Elegí Ser Yo

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—¿Se dieron un besito? —pregunta Dylan con las manos en su cara, esperando desesperada por mi respuesta.

Ruedo los ojos, pero una sonrisa no me deja hacer la acción con la misma intención.

—Sí —respondo por lo bajo. Dylan no logra escuchar y me toca repetirlo, pero lo hago igual de bajo. Mi amiga parece haber quedado sorda, porque al final, me toca gritarle—. ¡Qué sí, mujer!

Dylan estalla en una risa divertida, sus cejas se alzan y su dedo índice me señala con acusación. Mi sonrisa se desvanece, le aparto el dedo y le doy una mala mirada, pidiéndole que me explique de qué carajos se ríe. Ella para lentamente y entre cortas respiraciones me responde.

—Te escuché la primera vez. Solo estoy fastidiando.

Entrecierro los ojos hacia ella, me acerco hasta darle un fuerte empujón en el hombro, lo que junto con su risa hace que pierda el equilibrio y caiga por la orilla de la cama. Extiende su mano y yo la tomo con rapidez, evito que se golpee la cabeza, pero otra parte de su cuerpo no se salva.

—Mi trasero —se lamenta suavemente, yo sonrío complacida. Dylan se sienta en el suelo y reposa sus brazos en la orilla de la cama—. No te sientas campeona, porque valió la pena por verte admitir que te emocionó besar a Chleo.

La miro perpleja por unos segundos. Siendo honesta, las cosas con mi chica de ojos grises ha ido lento a decisión de ambas y las malas experiencias, por lo que pequeños roces y hasta un beso de lengua, son grandes pasos para nosotras, aunque mi parte fría no lo quiera decir en voz alta.

—Yo no he admi... —intento defenderme, pero mi amiga me interrumpe.

—Oh, sí —suelta—. En tu idioma lo haz hecho.

Suelto una pequeña risa a causa de esa oración y niego con la cabeza, divertida.

—No sabía que tenía un propio idioma.

Dylan asiente con un rostro de seriedad, pero el tipo de seriedad que pones en un momento de diversión, es decir, que es falso y pura broma.

—El idioma de Becca Preston es malcriado, sarcástico, de vez en cuando arrogante y muy defensor de las mujeres. —Una vez Dyl termina su explicación, se levanta y sonríe con orgullo—. Así es mi castaña.

Ruedo los ojos con diversión y le sonrío agradecida. Además de Dylan, mis otras mejores amigas, Malika e Issi, me han estado apoyando desde lejos y el hecho que no se olviden de mí llena mi alma.

—Oye —llama mi atención Dylan después de leer un mensaje en su celular—, ¿tus otras amigas?

—¿Malika e Issi? —pregunto con asombro, porque casi parece que leyera mi mente.

La pelinegra asiente con una sonrisa suave.

—¿También son lesbianas?

Ahora que he empezado a contarle la versión corta de la historia que les cuento a las chicas en el centro de apoyo, Dylan ha tenido un poco de curiosidad sobre otras cosas, naturalmente. Ella siempre ha dicho que no es necesario que le cuente mi historia, que me acepta tal como soy; sin embargo, puede llegar a ser igual de chismosa que yo en ocasiones y cuando le conté parte de mi historia, pues los nombres de Malika e Issi salieron a relucir y recuerdo que la primera vez que los escuchó se puso un poco celosa.

—No —respondo con una sonrisa—. Issi es bisexual aún en descubrimiento de sí misma y Mali dice ser hetero. Sin embargo, desde hace mucho nos gusta molestar a Malika con que ella podría ser bisexual.

—¿Por? —pregunta Dyl con el ceño un poco fruncido sin entender mi broma.

—Porque a veces parecía que tenía "algo" con Krista —respondo, riendo un poco, recordando todas las bromas y respuestas a las defensivas que Issi y yo recibíamos de parte de nuestra amiga.