❝ 𝘯𝘪𝘯𝘦 ❞

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La noche siguiente a su primera visita, Jackson llamó a mi ventana de nuevo, a la misma hora que el día anterior.

Por suerte, ya no me asustó tanto ya que había pasado la noche en vela por ningún motivo.

—Tienes una cara horrible. —Fue lo primero que dijo tras entrar a mi cuarto.

—Gracias, me esfuerzo por cuidar mi imagen. —Respondí sarcástica.

—Deberías dormir más.

—Es difícil si apareces en mi cuarto cuando apenas está amaneciendo. —Repliqué.

—Estás a la defensiva. —Remarcó. —Toma, te traje algo. —Me tendió una pequeña bolsa de tela que llevaba a la espalda. Estaba repleta de camisetas lisas, todas negras.

—Gracias. —Fue lo único que supe decir. —No pensé que lo decías en serio.

Guardé la bolsa en mi armario con el fin de dejarla olvidada y no verla nunca más. Jackson se tumbó sobre mi cama cómodamente, como si de su casa se tratara, pero dejó un hueco junto a él. Le miré con ambas cejas alzadas.

—¿No vas a tumbarte? —Preguntó.

Me acerqué con cuidado y me senté en la esquina. Se incorporó y se sentó junto a mi.

—Deja de refunfuñar. Deberías ver que me preocupo por tí. Sé consciente de que podrías estar muerta.

—Tienes razón, perdona, héroe Jackson, por no haberte alabado antes. Si quieres te hago un altar después.

Suspiró. Fue más bien un resoplido de frustración.

—No te enfades. —Dije al instante. —Estoy bromeando.

—Ya.

Unos minutos de silencio que decidí romper. Fue demasiado incómodo.

—¿Todas nuestras conversaciones van a ser así? —Pregunté.

—¿"Así" cómo?

—Incómodas. Sin otro tema que no sea los líos en los que te metes.

—Lo siento. —Sonó realmente culpable.

—Pues déjate de dramas y háblame de ti.

—No.

—No me digas que no te fías de mi porque me has estado espíando, siguiendo, conoces mi vida y mi rutina mejor que yo. Te cuelas en mi habitación a las cinco y media de la mañana, me das tus camisas, pero no eres capaz de hablarme de tus aficiones, tus padres, tus amigos...

—Está bien. ¿Qué quieres saber? —Me miró, y bastó eso para proclamarme ganadora de esta pequeña discusión.

—Tu película favorita.

Tune in for love. —Contestó sin siquiera pensar sobre ello.

—¿Te gustan las comedias románticas?

—Obvio.

—No lo parece. —Me corregí al segundo. —Es decir, no pareces el tipo de persona a la que le importan los sentimientos de los demás.

—¿En serio? —Asentí. —Entonces, incluso si vengo a verte cada madrugada, entro por tu ventana, te doy mis camisas, velo por ti, te cuido en lo máximo posible...

—¿A costa de qué?

—El fin justifica los medios. Quiero decir que sí me preocupo por los demás. No soy una roca.

—Tengo sueño. ¿Te vas a ir ya o piensas quedarte aquí?

Sus ojos reflejaban desilusión, tristeza.

—Tranquila, no te molesto más. —Hizo una mueca en forma de despedida. Abrió la ventana y saltó sin volver a mirarme.

Abracé la almohada y le vi irse hasta que su silueta se perdió en la penumbra de la noche.

✧˖*°࿐

—Hola, Hana, ¿cómo estás? Yeji me ha contado que tuvisteis algún problema el otro día, por eso quiero asegurarme de que estés bien. ¿Te apetece vernos esta tarde y lo hablamos mejor?

La madrugada del día siguiente decidí reproducir el audio de mi amiga que llevaba todo el día ignorando. Tenía muchas ganas de verlas a todas, pero sabiendo que Yeji había contado todo lo que le pedí expresamente que no contara, se me fueron las ganas de hacerlo.

Al verme en línea a altas horas de la noche, Ryujin mandó una nueva nota de voz.

—Vaya, sé que acabas de escuchar el audio, pero mi oferta sigue en pie para mañana. ¿Qué me dices?

—Creo que estoy ocupada, lo pensaré, ¿vale? Buenas noches. —Respondí, recibiendo un visto por su parte.

—No deberías ir. —Me aconsejó Jackson desde el otro lado de la ventana.

—¿Para qué vuelves?

—Es obvio que me estás esperando. Son las cinco y media, estás despierta y tienes la ventana abierta. ¿Me echas de menos?

—No. ¿Por qué no puedo ver a Ryujin? —Cuestioné mientras se colaba a mi habitación.

—Escucha, ¿cuándo he dado un consejo que no te beneficie? El día en que te hablé sobre cuestionarte tus confianzas me refería expresamente a Ryujin.

—¿Por qué? La conozco desde hace mucho tiempo, no voy a decirle nada de lo que ha pasado. Tan sólo voy a desmentir todo.

—Quieras o aceptarlo o no, la conozco mejor que tú. Tengo el punto de mira sobre ella desde hace tiempo, pero no lo sabe. Piensa que nos lleva ventaja pero no es así.

—¿De qué hablas? —Cuánto más hablaba, más me confundía, y cuanto más confusa estaba, más curiosidad tenía, lo cual llevaba al primer punto y se repetía en bucle.

—Da igual, lo único que sé es que sabe lo que pasó, sabe que ambos estamos relacionados y te va a usar.

—Deja de decir estupideces.

—Te he avisado, eres muy testaruda. —Frunció el ceño y levantó la voz. Me causó respeto. —¿Sabes? Haz lo que te dé la puta gana, pero no esperes que vaya a ayudarte después. Si no quieres escucharme, allá tú.

¿Me habéis echado de menos? O sea, a mi no, a la historia, digo.
Es el último capítulo que tenía en borradores, aunque voy pensando en los demás. Cuando haya escrito 4-6 volveré con la doble actualización semanal.
oskm.

half past five : jackson wangDonde viven las historias. Descúbrelo ahora