Nieve

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Las vacaciones de diciembre habían llegado rápido, finalmente Kira había tenido un descanso tanto de la escuela como del trabajo.
Iwaizumi y ella habían comenzado una extraña costumbre en la que él podía entrar al departamento de Kira las veces que quisiera.
Normalmente esto sucedía por las mañanas, Hajime salía a correr temprano, incluso con el clima cada vez más frío a punto de nevar, y regresaba directamente al departamento de Kira; era entonces que ella se levantaba cuando escuchaba el agua de la regadera correr y pocos minutos después él salía cambiado y preparaba algo de comer para ambos.
También fue así como varias cosas de Iwaizumi iban quedándose en el departamento de Kira, su madre ya no preguntaba nada cuando desaparecía; las veces que lo había regañado solo empeoraba la situación no regresando por dos días, por lo que se había rendido.
Aquel día Kira se había despertado un poco más temprano de lo común, Iwaizumi iba saliendo del cuarto de baño con el torso desnudo.
— Buenos días – dijo él sonriendo.
— Idiota... Vístete, te vas a enfermar –
lo regañó mientras le aventaba una de sus playeras.
— No me digas que te puso nerviosa verme así – se burló él al ver el rubor en sus mejillas.
— ¡Ja! Ya quieras – dijo ella aún sonrojada.
— No seas tonta, así me conociste – dijo él recordando ese día en la playa.
— Era totalmente diferente... No estábamos en esta situación... – se quejó ella.
Iwaizumi se había puesto la playera en el hombro sin intención de ponérsela y se acercó a ella de manera provocativa.
— ¿Cuál situación? – preguntó una vez frente a Kira.
Ella se encontraba aún sentada en la cama, automáticamente levantó la mano para impedir que Iwaizumi se acercara más. Sin embargo, su mano había terminado en el abdomen de aquel chico.
Se quedó así unos minutos sonrojada y quitó la mano rápidamente.
— Eres un idiota... – dijo ella parándose e intentando irse a otro lado, pero Iwaizumi la detuvo.
Terminó de acercase a ella y la besó, había un poco de lujuria dentro de aquel beso; Hajime acomodó los brazos de Kira para que terminaran al rededor de su cuello y la tomó de la cintura de tal forma en la que terminaran muy cerca uno del otro.
Después de terminar el beso Iwaizumi sonrió de forma traviesa, Kira intentó no verlo a los ojos.
— Ponte la playera – insistió fingiendo enojo.
Hajime rió e hizo lo que ella le había pedido. Comenzó a preparar algo para desayunar y Kira lo ayudó a acomodar varias cosas.
— Si no mal recuerdo, hoy abrirán la pista de hielo ¿vamos? – preguntó Hajime mientras terminaba de cocinar.
— ¿Hoy? Pero si ni siquiera ha comenzado a nevar... – dijo ella confundida.
— Kira... ¿Hace cuanto que no sales del departamento? – preguntó él un poco preocupado.
— No lo sé... –
— Hace tres días que comenzó a nevar, definitivamente saldremos hoy – confirmó Hajime.
— No debo salir cuando está nevando – contestó automáticamente ella.
Iwaizumi sonrió, a veces Kira decía aquellas cosas inconcientemente pensando que sería castigada si hacía todo lo que anteriormente tenía prohibido.
— Ya puedes hacer lo que quieras – le recordó él
— Pero no sé patinar – insistió ella.
— No importa, nunca es mal momento para aprender –
Iwaizumi le pasó su plato para que comenzara a comer.
— Pero... – comenzó a decir Kira pero Iwaizumi la interrumpió con un beso en la mejilla.
— Come, anda –
Después de aquello Kira se metió a bañar, se cambió para estar bien abrigada y salió junto a su novio.
La sensación de la nieve era extraño, nunca antes la había sentido a pesar de vivir en un lugar que cada año nevaba.
Caminaba despacio, jugando con la nieve en sus pies, haciendo formas, brincando, dejando sus huellas. Iwaizumi la veía, cada vez que hacía ese tipo de cosas parecía una niña pequeña y le daba mucha ternura; agarró un poco de nieve y se la aventó a la cabeza.
La cara de Kira fue de indignación, pero no dudó en agarrar también un poco haciendo un intento pésimo de una bola y se la aventó.
Jugaron un poco en lo que caminaban hasta que decidieron seguir nada más paseando agarrados de la mano.
Llegaron justo a la apertura de la pista de hielo, Kira se había quedado en la orilla con miedo a caerse mientras veía como Hajime patinaba  con gracia.
Él se acercó a Kira y le extendió las manos.
— Ven, sal de ahí – dijo.
Kira tomó sus manos con duda.
— ¿Y si me caigo? – preguntó temerosa.
— No tiene nada de malo, estás aprendiendo –
Fue entonces que con más convicción comenzó a avanzar con ayuda de aquel chico.
Era la primera vez que hacía algo nuevo sin pensar que debía salirle perfecto a la primera y que no recibía un regaño si se equivocaba. Se resbaló un par de veces sin llegar a caerse y lo que recibió a cambio fueron un par de risas de parte de su novio, Kira también rió.
Después de un par de horas decidieron salir, ya era un poco noche por lo que comenzaron a prender las luces que decoraban el lugar.
— ¡Tómate una foto conmigo! – pidió Kira emocionada.
Iwaizumi solo asintió y ella sacó su celular para tomar la foto, sin embargo olvidó la foto que tenía de fondo de bloqueo.
— ¡¿Uh?! ¿Cuando me sacaste esa foto? – gritó Iwaizumi viendo su foto dormido con un par de lentes en forma de corazón.
Kira rió.
— El día del viaje, te quedaste dormido de ida y me aburrí un poco – explicó ella.
— Con más razón nos tomamos una foto y la cambias – ordenó él.
Kira asintió y abrió la cámara del celular.
Kira sonrió para la foto y Hajime se esperó hasta el último momento para darle un beso en la mejilla.
Después de la foto ella se había quedado un poco sorprendida.
— Kashima Kira, te amo – dijo él.
Kira aumentó su sorpresa y balbuceó un poco intentando encontrar las palabras.
— Ammmm.. eh... Yo... Yo a tí – contestó finalmente.
Iwaizumi le dió un pequeño golpe en la cabeza.
— ¿Tan difícil fue decirlo, tonta? – se quejó él.
— ¡Oye! Es la primera vez que me lo dicen, no sé cómo reaccionar – se excusó ella.
Iwaizumi la tomó de la mano y se dirigieron a casa, aquel día decidió quedarse a dormir con ella.
A pesar de que Kira le acomodó el futón, ese día Hajime hizo caso omiso de él y le dijo que le hiciera un espacio.
Dudó un poco pero finalmente hizo un hueco para que su novio cupiera a su lado. La acomodó de tal forma que quedara encima de él para que ninguno de los dos se cayera.
Estar sobre su pecho era bastante cómodo, para ella estar a su lado era como si le quitara la mayor parte de sus preocupaciones y miedos.
Lo abrazó con fuerza y se quedó dormida inmediatamente, lo último que sintió fue un beso en la frente.

It's not like I like you !  ~ Finalizada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora