Capítulo 33

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Oriana Marzolla.

El bolso de Linda estaba un poco cerca del mío- Qué asco - cogí mi bolso, más o menos a un metro y medio hay otra. Yo me llevé sus cosas para allá. Puse mi toalla en la arena. Él también puso su toalla y empezó a tiritar del frío.

De alguna forma tengo que protegerme un poco del frío de alguna forma. Comencé a buscar ramas en la playa, encontré varias. Me acerqué a donde tengo mis cosas. Ahí empecé a poner las ramitas en la arena.

- ¿Qué haces? - dijo Abraham.

- Espera - cuando los acomodé enterrándolos en la arena delante de la palma. En mi bolso saqué otra toalla que traje. Amarré sus extremos a las ramas. Quedó como una especie de techo. Quedó muy guay, al no menos no pasaré tanto frío en la noche.

- ¿Éso qué es? - me preguntó Abraham.

- Mi habitación por hoy.

- Vale - se tío- ¿Puedo dormir ahí? Estoy cansado.

- Está bien - él se recostó. No le da luz por el techo que hice. El sueño también me está matando, así que también me metí ahí y me recosté, dándole la espalda a Abraham. Una mano la pasó por la silueta de mi cuerpo, para dejarla posicionada en mi trasero y apretarlo. Desde atrás empezó a dar besos en mi cuello. Haciéndome estremecer y erizar completamente mi piel.

- Todo lo que tienes es mío- dijo susurrando en mi oído- tus labios, tú piel, todo tu es mía - hice una sonrisa, pero al estar de espaldas a él no puede verme. Me estaba hablando al oído, escuchándolo me quedé dormida.

Al rato abrí los ojos, me levanté de ahí. Y abrazándome a mi misma por el frío empecé a mirar el mar. André se acercó a mi, no joder, ahora no.

- ¿Qué te dijo ese tío?

- Nada André, ¿Qué te pasa?

- ¿Son novios?

- No.

- ¿Entonces por qué se siente con autoridad sobre ti? - sentí la presencia de alguien detrás de mí. Me volteé, es Abraham. Mierda, ¿Por qué se tuvo que despertar ahora?

- ¿Tú sigues? - dijo acercándose a nosotros y mirando a André mal, si las miradas mataran, ya él estaría sepultado.

- Eso me pregunto yo, déjala en paz.

- Oh, el feito se reveló ante la autoridad - se acercó más a él.

- Crees que me intimidas, pero yo a ti no te tengo miedo. ¡Quiero que la dejes tranquila!

- André ya - miré a Abraham- paren.

- Suenas como un psicópata enamorado.

- No trates de insultarme, hagas lo que hagas soy mejor para ella que tú - y eso fué suficiente para que Abraham le lanzara un golpe con el puño cerrado en la cara. Lanzándolo al suelo. André cayó encima de la cabañita pequeña que hice para dormir, destruyéndola completa. Abraham se subió encima de él a darle golpes en el estómago y la cara.

- ¡Joder, paren! - grité. Todos fueron. Ibrahim corriendo separó a Abraham.

- Ven si tienes huevos- le gritó André.

- No me retes hijo de puta, que te rompo la cara todavía más.

- ¿Pueden parar? - grité- ¡No estoy pintada, no soy una puta muñeca, ni un trofeo que irá a abrazar al que gane, irse bien a la mierda los dos! - los miré a ambos- ¡Los dos! - repetí entre gritos. Me fuí, empecé a recoger las ramas que había puesto. Están rotas. Las lancé. Karla y Gonzalo fueron a dónde yo estaba.

- ¿Qué fué lo que pasó? - preguntó Karla.

- André pensó que Abraham y yo somos algo y empezó a decir que no es bueno para mí, y que él es mejor, y entonces Abraham le cayó a hostias.

- ¿Y tú tienes algo con Abraham? - me preguntó Gonzalo.

- Sólo follamos.

- No le digas a nadie - le dijo Karla a él.

- Nunca - confió en que se quedará callado. Aunque eso no importa mucho. Todos los que vinieron se dieron cuenta.

Follar y no Fallar © [EDITANDO✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora