuché bien es que iría Alejo. Ale es ese chico 2 años menor que es súper lindo y tiene algo que hace que todas quieran su atención, o al menos nos parece así a Mari y a mi. Espero al menos conseguir un beso de él esta noche, cuando estamos en público hace como si yo no existiera, es tan molesto, no sé porque nunca le dije nada respecto a eso. Da igual, veré que pasa hoy.
Ya estando ahí estaba pensando que las cosas serían más divertidas, pero, era como ver todo desde afuera, estaba sentada en el patio, tomando a algo y observando a todos. Sentía que no pertenecía a todo eso, antes se me hacía todo mucho más divertido, pero al parecer ya no. Hay que sumarle a todo esto que Alejo me seguía ignorando, por ende, ya tenía todas para irme. Así que decido hablar con los chicos y decirles que me voy a ir, les inventaré alguna excusa o algo de mamá. Seguro no me dan mucha importancia y vuelven a lo suyo.
Feli me quiso acompañar pero le dije que no, aunque son casi las 3 a.m., necesito caminar y pensar en muchas cosas. Estaba ya a unas cuadras por cruzar la calle y no vi un gran escalón, caí justamente donde había un charco de agua y mi pie se dobló como si fuera gelatina, pero pude caer con las rodillas y las manos. Veo que alguien viene corriendo hacia mí y me asusto muchísimo, pero creo reconocerlo así que mi miedo es menor.
- Por favor, esa caída fue terrible, ¿estás bien? – Me dice este chico que aún no reconozco muy bien. No sé si fue la caída o mi mala memoria.
- Mmm, si, creo que voy a estar bien. Sólo fue una... - Le respondo antes de que él me levante. - ¿Por qué me ayudas? ¿Y que haces acá a estas horas?
- ¿No te acordas de mi? Soy Esteban, el año pasado cruzamos palabra. Estaba yendo a la fiesta, deje mi auto a unas calles y justamente vi todo. – Me contesta,
- Si, me acuerdo, pero cambiaste mucho parece. Y creo que qué suerte que estabas por estos lados. – Le respondo aliviada.
- Bueno, eso ya no importa, quizás deberías ir al hospital o si querés te llevo a tu casa mejor.
- No creo que sea para tanto, sólo necesito llegar y ponerme hielo.
- Si así lo querés no me queda otra opción que llevarte, si querés obviamente, no te quiero obligar ni que te sientas presionada. – Así que así fue, me cargó hasta su auto y me llevó hasta mi casa.
Acepté que me llevara porque la verdad es que si me dolía bastante pero no quería que pensara que era una nena llorona por un solo golpecito. Además no recordaba a Esteban así, es como si fuera una persona casi nueva y me caía bastante bien. Al llegar a mi casa me propone algo bastante interesante.
- Quiero que sepas que siempre me pareciste muy linda y muy divertida, y al verte hoy noté que me gustaría salir con vos, si te parece y si quisieras, no sé. – Me dice con muchísima vergüenza.
- Si Esteban, me gustaría. Pero ahora sólo quiero llegar a mi casa, si querés hablamos y arreglamos bien. – Le dije, le di mi número y me fui lo más disimulada para que no notara que realmente si me dolía. Antes muerta que mostrarle mi dolor a otro hombre.
Ya parecía que la noche terminaba luego de que fui por hielo y estaba por ir a la cama. Escuché unos ruidos afuera y quise ir a ver, mejor ir yo a que se despierte mamá.
- Leah, te estuve esperando, casi toda la noche. ¿Por eso me dejaste? ¿Por ese nene? Vos me conoces, sabes bien como soy y también sabes que me equivoqué, por eso vine a disculparme con vos. Podemos volver, puedo cambiar, por vos, porque yo te amo... Te amo más de lo que amé a alguien en mi vida. Sólo dame una oportunidad, la última y juro que no voy a fallarte; poneme a prueba, una semana, lo que sea, pero por favor no me dejes. No puedo vivir sin vos Leah, por favor... - Me dice Luca lloriqueando como un bebe, saliendo de vaya a saber donde.
- Si, y como te conozco bien sé que es imposible que cambies. Lo nuestro se acabó. Te amo muchísimo, pero sólo nos lastimamos y no quiero eso, quiero que estés bien, con o sin mí. – Le respondo intentando que las cosas no empeoren, a veces ni el mismo puede controlarse.
- Yo lo sabía, yo sabía que ibas a decir una estupidez así. La verdad pensé que eras distinta, pero sos como todas las demás perras básicas con las que estuve. No sos más que basura, y sin mi ni eso. – Replica acercándose a mí, empujándome al piso y mirándome desde arriba.
En ese momento recordé lo que me había dicho Aaron días atrás: "¿realmente te mereces esto después de todo lo que te hizo pasar?". Y sólo logré levantarme, gritarle que se fuera o llamaría a la policía y finalmente correr hasta adentro, y rogar que haga lo que le dije y no algo muchísimo peor.
Hasta me había olvidado de todo el dolor que sentía después de la caída y no sé si era bueno o malo, pero si sabía que las cosas estaban yendo por el buen camino finalmente.
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Bonhomía
Teen FictionLeah es una adolescente que siente que puede pasar al mundo por encima, pero todo cambia con la llegada de una noticia, es necesario poner un cable a tierra y crecer.