La luna derramaba sus rayos fantasmales sobre las desiertas calles y muchos trocitos de tiernas hojas fueron arrancadas de los árboles por el viento frío. Eran las tres y media de la mañana.
En ese momento, un hombre de cabello negro giró sobre sí mismo en la oscuridad y abrazó el cuerpo desmayado de su pareja. Estaba dormido desde hacía quince minutos y un par de arrugas en su rostro indicaban que había estado forzando el gesto poco tiempo atrás. Sus preciosas y largas pestañas unidas por acción de las pocas lágrimas que había derramado durante el mejor sexo de su vida, sus labios hinchados de tanto besarse y su respiración serena producían una bella pintura.
Kambe deslizó sus dedos en los mechones que tapaban su rostro y acarició con ternura. Nadie lo había cautivado así antes. Nadie lo cautivaba. Las pocas personas que creyeron tenerlo cautivo rápidamente se decepcionaron al verlo escapar de sus brazos y alejarse para siempre. Todo el mundo tiene un precio, todo el mundo cae en la tentación del papel tarde o temprano. ¿Por qué no Haru? Al principio aquello le molestó e intrigó sobremanera, pero había una belleza oculta detrás de esa mirada cambiante, y es que su terquedad, pragmatismo y sentido de justicia lograban cautivar no solo a él, sino a cualquiera. Por eso todos lo aman, pensó el millonario. Pocas personas con su seriedad eran lo suficientemente impresionantes para seguir siendo queridos a pesar de ella. Haru era impresionante, dueño de un valor que ni él mismo parecía comprender o aceptar. Daisuke estiró sus labios y tocó una mejilla de Kato con ellos, sin generar el más mínimo ruido para no correr el riesgo de despertarlo. Algo le decía que no debía ser la persona más simpática del mundo cuando lo despiertan en medio de la noche.
-*Hueles tan bien.*- Le dijo sin hablar. -*¿A quién se le puede ocurrir que tengas treinta años?*-
Los ojos eran de un pardo claro pero se transformaban según la iluminación, la nariz respingada, estéticamente muy atractiva, la boca grande pero perfecta, el cabello salvaje y sedoso, difícil de mantener en una sola dirección. Hasta sus ojeras eran bellas, o Daisuke las veía así.
Abandonó sus pensamientos sobre Haru para poder volver a centrar su atención en dormir. Sabía que si lo despertaba para un cuarto round recibiría, por no decir más, una buena patada.
9:02 AM.
El primer sonido en invadir el cuarto fue el suspiro cansado del multimillonario. Abre los ojos y por un momento no sabe en dónde está, pero gira y ve a Haru todavía durmiendo como un ángel, tapado de modo que solo su cabello se deja ver, y los recuerdos de la noche llenaron su pecho de alegría. ¡Qué aburrida era su vida antes de conocerlo! Lo había pensado antes, pero el recuerdo volvió a su mente sin invitación. Le era inconcebible recordar que hacía menos de tres meses hasta desconocía su existencia y había pasado casi la mitad de su vida sin él.
Se dio cuenta de que su posición tan oculta se debía a que durante la noche olvidaron cerrar la ventana y el invasivo sol atacaba más de la mitad de su cuerpo, incluido el rostro. Se incorporó de la pequeña cama para descubrir que le dolía un poco la espalda. No estaba acostumbrado a ese colchón ni a las baratas sábanas de tela sin planchar. Cerró las cortinas para permitirle a Haru dormir mejor y salió del cuarto dando un bostezo. Tuvo que adivinar en dónde estaba el baño, lo que al ser un departamento chico no le fue difícil, y una vez allí se lavó la cara frente al espejo sin antes no dar una ojeada a su look mañanero.
-*También le compraré una cama nueva.*- Concluyó cuando su espalda baja y cuello sonaron por segunda vez desde que despertó.
Volvió a la habitación para encontrar a su amante en la misma posición. Era sábado y había tenido una noche difícil, no había razón para despertarlo tan temprano. Se colocó su piercing negro de nuevo en la oreja izquierda y caminó hacia la cocina como si se tratara de su casa.
-HEUSC, compra mi marca de shampoo y acondicionador habitual y haz que un delivery lo traiga a mi presente ubicación.-
-Como desee, señor.-
Dicho esto, Daisuke no tuvo tiempo ni de prepararse una infusión y desayunar lo que sea que escuchó el teléfono sonar cerca de la puerta. Era el repartidor con los productos requeridos.
-Compra y envío realizados. Balance: Ilimitado.-
Le dio una propina de mil yenes al afortunado repartidor porque no tenía cambio y luego de calentar y beber el té que su compañero había preparado anoche y no alcanzaron a probar, se dispuso a bañarse. Le incomodó un poco tener que esperar a que el agua se caliente.
Una vez limpio y con una toalla envuelta en su cintura, retornó al cuarto y se vistió con el mismo traje que usó la noche anterior. Haru seguía dormido. Debía estar realmente cansado, pero Kambe no quería irse. Se sentó a los pies de la cama y lo destapó un poco ya que el sol no seguía siendo un problema y vio sus costillas. Desde el primer momento supo que no comía mucho, pero realmente era muy delgado para alguien de su edad, altura y que trabaja tanto.
Retornó a la cocina, abrió la nevera y no encontró más que un par de cajas de comida rápida semivacías, algunos vegetales de estación y agua en una botella de vidrio.
-*Por esto está tan flaco.*- Juzgó para sus adentros. -*No come y cuando lo hace, come mal.*-
Al principio sintió enojo porque no se cuidara siendo el ser humano invaluable que es (fundamentalmente para él) pero ese enojo en seguida decantó en una rara tristeza. Daisuke quería lo mejor para él y solo lo mejor. Ojeó el reloj que rodeaba su muñeca y pensó que podría salir a hacer un par de compras. No tenía nada mejor que hacer, después de todo. ¿Y qué mejor forma de utilizar el tiempo que gastarlo en Haru? Tomó un papel suelto que encontró sobre el escritorio del cuarto y con su elegante caligrafía dejó una nota que explicaba que, en caso de despertar y no encontrarlo, no crea que se fue. Solo salió por algo de comida.
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Solo por una noche - Daiharu
FanfictionNovela corta inspirada en una escena de "Las Mil y Una Noches" con ambos detectives como personajes principales. Me pareció interesante la idea de crear una historia donde se revela la verdadera naturaleza de la relación entre ambos pero retomando u...