❝ 𝘧𝘪𝘷𝘦 ❞

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Nota: los textos escritos así están narrados desde el punto de vista de Starboy.

El cuerpo de Hana chocó contra el suelo causando un gran silencio entre todos nosotros. Mark miraba a la chica perplejo, mientras Yugyeom y Youngaje, conocidos como Kyum y Young en el "juego", parecían no sorprenderse del todo. Jay me había cedido su posición de líder por hoy, así que tan sólo esperaban ansiosos nuevas órdenes.

Suspiré, pensando en cómo manejar la situación. La verdad es que esperaba todo menos esto.

Estaba claro que no debíamos salir corriendo con Hana en ese estado. Podría haber dejado que su hermanastra se la llevara consigo, pero algo me empujó a hacerlo yo. Me acerqué a Hwang Yeji, a quien por supuesto había mantenido en vigilancia estos últimos días. Dio dos pasos hacia atrás pero fui más rápido. Apoyé mi mano en su hombro para hacerla ver que no la haría daño.

—Entiendo que no la quieras dejar sola, pero debes irte ahora. Me encargaré de ella, por favor confía en mi. —Dije en un tono suave y calmado.

—No eres de fiar. —Argumentó con lágrimas en los ojos y claros signos de nerviosismo en su voz.

Suspiré, barajando las distintas posibilidades que me podía permitir.

—No suelo hacer esto, pero estoy dispuesto a darte un número de teléfono y una dirección en caso de que me necesites. —Propuse.

—¡Jackson! —Young se tapó la boca al pronunciar mi verdadero nombre frente a la desconocida, cosa que evitamos a toda costa.

Sonreí. Siempre me había causado mucha ternura.

No creo que eso sea apropiado. —Comentó Kyum con dureza.

—Lo sé. —Acepté. —Pero pase lo que pase, Hana viene conmigo.

—Venga ya. —Bufó de nuevo.

Le miré, serio. Terminó por aceptarlo.

Como quieras, pero si no quieres llevarte una bronca, no vas a darle tu número.

Young tan sólo observaba la escena, al igual que la chica, quien aún temblaba y sollozaba en silencio. Hice como que no escuché nada.

—Vete. —Le dije a Yeji. Estaba siendo demasiado blando, así que fruncí el ceño. —Mañana estará en casa mientras no cometas ninguna estupidez sabes de que hablo. Me encontrarás en la estación de trenes. Ahora vete a casa.

Quedó paralizada.

—¡Largo! —Grité impaciente.

Entonces, salió corriendo torpemente. Me volví para mirar a Hana, quien aún yacía en el suelo.

—¿Para qué la quieres? —Preguntó (y con mucha razón) Yugyeom.

—No sé, me da pena dejarla aquí. —Me agaché para recogerla.

La alcé y cargué con ella en mis dos brazos. Puse los suyos alrededor de mi cuello, ya que de lo contrario, caería.

—¿Y por qué no dejas que se la lleve la otra y ya? Como te complicas... —Si algo me molestaba de Yugyeom es que siempre tenía razón.

—No me juzgues.

Nadie te juzga, pero como se enteren, te van a matar. —Mark, quien había estado en silencio todo este rato, salió de las sombras, me entregó las llaves de Yeji. —Buena suerte.

Mis tres amigos me dirigieron miradas de compasión al irse camino al cuartel. La verdad es que necesitaba que alguien se apenara de mi, porque los gritos que iba a dar Jaebeom cuando se enterase iban a resonar hasta en la otra punta del globo.

—No haces más que arruinar mis planes y traerme problemas. —Le dije a Hana, a pesar de saber que no podía oírme.

Y es que si no se hubiera quedado mirando la pelea de aquel día, habría podido finalizar mi trabajo con éxito. Éste había sido peligroso, había pasado días planeándolo y al final, lo había dejado a medias porque había una estúpida mirando.

Tan sólo de pensar en eso me dan ganas de tirarla al suelo.

Tenía exactamente la localización del vehículo de Yeji, así que no fue un gran problema encontrarlo.

Abrí las puertas y coloqué a Hana tumbada en los asientos de atrás. En unas horas recuperaría la consciencia, pero me veía con la necesidad de comprobar a cada rato si aún estaba 'dormida'.

El trayecto fue tranquilo. No había nadie más en la carretera, y las farolas, algunas estropeadas, alumbraban mi camino hacia el Cuartel.

El Cuartel no era ningún tipo de búnker ni nada por el estilo. Consistía en un lugar de reunión situado en unos trasteros olvidados de los que nos habíamos apropiado unos años atrás. No es la gran cosa, pero nos sirve como escondite de nuestros enemigos.

Cuando llegamos, aparqué cerca y saqué a Hana de ahí. Me adentré en el viejo edificio y descendí hasta la primera planta subterránea. Abrí el trastero con mi copia de las llaves y me adentré en la sala.

Seis chicos me miraban fijamente. Mark, Youngjae y Yugyeom tan sólo expresaban pena, compasión. Jinyoung y Bambam parecían sorprendidos, a pesar de que estaba 100% seguro de que ya sabían todo lo ocurrido.

Jaebeom tenía el ceño fruncido, expresaba claro desacuerdo y enfado.

Suspiré y coloqué a la chica en la pila de colchones que úsabamos por sofá. Me aseguré de que estuviera recostada de lado y también de que la postura fuera cómoda. Me giré para ver al líder.

A pesar de nuestra gran amistad, se toma muy en serio los asuntos relacionados con la banda. Sabe que un paso en falso puede mandar todo a la mierda.

Y sabe que ese paso tiene nombre y apellido: Hwang Hana.



half past five : jackson wangDonde viven las historias. Descúbrelo ahora