CAPÍTULO OCHO.

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El ruido de las pláticas de la gente se escuchaban en todo el restaurante, el día se volvía un poco más ajetreado conforme pasaba el tiempo, atendía mesas junto a ChangBin, realmente ocupabamos otro compañero mesero.
—Entonces, será una malteada de frutos rojos y Waffles con tocino, ¿estoy en lo correcto?
El cliente asintió dándome una sonrisa y me retiré de la mesa. Llevé el pedido a la cocina y recogí otro pedido.
Era para la mesa 3, al ver lo que había ahí, me hizo recordar mis momentos con JeongIn, siendo sincera, si lo extrañaba. Llegué a la mesa nombrada y puse la charola cuidadosamente.
—Disfrute su comida.— dije amablemente y volví con WooJin.

Así fue todo mi turno, mis pies dolían un poco, me encontraba en los vestidores ya con mi uniforme de escuela puesto, se me hacía un poco tedioso traer muchos bolsos encima,  por eso siempre usaba mi uniforme escolar después de salir del trabajo. Escuché la puerta de vestidores sonar.
—¿Quién?— alcé mi voz para que la persona que estaba fuera pudiera escuchar.
—Ally, te busca un chico.— Minho me miró pícaro, sabía que se refería a Seungmin, mi corazón pareció volverse loco.
—E-eh, ya salgo.— traté de ocultar mi sonrojo.
Guardé todo lo que me faltaba y salí apresurada del vestidor.
Lo vi ahí sentado, mirando en mi dirección, automáticamente sonreí y sentía un zoológico en mi estómago, ¿será que tengo hambre?
Me sentia muy nerviosa de verlo de vuelta, no sabia el por qué.
Me despedí de todos y WooJin me dijo que fuera con cuidado, aún así, me sentía segura con Seungmin (aunque recordé que quizá no sabía pelear) pero me sentía a salvo con él.
—Estaré vigilando al cara de chico vírgen, dile que no se sobrepase.—WooJin me dijo al oído.
—Tu no te preocupes por eso, Jin.
Fui a dónde Kim y le tape los ojos con mis manos.
—¿Quién soy?— di un pequeña risa.
—Mmm... ¿el amor de mi vida?— soltó de repente.
—No lo sé.— quité mis manos y oculté mi rostro.
Él se levantó de la silla y se puso enfrente mío, me sentía tan pequeña a su lado. Miraba detalladamente cada rasgo en él.
Su cara mostraba algo de incomodidad.
—Vamos a otro lugar.— tomó mi muñeca algo fuerte y salimos rápido del local. Siendo sincera, tenía miedo, ¿habrá sucedido algo malo? ¿Hice algo que no le agradó?
—Seungmin...— hablé bajo. Min paró en seco.
—¿Qué?— un escalofrío recorrió mi cuerpo, tragué saliva.
—¿Qué te sucede hoy?
Estábamos saliendo del centro comercial donde se encontraba mi lugar de trabajo. No dijo nada durante otro tramo de recorrido. Algo andaba mal, muy mal.
—¿Que qué me sucede?— rió de una manera burlesca. —¿Por qué no le preguntas a JeongIn? Él me dijo toda la verdad.
—¿Qué verdad? No te puedo entender.— mi mente trataba de procesar lo que acababa de escuchar. Mi cerebro se encontraba como la pantalla de carga de los videos de internet.
—No te hagas la tonta, Alice.— sus ojos se veían brillantes, las lágrimas amenazan con salir de sus orbes.
—Realmente no sé de qué estás hablando.— sentia que mi mente estaba hecha un desastre, trataba de recordar cada palabra y cada momento que estuvimos juntos.—...No me hago la tonta.
Los ojos furiosos de Seungmin se posaron en los míos, sentia mi cara roja, uno por la vergüenza y dos, por como me miraba tan extrañamente.
—¿Quieres saber lo que él dijo?
—Adelante, así puedo saber que barbaridades te crees.— me molesté, no entendía lo sucedido y este chico cara de perro viene a gritarme.
—JeongIn dijo que tú solamente me querías para jugar conmigo, que solo era un pasatiempo.— sus lágrimas bajaron desconsoladamente, como un día lluvioso, donde las gotas de agua caen por el vidrio. Seungmin se quitó bruscamente las lágrimas con su chaqueta.— Sé que aun no somos nada, pero me gustaría intentarlo contigo. No sé si yo también te gusto, pero haré todo lo posible para que tú no me veas como un juguete.— para este momento, el chico ya era un mar de lágrimas.
Senti un nudo en la garganta, yo nunca había jugado con un chico. No sabía el por qué JeongIn había dicho eso de mí.
—Sabes... él también me dijo lo mismo de ti.—SeungMin miraba mi rostro sereno.—Él dijo que tu solo me querías para una noche... que así eras tú con todas las chicas que conocías. Pero sabes, decidí no creerle.— tome sus manos.— Tampoco juego con los hombres, no es mi pasatiempo.— reí un poco.
—¿Eso significa que tengo oportunidad?
—Posiblemente. Lo más seguro es que sí.
SeungMin vino desesperado a buscar mis brazos, como un niño pequeño. Me causó ternura el como se comportaba. Pasaba mí mano suavemente por su espalda, dándole ánimos.
—Perdóname, soy un perro tonto.—Me separé de Seungmin y lo vi, comencé a reír por lo que había dicho.—¿Qué?
—Si tu eres un perro ¿qué animal seré yo?
—Mmm...— sé quedo pensando un momento—eres un hámster.
Ambos reímos. Me gustaba más tener al Kim alegre.

🍂🍂

Después de todo ese alboroto de anoche, Seungmin me trajo a casa como de costumbre, pero a diferencia de todas esas veces, hoy se quedó aquí. Dijo que sus papás estaban en un viaje, por lo tanto, no había problema. Él durmió en el sofá (y es bastante grande) y yo dormí en mi habitación. Sonará un poco extraño, pero me sentia rara al dormir con otro chico que no fuera JeongIn. Aunque, él no es tema ahora.
Me levanté de mi cama, hoy el día era un poco caluroso, por lo que llevaba un sueter menos brumoso.
En el sofá seguía el cachorro durmiendo plácidamente.  Así que aproveché para hacer el desayuno. Hoy tenía ganas de desayunar a la manera americana. Así que preparé huevos fritos, con sus complementos.
El aceite del tocino saltaba y yo me hacía para atrás.
—Maldito tocino, quédate quieto.— me quejaba.
—Huele muy delicioso.— la voz ronca de SeungMin retumbó atrás de mí. Yo me asusté y di un saltito.
—¡No hagas eso!— reí.— el desayuno está casi listo ¿puedes poner la mesa?
—Claro que sí, señorita.— se quedo parado unos momentos en el mismo lugar.— ¿dónde están los platos?
—En aquel mueble.— señale el viejo mueble blanco.
—Ahora si...— se fue lentamente, en dirección al mueble, después de un rato, la mesa estaba lista y el desayuno también. El ambiente era alegre.
Seungmin estaba sentado frente a mí, y comíamos tranquilamente, di un sorbo a mi café americano y miré al cachorro, él también lo hacía y mis mejillas se calentaron, me había pillado viéndolo.
—Te vez bien.— la voz del chico me saco de mis pensamientos.
—Pero ando toda desaliñada. — reí.
—Aún así.
La sangre subió a mi rostro y mi cara se ponía de todos colores habidos y por haber.
—Gracias.— oculte mi rostro.
En todo este tiempo había olvidado que tenía clases, miré el reloj de la cocina y eran las 7:30.
—¡No!— lleve mis manos a mi cabeza.
—¿Qué sucede?— Kim se levantó de su silla exaltado.
—Las clases... se me olvidó.
Sí, sé que suena un poco increíble, pero, en verdad se me olvidó.
—¿Ya no hay modo que llegues?
Negué con la cabeza.
—Bien, pues salgamos a algún lugar. No desperdiciamos este momento.
—Bien.
Ese día era ventajoso, pues me tocaba descansar en el trabajo, hasta parecía que todo coincidía. Me puse feliz de que hoy pasaría todo el día con el chico cara de cachorro.
—Iré a bañarme, no tardo.

I am YOU. [Kim Seungmin] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora