Sintiendo

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Pov Dani

El autobús paro frente al edificio del Hospital Psiquiátrico Nepway , estaba un zona privada en medio del bosque, el edificio era rustico, con césped de un verde tan vivo que te entraban ganas de tumbarte en el y dormir por horas.

Éramos quince estudiantes de tercer año en la carrera de Psicología, nos quedaríamos por un mes ayudando y haciendo trabajo como pasantes así que podríamos tener sesiones con algunos pacientes con trastornos psicológicos que no sean agresivos.

O eso nos habían dicho.

El decano Writh había planeado este viaje desde el primer semestre de este año, así que había elegido a los mejores de nuestra clase de tres grupos para elegir a quince y mandarnos en este viaje, las últimas clases que habíamos tenido se basaba en practicar para las sesiones en como dominar nuestras emociones y reacciones.

En el camino había investigado sobre el hospital y sorprendentemente tiene doscientos cincuenta pacientes, que han estado por quince o veinte años hospitalizados, era absurdamente mucho tiempo, era como si fuera su “casa”, tenía veinte enfermeras y siete doctores, de los cuales solo sale el nombre del director del hospital.

Enrique Arce director del Hospital Psiquiátrico Nepway.

Empezamos a bajar, algunos cansados y otros maravillados por el lugar yo solo trataba de no encontrar este legar tan familiar. Llegamos a una puerta de madera de la cual salió un hombre caucásico de unos 1.70 cm nos esperaba con una sonrisa y con un brillo intenso en sus ojos avellanas, que a mi parecer era retorcida, estaba con pantalones claros camisa azul y una bata de doctor.

-Buenas tardes, soy Jhosep Greep, el subdirector de este hospital y los guiare a sus habitaciones y a mostrarle las instalaciones.- se presento energético, pero me sonreía directamente.

-Un gusto señor Greep, soy el decano Arthur Writh y ellos son los mejores universitarios. Lo seguimos.- concedió el decano también sonriente.
Eran las nueve de la mañana y el sol estaba tranquilamente radiante y el clima perfecto para muchos, pero al cruzar por la puerta de entrada los vellos de mi nuca se erizaron enviando una corriente que quedo en mi corazón haciéndolo palpitar y obligándome a parar para sostener el aire. El interior era un blanco con gris, las paredes se veían tan monocromáticos que me mareaban, el aire estaba denso, sentía frio y ¿nostalgia?.

Cuando vi a mis compañeros avanzar cerré fuertemente los ojos y recomponerme de manera rápida, a pasos constantes seguí al señor Greep junto a los demás por los pasillos intentado no verlos demasiado y tratar de concentrarme en lo que Greep nos decía.

-….las habitaciones son a prueba de sonidos, pero tenemos monitores en cada uno para monitorearlos, las salas de cine están en la parte sur del edificio y solo se usan los viernes, las habitaciones de sesiones están en la zona norte, ustedes se quedaran en una cabaña a unos pasos de las instalaciones, se darán cuenta que aislamos a los pacientes en este campo abierto luminosos y con amplios espacios en contacto con la naturaleza. Pero hay un limite en las tierras con cercas eléctricas que nos ayudan a mantenerlos en… orden.- doblamos a la izquierda y dimos con una salida abierta que nos llevaba a la cabaña de las que nos hablaba y sin duda era un lugar de extensa naturaleza con arboles grandes y un patio perfectamente podado y regado. El olor era increíblemente fresco.

La cabaña era muy acogedora de esas que encuentras cerca de un lago cristalino, era en verdad hermoso, me detuve para ver los alrededores mientras giraba en mi eje, los arboles, el sol, el viento, el edificio con sus ventanas y paredes acariciadas por la vegetación que se pegaba con ramas verdes.

En una de las ventanas pude ver a alguien sentado dando la espalda e ignorando la increíble vista de los alrededores, solo alcanzaba a ver una corta cabellera rubia.

-Impresionante vista. ¿no creé?.- la voz a mi lado me asusto y di dos pasos lejos para apartarme del que ahora veo es Greep. Vi su rostro con ese brillo que parecía ser parte de su mirada. Con una expresión estoica solo asentí con la cabeza.

Conforme a eso me apresure a entrar a la cabaña, dejando a ese intenso hombre atrás.

Ya adentro el decano nos dijo que podíamos descansar unas horas y que nos instalemos, saldríamos a la cena, mientras tanto el iría por los expedientes de los pacientes a los cuales trataríamos. No pude hablar con nadie y me eche a dormir tratando de no sentir que la situación era familiar para mi.

Cuando desperté eran  las ¡¡Ocho y media pm!!, en que momento dormí ¡Once horas y media!. Mi cuerpo estaba pesado, me dolía la cabeza y estaba sudada, me metí a bañarme quedándome segundos bajo la ducha tratando de relajar mis extremidades.

Minutos después salí y me pare frente al espejo observándome con detenimiento, mi cabello castaño estaba húmedo y con sus ondas más formadas, mi piel morena, mis ojos que cafés se veían rojos y cansados. Suspire y me seque para cambiarme e ir al comedor con los demás. Me puse un buzo deportivo rojo y salí de la cabaña al ver que ya todos se habían ido al comedor.

Pase por el patío, pero en medio camino me quede parada viendo el cielo estrellado sin rastro de la luna. Volví mi vista al frente para volver a caminar, inconscientemente busque la ventana que había visto en la mañana, pero la cortina estaba cerrada. Estuve media hora buscando el dichoso comedor, al llegar vi a todos mis compañeros sentados en una mesa grande y felices bebiendo lo que parecía jugo de naranja y comían macarrones.

Salude a todos y fueron minutos de burla de como había podido dormir tanto y me reí con ellos, hablamos de como serían las sesiones y los pacientes, bebimos y reímos. El decano no estaba y cuando pregunte por el resulta que esta con el directos Arce. Volvimos a la cabaña para seguir hablando y jugar cartas pero sin darnos cuenta nos habíamos quedado dormidos en la sala.

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-Hay que tener cuidado con las dosis, sobre todo con ella.- habló un hombre a otro que tenía la vista de sus ojos avellanas en una de las tantas pantallas en la habitación.

-Mañana llevaras los expedientes, sabes cual darle, tenemos que retenerla y sabemos con quien. Apenas nos deshagamos de los demás, los llamaremos y estarán aquí en dos días máximo y saldremos de este decadente lugar.-dijo un moreno  y ojos cafés llenos de codicia por lo ajeno.

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Al día siguiente despertamos confundidos y con dolores por haber dormido algunos en el suelo y otros en posiciones raras en el sofá, nos dimos cuenta de que era tarde y que empezaríamos la capacitación para ser enfermero y enfermeras. Nos bañamos y alistamos tratando de vestir cómodos, iba con camisa de seda y pantalones claros con botas de tacón negras.
El decano no nos reto por el retraso y solo nos llevo con el enfermero en cabeza para asignarnos a cada una a las zonas y así ayudar por separado, pero con los enfermer@s para delegar. Los horarios eran de siete a doce y luego de una a ocho, solo para nosotr@s por una semana y luego haríamos guardia a nuestros pacientes que se nos asignara. A la hora del almuerzo el decano nos entrego los expedientes de los que serian por tres semanas nuestros pacientes.

Solo por la noche después de cenar pudimos de manera individual empezamos a leer los expedientes.

Grace Mackenzie paciente de 25 años, padece de Trastorno por Estrés Postraumático que empezó dos días después de un intento de asesinato por su padre que la tubo amarrada en el sótano golpeándola, dos meses después fue ingresada de manera voluntaria a sus 21 años, no tolera la cercanía de cualquier persona ni el contacto físico, se mantiene en constante aislamiento después de que otro interno trato de atarla en un árbol creyendo que era parte de la naturaleza. Que sucedió dos años después de su ingreso.

EL doctor James Corther es el encargado de su caso.

Notas de James Corther:

Sus sesiones de meditación son las únicas que aplica para su rehabilitación, es muy difícil tener sesiones por más de diez minutos, después se calla y se cierra totalmente ignorando todo menos su propia existencia. Eh tratado de encontrar entablar una conversación en el campo abierto pero solo responde con palabras cortas y escasas.

Esa fue la última nota del doctor Cother, note la pequeña foto al costado superior de la que parecía ser Grace Mackenzie, era de tez blanca, y ojos azules opacos, el cabello corto rubio con  labios unos labios rosados y por lo visto era delgada y mide 1.78. Que alta y hermosa.

Por lo visto tendría que tener mucha paciencia con esta chica.

EL resto de la noche me quede despierta estudiando y leyendo el expediente de Grace, tratando de buscar una forma de poder generar un interés en ella para que hablara, pero trataría de buscar una reacción de su parte.

A la mañana siguiente todos estábamos desayunando hasta que el decano se nos acerco.

-Muy bien chicos, a partir de las dos de la tarde empezaremos, como ya sabrán los números de la habitaciones de sus respectivos pacientes esta en los expedientes y serán supervisados y delegados por el doctor o doctora de sus pacientes. Ya hemos establecido esto, como será y como tienen que hacer y hablar. Al transcurso del mes estaré en cada sesión de ustedes una tres veces por lo menos y veremos los avances que logren.- nos hablo a todos y después  nos fuimos  con los demás enfermeros hasta las dos de la tarde.

Pase la mañana aseando y medicando a los que padecían de trastorno y ansiedad elevada.

Fue a la una y cincuenta que me encamine al cuarto de Grace Mackenzie, cuando llegue abrí la puerta con la tarjeta que estaba en el expediente, el cuarto era mediano, había una camilla en una esquina con las sabanas tendidas pulcramente, un pequeño escritorio alado con una lámpara blanca redonda, parecía una luna y una cómoda cerca de la puerta donde deje mi bata de doctor, no me sentía cómoda. La encontré sentada en una silla dando la espalda a la ventana y viendo fijamente la pared que tenía en frente donde también estaba una silla, su vista estaba muy concentrada en la pared, por alguna razón no se había dado cuenta que yo estaba ahí.

Me quede parada unos minutos parada, no quería sentarme en su cama o acercarme eh invadir su espacio, minutos más me acerque unos pasos y carraspeé para que me notara.

Fueron sus ojos azules que cayeron en mi los que dejaron estatice por segundos hasta que empezaron a brillar volviéndose de unos claros hermosos. Sus cejas se fruncieron mínimamente unos segundos hasta que sonrió con los labios cerrados. Sus acciones me dejaron atónita y confundida hasta que reaccione y hable.

-¿Puedo?.- pregunte apuntando la silla vacía que tenia en frente.

Ella solo asintió lentamente aun con su vista en mi la cual me hacia sentirme ansiosa pero tenía que tener el rostro neutro y controlar mis reacciones como tanto me lo ah dicho el decano.

-Mi nombre es Daniela Ramos, estaremos hablando por un mes máximo, seré tu terapeuta temporal.- hable tratando de no extender y que me hablara. Pero solo me veía callada y con brillo nostálgico.

-Dani..- su voz era ronca como si recién la estuviera usando.

-Daniela, pero bueno,¿ te importaría responder una pregunta?.- hable cruzando mis piernas y caí en cuenta como vestía, estaba con un pantalón negro, una camisa guinda, botas negras y cabello suelto, no recuerdo siquiera haberlo pensado. Ella volvió a asentir lentamente.- ¿No te gustaría voltear tu silla y contemplara la vista del bosque?.- apunte a sus espaldas.

Ella solo se volteo por unos segundos y cerro las cortinas dejándonos sin la luz natural.

-Gracias, no me había dado cuenta, últimamente lo eh estado olvidando.- dijo Grace bajando la vista.

-¿Olvidando que?.- inquirí buscando su mirada.

-Cerrar las costinas, me molesta la falsa libertad que profetizan al darnos ventanas.- puse mi vista en mi muñeca  y vi en mi reloj que habían pasado seis minutos.

-¿Me dirías tu nombre?.- pregunte tratando de que hablara algo de ella.

-¿No estaba en el expediente?.- inquirió. Sonreí asintiendo.

-Si está Grace, te importaría contarme ¿Cómo vas con tu meditación?.- levantó la cabeza y me miró arqueando una ceja.- Estaba en tu expediente.- conté.

-Te estas quedando más tiempo del que acostumbras.- hablo más para si misma que como reclamo para mi.

-¿Cuánto acostumbra quedarse el doctor Corther?.-

-Diez minutos, a veces más cuando estoy de buen humor.- explico con el ceño fruncido y con el brillo en sus ojos azules apagándose.

-¿Hoy estas de buen humor?.- pregunte tratándola de entender. Pero su actitud me era ¿familiar?.

-Te estas quedando más que lo usual así que… sí.- ladeo la cabeza y apoyo sus brazos en sus muslos e inclinándose

-¿Te importaría decirme cuando meditas?. No aparece eso en tu expediente.-estaban siendo los minutos más largos de mi vida.

-¿Para qué?.-

-Quisiera meditar contigo.- cruce mis brazos sin a partir la vista de sus ojos, no podía dejar de verlos, se veían expresivos.

-¿Porqué?.-

-Debes haber empezado hace tiempo y nunca eh intentado la meditación y me gustaría que si lo hago sea con alguien que sepa como.- deje mi expresión neutra para mostrar mi genuino interés.

-¿Cuántos años tienes?.- pregunto de la nada.

-Mm pues 23.-respondí moviéndome en la silla, ¿como puede ella aguantar? son muy incomodas.

-Eres joven para estar aquí, ¿no crees?.-

-De echo aún estoy en la universidad, pero esto es como una pasantía. Solo  será un mes y luego volveré a irme.- apenas exprese esas últimas palabras cuando se paró de golpe y tiro la silla empezando a caminar de un lado a otro mientras negaba con la cabeza.

Fue rápido el cambio de humor que manifestó, no se mostraba agresiva pero sí nerviosa, inquita y estresada. Me levante con calma tratando de no exaltarla más de lo que estaba, me acerque con mis manos ligeramente extendidas al frente.

-¿Grace?.- intente tener su atención.

-No, no, no…. Vete, ya fue suficiente, te estas pasando del tiempo… no quiero aferrarme al algo que no….- de la nada entraron dos enfermeros y el doctor Corther.

Agarraron a Grace inyectándole lo que parece ser un sedante en una gran dosis de sedante, yo solo me quede parada contemplando todo por segundos hasta que mi subconsciente actuó caminando hacia el enfermero que la inyectaba torciéndole el brazo y golpeándole en la cara, vi la jeringa caer al suelo rompiéndose, antes de que pudiera sostener a una sedada Grace sentí un dolor agudo en el cuello y sentí mis pestañas pesadas y caí en un sueño como última imagen un par de zafiros opacos.

Pov Grace

-Date vuelta.- me habló rogando con diversión en su voz.

Estábamos ambas en mi habitación paradas frente a la única ventana que había, ella contemplando el paisaje verdoso y natural, mientras yo le daba la espalda viendo la pared blanca que tenía en frente.

-Ya hemos hablado esto antes, prefiero la pared.- hable aún viendo la pared jugando con la pelota de tenis en la mano.

-Lo se, pero esta vista es tan… Dios.- dijo suspirando, sonreí escuchándola. Ella creía en su libertad.

Segundos después la sentí sentarse en mi regazo a horcajadas, solté la pelota y la tome de la cintura pegándola más a mi viendo sus ojos y el brillo que me contagiaba. Ambas no sonreíamos.

Sus manos acariciaban mis hombros y su frente se pegaba a la mía, y mi cuerpo solo alcanzaba a reaccionar por su tacto, por su acercamiento, por su cariño, por ella.

Su cuerpo sobre el mío me hacia temblar, su tacto me derretía y su cariño era lo único que me mantenía cuerda. Desde que llegue y la conocí pensé fue su locura peculiar lo que me cautivo, ella era feliz, risueña, llena de vida y a la espera de lo que más anhelaba; su libertad.

Fueron sus labios los que me sacaron de mis pensamientos metiéndome en otros donde solo existía el éxtasis al que esta mujer me llevaba.

Yo acostumbraba a besarla con calma, tomando sus labios con lentitud  disfrutando de ellos, midiéndolos y volviendo a ellos, sintiendo su lengua invadir mi cavidad, sus manos acariciar mi nuca, mis manos meterse por la camisa blanca tocando su suave y caliente piel, los suspiros que terminaban en la boca de la otra. Lo que me encantaba de nuestros besos era que éramos sordas con nuestros pulmones cuando gritaban por aire, tratábamos de estar y disfrutar mas de los labios de la otra consiguiendo así que duren minutos muy extendidos.

Fue cuando sus caderas se impulsaban para más contacto, fue cuando mis manos en su cadera la incitaban en su movimiento, fueron sus manos abriendo mi camisa colándose en mi piel lo que nos obligo a separarnos.

-Cariño… no tenemos tiempo..- hable jadeando fuertemente recibiendo aire y viendo mi camisa ya fuera de su función en mi cuerpo.

-Dudas de tus habilidades cariño.- hablo también jadeando y con burla. Reto aceptado.

Sintiendo sus besos en mi cuello saque con prisa su camisa que acompaño a la mía en el suelo, arañe lentamente su espalda al sentir sus dientes morder suavemente mi pulso. La tome de los muslos firmemente elevándola buscando conectar con sus labios. La pasión que desbordaban nuestros besos y tactos no pedía rapidez para amenizar el calor y necesidad de nuestros centros. Fue cuando la pose sobre la cama mediana y mis labios bajaron a las curvaturas de sus cincelados pechos que la puerta sonó en dos golpes que resonaron en mi cabeza.

El tiempo había acabado.

Escuche el suspiro de frustración y decepción que soltaba y acompañaba al mío, esto pasaba mucho últimamente, apoye mi frente en el valle de sus pechos tratando de que mi cuerpo volviera a la normalidad. Su pecho subía y bajaba tratando de respirar.

-Tu rostro enterrado en mis pechos no ayudan cariño.- hablo tratando de levantarse.

Reí por la desesperación en su voz. Me levante apoyando mis manos en ambos lados en su cabeza, si hubiera algo más bello que lo que tengo frente a mis ojos estoy segura que Dios no tendría opciones.

Antes de que pudiéramos decirnos algo alguien conocido por ambas entro retándonos con la mirada.

-Ya es hora chicas.-hablo con seriedad.

Me levante y nos pusimos las camisas le di un último beso y se fue. Se estaba acabando el tiempo.

En alguna parte del hospital

-Tenemos que hacer algo.- hablo un hombre alterado viendo por los monitores a una morena exaltada despertando y gritando el nombre de una mujer. Sus ojos avellanas estaba llenos de miedo.

-Ella no recuerda nada es imposible que lo haya hecho en solo días.-

-Pruébalo.

-Lo haré y será hoy pero tu me ayudaras.

Pero que equivocados estaban.

Pov Dani

-¡Grace!.- desperté exaltada y sentí como mi cuerpo estaba húmedo el sudor que escurría por mi frente y las imágenes que me golpeaban me dejaban aturdida cuando mire a mi alrededor me di cuenta que estaba en la cabaña. Me di una ducha larga y cuando baje me dijeron que me habían encontrado desmayada en el pasillo y que me habían traído por que no despertaba.

No dije nada y me cambie para ir con los demás enfermeros.

La mayoría del día el decano nos dijo que solo haríamos guardia y de enfermeros y otros ordenando papeleo. A las ocho el decano nos mandó a todos a la sala once donde el nos mostraría a un paciente agresivo y otros que solo divagaban y así sucesivamente el estado de otros pacientes.

Toda la tarde me la pase en papeleo leyendo y trabajando mil por segundo, ni siquiera yo se como lo hice pero lo logré.

Pero al entrar a la sala once la ví.

Grace.

Estaba esposada en una silla con dos enfermeros en ambos lados y con Corther frente a ella, tenía la cabeza agachada y se veía pálida pero su pecho subía y bajaba con violencia se veía muy exaltada. A través del vidrio que nos separaba podía ver mi impotencia y su rendición. Tenía que hacer algo y lo estaba haciendo solo espero que ella lo entienda.

El decano entro y empezó a hablar pero no captaba nada, solo podía verla ahí rindiéndose.
Sentí un ardor en las palmas de mis manos, la sangre en mis venas corriendo. Pero mi rostro estaba neutro es algo que aprendí muy bien en los años en la universidad y en estos momentos lo necesitaba. Vi como Grace empezaba a moverse, agitaba su cabeza, cada vez estaba mas alterada y trataba de liberarse de las esposas hasta que sorprendentemente lo logró, golpeó en la cara al enfermero y lo tomo del brazo doblándoselo y le pateo en el estomago al otro enfermero y fue cuando Corther la tomo del cuello y le inyecto.

No pardee ni un solo segundo, no me moví, no hice nada y eso era la correcto en esos momentos. La vi caer en los brazos del hombre al que en mi primera oportunidad le rompería la cara.

Eran las tres de la mañana y me levante viendo el cuarto vacío, me empecé a rascar los brazos y los hombros, me saque la camisa y me levante caminando a la esquina donde estaba el armario y busque un suéter para ponerme, levante la vista un poco y lo vi.
La cámara de seguridad estaba muy bien escondida, así que de manera rápida tome el láser rojo pequeño y apunte el lente directamente por segundos. Rápidamente salí por la ventana cayendo en el césped, corrí en dirección al bosque y me encamine rodeando el campo abierto que dividía a la cabaña del edificio. Me sacudí los pies descalzos y me puse las medias que había tomado antes y me adentre por el pasillo abierto, caminando con cuidado en los puntos muertos.

115. 116.117….¡118!.

Burle la cerradura y entre a la habitación viendo a la rubia dormir, estaba tal y como la recordaba. Me acerque a la camilla moviendo su hombro para despertarla.

-Despierta.- pedía susurrando.

La vi despertarse y saltar de la cama. Se veía desorientada y cansada sus ojos estaban rojos, me veía fijamente tratando de saber si era real o no.

-Escúchame volví, no tenemos mucho tiempo tienes que prestar atención a todo lo que te diga. Te sacare de aquí y a ella no las abandonare, no otra vez.- hable despacio y acercándome lentamente.

La ví asentir con la cabeza y luego sus brazos me rodearon fuertemente.

-Volví wera.-

Pov Grace

Si mi cuerpo no estuviera acostumbrado a estar sedado la mayoría del tiempo, estaría tratando de entender porque ya no me siento en la realidad, mi cuerpo ya era parte de las sabanas, mis extremidades ya no estaban en mi cuerpo o al menos así lo sentía, mis ojos ya acostumbrados a las paredes blancas me ardían, mis pulsaciones apenas y las sentía y mis ganas de seguir despierta ya eran escasas pero si cerraba los ojos la veía y me negaba a seguir creyendo en ilusiones. Tres años y nueve meses lo eh hecho y me rendí.

Si no dormir es no ver ilusiones entonces mis parpados ya no bajarían.

Pasaron tres días en los que pude volver a sentir mi cuerpo pero lo sentía cada vez mas cansado, estaba sentada en mi acostumbrada silla y en la misma posición de siempre, la pared blanca estaba oscura.

¿Era de noche?. ¿Hace cuanto no hacia meditación?.

Estuve así por horas hasta que oí sonidos en mi puerta y segundos después se abrió apareciendo una figura muy conocida para mi y no pude aguantarme a lanzarme a sus brazos aferrándome con desesperación sintiendo mis lagrimas caer, mis mejillas sin duda las extrañaban, no lloraba desde hace años.

-Volviste.

-Claro que volví rubia.- sonreí como hace meses no lo hacia.

-Yo también te extrañe rubia.- hable separándome de sus brazos, la veía con mas energías y con los ojos mas claros que nunca.

-Necesitamos hablar Grace.- me aleje cuando la escuche decir mi nombre, era mucho de lo que no la oía decírmelo y supe que nuestra conversación sería seria.

-¿Pasa algo?.- pregunte volviendo a mi silla y ella se quedo parada frente a mi.

-Se que las cosas han estado mas difíciles que de costumbre, pero necesito que me respondas con la verdad Grace, no te juzgare ni atacare con interrogantes, solo necesito una respuesta clara. ¿Bien?.- me dijo Sarah con lentitud como si estuviera cuidando sus palabras.

Solo asentí con la cabeza confundida.

-¿La has visto últimamente más tiempo de lo normal?.- tanto ella como yo sabia de quien hablaba y si fuera otra persona lo hubiera corrido de mi cuarto, pero era Sarah, lo más cercano a una madre que tengo aunque ella se moleste cada vez que se lo de diga. Ella se empeñaba en que aún era joven.

-¿Por qué me preguntas eso ahora?.- inquirí desviando mi vista a mis manos

-Rubia, solo responde.- pidió.

-Hace día, creo.- respondí tangente.

-¿Cómo pasó?.- se arrodillo y tomo mis manos entre las suyas, ella sabia que este tema siempre era muy delicado para mi, no importa el tiempo que pasaba.

-Lo de siempre, ella entra habla y minutos después lo veo a el, me altero empiezo a gritar y bueno es cuando sacan la jeringa.- conté con neutralidad, recordando con hostilidad al doctor Carther.

-¿Fue lo mismo hace unos días?.- apreté sus manos y asentí.

-Ella se quedo más tiempo y su tono era… distinto a lo usual.. su ojos se veían tan claros y reales y ella se veía más madura. Toda ella se veía tan…- no quería decirlo, tenía que soltarla.

-¿Real?.- completó Sarah.

-No puedo seguir así Sarah, no aferrándome a algo que no volverá, a algo que solo fue real de mi parte, no puedo aferrarme a una cariño que solo existía de mi hacia ella.- hable con enojo al recordar su abandono.

-Ella te quiso rubia, lo sabes. Jamás puse en duda el amor que se tenían.- puntualizó firmemente, ella siempre fue nuestra cómplice, ella nos ayudo a tener nuestros momentos. Siempre fue Sarah la que nos ayudaba para vernos.

-¿Entonces por que se fue?.- aún dolía en mi voz se notaba.

-No soy la indicada para contártelo.- hablo soltando mis manos y parándose yo la vi confundida hasta que vi su mirada fija a mis espaldas.

Volteé por primera ves interesada en la vista a mis espaldas.

-Yo jamás te abandone Grace.-

Era ella. Estaba aquí. ¿Verdad?.

Voltee a ver a Sarah tratando de averiguar si ella era un espejismo. Pero ella solo asintió para después caminar a la puerta y pararse en el umbral.

-Ya saben, dos golpes y nos vamos.- y salió dejándome sola con toda la ira, frustración y…. felicidad.

-¿Eras tú?.- pregunte aún viendo la puerta ahora cerrada.

-Si te refieres a lo de hace días… sí era yo.- hablo susurrando sentándose en el borde de la ventana.
Y fue cuando la noté, estaba hermosa con esos shorts celestes, blusa blanca de tirante, con zapatillas blancas y su camisa beige que le llegaba a los muslos. Su cabello atado en un descuidado zorongo. Sin duda hermosa.

-¿Por qué actuaste como si no me conocieras?.- pregunte tangente, dolía saber que su actitud ífue real, como si fuera la primera ves que nos habláramos, como si no conociera mis labios tanto como yo conocía los suyos, como si no hubiéramos hecho el amor.

-Porque no te conocía, al menos no en su totalidad.- dijo bajándose de la ventana y acercándose. Retrocedí dos pasos por instinto.

-Esto es lo pasara. Hablaras y dirás todo lo que tienes que decir y luego te iras.- hable duramente sin poner atención a sus palabras.

-¿De verdad quieres que me valla?.- sonaba herida pero yo eh estado herida y rota por años.

-No se te será difícil ya lo hiciste.- me senté en la silla que estaba pegada a la pared.

-Bien, será como tu quieras, el día que me fui no fue con la intención de abandonarte.

Pov Dani

Tres años y nueve meses atrás.

Estaba en la oficina de Enrique Arce, sentada frente a su escritorio, me había llamado para hablar sobre mi internación. Minutos después entro junto a Corther al cual mate con la mirada mil y un veces. Arce se sentó a lado de mi y Corther se quedo parado a un lado de la puerta.

-Daniela te mandamos llamar porque tu rehabilitación esta completada, tu abuelo llegara por ti en unos días, así que despídete que tu estoy seguro que saldrás de aquí y podrás estar en publico sin sufrir un colapso nervioso.- hablo feliz y risueño.

Enrique Arce era un hombre que amaba su profesión, ayudaba a todo aquel que pudiera, pero para su desgracia estaba encerrado en este infierno, al igual que su sobrino. La mujer que amo.

-Yo no opino lo mismo, creo que deberías quedarte una temporada mas.-hablo Corther morando duramente a Arce.

Yo no podía procesar la idea de que era libre, de que podría estar fuera de estos muros, estaba a dos milésimas de gritar de felicidad pero fue cuando noté que ella no estaría de mi mano al cruzar los muros. Me quede parada y callada sin saber que hacer o decir, esto era lo que quería lo que siempre quise y lo sigue siendo pero todo con ella a mi lado.

-Corther podrías traer el expediente de Daniela.- pidió-ordeno apuntando la puerta.

El salió y Arce se acerco a mi de manera rápida, tomándome de los hombros y alejándome de la puerta y me comenzó a hablar en susurros.

-Escúchame muy atentamente Daniela, te iras, de echo te tenias que ir hace dos años, pero Corther se entero que eres la única nieta y heredera de Oscar Ramos Galarza, te tienes que ir ahora, tu abuelo acaba de fallecer. Corther te ah estado haciendo firmar permisos para nuevos tratamientos pero lo que son en realidad son papeles que lo convierten en tu tutor legal y propietario de toda tu herencia hasta que el no presente un documento donde se estipule que tu estas en tus cinco sentidos para reclamar tu herencia.- Arce me hablaba de manera rápida y luego camino a tras de su escritorio de donde saco una mochila y un sobre grueso y se acerco a la ventana a un lado de su escritorio y la abrió.- Te iras ahora, iras hasta el pueblo y aquí tienes suficiente dinero para llegar a la casa de tu abuelo, yo te daré un papel que acredite que estas recuperada y firmado. Lo único que tienes que hacer ahora es correr.- metió los papeles en la mochila y el sobre en  el bolsillo de mi pantalón.

YO solo estaba parada tratando de procesar todo lo que Arce me estaba dando.

Pero mi resumen final era sencillo.

Yo no me iría sin ella.

-No puedo, no lo aré.- hablé alejándome de la ventana, jamás había odiado tanto la idea de ser libre.

El me mira entre enojado y sorprendido.

-Daniela si te quedas ahora aquí, jamás saldrás, Corther se encargara de eso y yo ya no podre ayudarte te mantendrá drogada la mayor parte del día hasta que ya no quede nada de ti.-

-Usted es el director de este Centro, ¿Por qué no hace algo contra el?.- pregunte intrigada.

-Porque el tiene, a lo único que puedo llamar familia, en sus manos.- hablo devastado.

C-Entonces entandara que yo no puedo irme sin ella.- hable firme.

Fue cuando le conté lo mío con Grace y como Sarah nos ayudaba a encontrarnos ya que  al ser una militar retirada que fue ingresada por TEP, sus planes eran muy buenos y decía que nos consideraba como sus hijas, aunque a veces actuaba como una hermana mayor.

Al terminar el se quedo callado y con la mirada perdida.

-Yo are que ambas salgan, pero tu tienes que irte, esa será la única forma en la yo pueda ayudarlas.- creía en la palabra de este hombre, a pesar de todo se esta arriesgando por ayudarme. Antes de responderle llevo su vista a su computadora donde vimos a Corther regresando.

Arce me tomo del brazo y me saco por la ventana y luego tiro la mochila, empecé a correr por el bosque y cuando llegue al muro trepe con dificultad, mi corazón martillaba, mi sangre corría, la adrenalina me ayudo a trepar el muro pero cuando estuve sobre este y mire al edificio pude ver la ventana de Grace donde estaba siendo sujetada por enfermeros. Trate de volver pero perdí el equilibrio y caí de espaldas afuera del muro y lo último que sentí, fue un agudo golpe en la cabeza.

Dos meses después desperté en un hospital donde me dijeron que tenia falta de memoria temporal y que solo sabían mi nombre que estaba en el sobre de mi pantalón, tiempo des pues me dieron el alta y empecé desde cero trabajando y estudiando en la Universidad y todo me llevo al principio. Ella.

Actualidad

Grace solo se quedo parada viéndome con lagrimas corriendo por su rostro.

-Arce es mi tío.- hablo de la nada.

-¿Q-que? –

-Cuando tu te fuiste el hablo con migo, me dijo que tu te habías ido, que me habías abandonado, después de eso caí, ya no hacia o decía nada, no me sedaron en mas de dos meses, porque vivía moribunda y cada noche mi tío me hablaba de lo mal que estaba de mi enfermedad de mis pensamientos, de como amar a una mujer era enfermo. Yo tendría que haber salido unos meses después de que fuiste porque estaba avanzado muy rápido en mi contacto con los demás, era más sociable pero Arce le dijo  Corther que yo tenia otra enfermedad y me impusieron descargas eléctricas castigos constantes para que pensara en otra cosa que no fuera que te amo. Con el tiempo deje de hablar hasta solo lo necesario y encontré la meditación que fue lo único que me salvo.- no escuchaba ira en su voz, ni rencor su tono era neutro como si todo por lo que paso no hubiera sucedido.

-¿Por qué no escapaste o Sarah?.- ambas llorábamos en susurros contenidos, esto era difícil Para amabas.

-Yo supongo….. que te esperaba. Que entrarías por la puerta o por la ventana a decirme que volteara a ver el hermoso paisaje. Te esperaba.- me acerque a tomarla de la cintura para que me viera directamente.

 (Grace y Dani)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora