CAPÍTULO TRES.

110 13 2
                                    

—¿Andabas de ofrecida? Acaso ese es tu verdadero trabajo, que lástima, tienes una cara de angelito. Quien podría creer que te revuelcas con el primero que vez.

Me molestaba que por cualquier cosa ya era una ofrecida, si llegaba tarde a casa: me estaba ofreciendo, si un compañero venía a dejarme, ya andaba de ofrecida. Por cualquier cosa simple y sin chiste lo era.

—Claro que no.—solté molesta.— ¿me vas a dejar pasar o solo abriste la puerta para tacharme de ramera?
Ella se movió a un lado dejándome pasar, el olor a tabaco me golpeó en la cara, me dio mucho asco, ¡Dios!
—Mira, niñita, yo te voy a tachar de lo que se me pegue la regalada gana.— ella me empujó y  me estampe con la pared. Me molestó su acto al instante.
—¡Oye! ¿Qué rayos te sucede?— ahora si estaba muy muy molesta. Un puño cerrado se estampó en mi cara. ¿En serio? Yo solo deseaba que mi vida terminara para que este tipo de sufrimientos cesaran, ¿acaso Dios se había olvidado de mí? ¿Es algún tipo de karma por mi antigua vida? Yo trataba de defenderme de sus rasguños, pero iban cada vez más y más fuerte. No sé si fue la adrenalina que agarré la fuerza suficiente para empujarla y ella cayó al suelo de puro trasero y me lancé sobre ella mientras rasguñaba su rostro aunque ella no se quedaba atrás, me dio un rodillazo en el estómago, sacandome todo el aire, tosia mientras trataba de recuperar todo el oxígeno que la vieja loca me había sacado.

—¡Ya basta!— grité en un susurro, pero ella hacía caso omiso a lo que le decía, se colocó encima de mi y se acercó a mi cara, la pestilencia del alcohol en su aliento invadía mis fosas nasales. Volví a toser y cada que lo hacía mi  cuerpo dolía.
—Tienes que entender que desde ahora será así, bienvenida al infierno, Alice.— comenzó a reír desquiciadamente.
Ella se levantó como pudo al igual que yo, el cuerpo me dolía en demasía, mi nariz, labio y ceja estaban sangrando. Subi a mi recámara y  volví a llamar a JeongIn una vez más, esperanzada a que él conteste, sé que era tarde pero necesitaba de su ayuda.
Curé mis heridas, que irónico. Acabo de curar a un desconocido y ahora me tengo que curar yo también. El contacto del alcohol en mis heridas ardía mucho, ahora sentí lo mismo que Seungmin.
—¿Qué sucede?— escuché la voz de JeongIn al otro lado de la línea.
—Ven a por mí. — dije aguantando las lágrimas.— Por favor, te espero fuera de mi casa.— colgué la llamada y me puse a recoger todas mis pertenencias en mis maletas, tenía muy poco tiempo. La ropa, zapatos y maquillaje (que lo usaba para cubrir los moretones) que compré con mi esfuerzo. También metí productos de aseo personal y el dinero que tenía ahorrado para el departamento. Todo quedó guardado en un tiempo récord. Bajé las escaleras cuidadosamente para no tropezar con mis torpes pies y vi que la puerta estaba abierta ¡era mi oportunidad! Yang ya estaba afuera y al verme corrió hacía mi para ayudarme con mis maletas. Salimos corriendo de ese lugar, ahora el dolor no importaba tanto, era libre, por fin me liberé de esa pocilga. Mis lágrimas corrían en mis mejillas, la felicidad que sentía, opacada todo dolor que sentía en esos momentos. Era libre de maltratos.

🍂🍂

—Y eso fue todo.— le di un sorbo a mi bebida.— me siento feliz.— intenté sonreír pero un dolor invadió mi rostro.
—Sabes que nunca me gustó decírtelo, pero, te lo dije, Alice.— en su cara se podía ver lo aterrado que estaba al ver las marcas que los golpes me habían dejado.
—Ya, no me veas así.— exclamé algo apenada.
—Aún te sigues viendo bonita con todo eso.— señaló todos los moretones en mi piel. El rió y yo me sonrojé, no estaba acostumbrada a recibir halagos.—Anda, vamos a dormir.
Asentí.—Gracias, no se que haría sin ti.

Por un momento sentí un peso menos encima, vivir en esa casa era terrible y si seguía viviendo allí sería suicidio.
—Creo que mañana tendrás que faltar, ya es muy tarde.
—Si me levanto, anda, vamos Yang.
—¡Hey! No me llames por mi apellido.
Me fue a dejar a la recámara y antes de salir me dió un beso en la frente.
—Te quiero,descansa.— dijo antes de cerrar la puerta.
—Igual.— su cabeza se asomó por la puerta.
—¿Igual me quieres?
—No, que igual descanses.— ambos reímos. —igual te quiero, tonto.
Se fue y el silencio invadió la habitación, saque mis cosas de las maletas y me puse la pijama para poder dormir bien, dormir sin el temor de que ellos jamás volveran a torturar torturarme.
Pasaban los minutos y no podía conciliar el sueño, era raro para mí, revisé mi teléfono u eran las 2:15 A.M. Cerraba una y otra vez los ojos y no podía dormir, giraba de un lado a otro.
Unos disparos se escucharon en el otro cuarto. Me paré y esos sonidos venían del cuarto de JeongIn.
—Lo sabía, no puedes contra el poderoso JeongIn.
Reí a lo bajo, otra vez ese videojuego. No lograba entender como él no tenía ojeras si siempre dormía tarde.
—¡Oye, eso es trampa, HyunJin!— su voz se escuchó molesta.— Toma, por feo.— toqué su puerta, se demoró unos segundos en abrir.
—¿Qué sucede?
—No puedo dormir.— escondí mi rostro en la almohada que me acompañaba.
—Anda, durmamos juntos.— entre a la recámara.—Perdón por el ruido.— se sentó y siguió jugando.–Solo termino esta partida y voy a la cama, ¿esta bien?
Yo asentí y me senté para observar lo que hacía, yo no era muy fan de jugar videojuegos, sin embargo, sabía hacerlo por que cuando venía a casa de JeongIn nos pasábamos la tarde jugando.
—Ya cállate, feo, ella no es mi novia.—JeongIn parecía molesto.—Ya te dije que no, Hwang, es mi mejor amiga.— giro su rostro me dio una sonrisa, dejando ver sus brackets,  él  y yo teníamos el mismo color de ligas.
—Mandale saludos a ese tal Hwang de mi parte.— Yang asintió.
—Ya la escuchaste, y no, no te la voy a presentar.

🍂🍂

Mi alarma sonó, me revolvi en la cama con algo de dolor, dormiría unos minutos más. Y esos escasos cinco minutos fueron los mejores de mi vida (nótese el sarcasmo). Apague la segunda alarma y vi a JeongIn mirando el techo.
—Buenos días.— dije sin mirarlo.—Ya párate, tienes que bañarte.
—Y yo pensaba que mi madre no estaba aquí.
—Eso no importa, arriba, arriba.— Yang se levantó con molestia y se metió al baño, mientras yo, fui a la otra habitación para bañarme y arreglar el desastre de mi cara.
Después de hacer todo (bañarme, cambiarme y secar mi cabello) me maquille el rostro para poder parecer normal. No quería ser el centro de atención de la escuela.
Fui rumbo a la cocina para beber un vaso de agua y mi mejor amigo ya se encontraba allí.
—¿Qué es lo que está haciendo, Chef Yang?
Se escuchó su risa a lo lejos, cuando ya entre a la cocina, habían dos platos con comida en la mesa, olían muy bien, siendo sincera.
—El menú de hoy es:— simuló tocar los platillos de unabatería.— ¡Desayuno Americano!
Ambos comimos en silencio, había cambiado mis banditas antes de salir de la ducha. Aún seguían algo rojas y también se comenzaron a teñir de tonalidades moradas, gracias al cielo que se pudieron cubrir con un poco de maquillaje.
Terminado mi desayuno, recogí la mesa y lavé los platos mientras que JeongIn fue por las mochilas.
—Rápido, Alice, se nos hace tarde.— sequé mis manos y me dirigí a la puerta para poder salir.

¡HOLAAAAA! Bueno, primero que nada, ¿cómo están? Espero que se encuentren excelente. Estoy muy feliz por que por fin el semestre terminó y ya podré actualizar un poquito más rápido de lo normal, la escuela me había estado carcomiendo últimamente y no hacía otra cosa más que hacer tareas y proyectos finales:( pero aquí estamos de nuevo. Me podré  a trabajar para que el capítulo cuatro esté aproximadamente para el viernes. No se olviden de votar y comentar acá abajo, los quiero mucho, no salgan de casa y si llegan a salir, usen su cubrebocas y también usen el gel antibacterial, lávese las manos ¡ah! Y no se olviden de tomar agüita, nos leemos pronto.

I am YOU. [Kim Seungmin] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora