Capítulo 54

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Oriana Marzolla.

Abraham no dijo nada, está callado, con el ceño fruncido y noto rabia y dolor en su mirada, se puso de pié. Salió de la habitación, rápido me levanté y fui detrás de él. Marco estaba caminando con el director, Abraham fué a dónde estaba él, lo cogió de la camisa y le dió un puñetazo en la cara haciendo que él cayese al suelo. Se le subió encima y empezó a golpearlo.

- Abraham por favor - dije mientras lloraba. Los chicos llegaron y comenzaron a desapartar a Abraham. Karla me cogió de la mano.

- ¿Qué pasa aquí? - le gritó el director a Abraham.

- ¡Este hombre es un pedófilo abusador! - le gritó mirando a Marco a los ojos.

- ¡No permitiré estas actitudes con personas mayores que ustedes! Abraham, a la dirección - dijo el director estresado. No queria ésto, no quería generarle problemas a Abraham. Lo miré. Se soltó del agarre de Ibrahim y fué a la dirección. Miré a Marco con odio, él sólo se limpió la sangre que estaba corriendo por su nariz y soltó una pequeña sonrisa. Fuí a la dirección seguida por Karla y los chicos. El director también fué. Antes de que dijese nada cogí el rostro de Abraham con mis manos.

- Cálmate por favor, por mí - él no dijo nada.

El director habló - ¿Me puedes decir qué te pasa? Eres el mejor alumno de esta universidad, el jefe de la fraternidad, ¿Por qué te lías a golpes con Marco?

- Averígüelo usted, usted a sido el que contrató a alguien sin saber quién es.

- No entraré en debates, sólo que no vuelva a suceder Abraham - Abraham salió de la dirección. Miré al director. Luego salí también, yo abrí la puerta.

- Vamos a la enfermería, se te pudo afectar más los nudillos.

- Me da igual - me senté a su lado - Cada que lo vea lo voy a golpear.

- Abraham no, te pueden expulsar, por favor hazlo por mí.

- Oriana, te hizo daño, y con alguien así no puedo lidiar - suspiré, me acerqué a él.

- Por favor, no quiero que te expulsen de la universidad.

- Trataré, pero no te prometo nada - me acerqué a su boca. Lo besé. Él me lo siguió.

- Vamos a la enfermería.

- Está bien - nos levantamos de la cama. Los dos salimos de la habitación y fuimos hacia allá.

- Chicos - dijo el doctor- ¿Qué los trae para acá?

- Para que revises mis nudillos - el doctor asintió, le quitó las vendas de las manos. Los tiene un poco rojos e hinchados.

- ¿Peleaste? - preguntó el doctor. Abraham asintió - te dije que no podías hacer nada de eso, tus nudillos están mal. Te voy a recetar un antiinflamatorio, pero no puedes volver a pelear, si sigues así tus nudillos se pueden romper.

- Está bien. - dijo él. El doctor nos dió las pastillas en una tableta. Nosotros salimos de la enfermería y fuimos hacia la habitación de Abraham.

En el camino recé porque no nos encontráramos con Marco, y por suerte no. Al llegar a la habitación de Abraham, cerré la puerta.

Lo miré - Te podías haber roto los nudillos.

- Pero no pasó.

- No puedes volver a pelear.

- Oriana ya no voy a discutir más eso - no dije nada.

Al otro día.

Dormí con Abraham en su habitación. Cuando salí del baño fuí a mi habitación y me cambié. Sonó la campana de inicio de clases. Karla y yo fuimos al salón.

Fué un día largo de clases. No presté nada de atención. Mi mente está en otras cosas. No puedo creer que ese hombre haya regresado, me quiere joder la vida otra vez. Lo sé. Lo tengo claro. Ojalá podríamos cambiar en la vida todos los errores que cometemos.

Ojalá.

Siento que mi cerebro no puede procesar nada ahora mismo. Quiero gritar, salir corriendo.

No quiero que Abraham esté en problemas. No quiero.

Y menos por mi culpa.

Cuando acabaron las clases, que nunca entendí ni presté atención, salimos del salón. Al salir, ví a Marco en los pasillos, ahora es guardia, va a estar por todos lados.

Aparté la mirada, siento su vista encima de mí. Caminé hasta llegar a la puerta de la habitación de Abraham. Abrí la puerta, él estaba poniéndose una camisa.

- ¿A dónde vas?

- A un lugar.

- ¿No me vas a decir?

- Necesito salir de aquí, es un lugar que me da paz.

- ¿Puedo ir contigo? - le pregunté.

- Prefiero ir sólo.

- Abraham, estás siendo injusto conmigo - él me miró- No tengo la culpa de que ese hombre esté aquí,  yo sólo quiero estar bien contigo.

- Lo sé - suspiró - Lo lamento, cámbiate para irnos.

- No, yo voy así.

- Vale, vamos entonces - asentí. Él salió de la habitación, yo lo seguí. Hoy es martes, no podemos salir de la fraternidad, pero supongo que lo intentaremos.

Bajamos.

Cuando íbamos a salir  por la puerta de atrás. Alguien habló.

- ¿A dónde piensan que van? - nos volteamos, es Marco. Mierda, mierda, mierda.

- No te interesa - me cogió de la mano. Caminó, él habló.

- Pues, puedo decirle al director y ahora mismo no está tan contento contigo - Abraham se volteó y lo miró mal- Oriana - me habló - Estás muy guapa - Abraham me soltó y fué hacia él. Me metí en el medio. Lo quiere provocar.

- Vámonos, por favor - Abraham no me miraba.

- Váyanse si quieren, luego verán las consecuencias - dijo Marco y se fué. Miré a Abraham, las venas de sus brazos están súper marcadas ya que tiene su puño cerrado. Se puede lastimar.

- ¿Y si mejor vamos a la habitación?

- ¿No vas a ir por ese estúpido? - yo iba a hablar pero él habló antes- Perfecto, quédate con él.

Salió. Con cuidado de que no lo vieran, yo salí también siguiéndolo. Cuando ya estábamos fuera de la fraternidad lo cogí de la mano.

- Oye - no me miró - ¡Escúchame! - me miró - No me interesa nadie que no seas tú, joder. Lo dije porque tal vez necesitabas acostarte para que te relajaras. Yo a ese tipo lo odio - él no dijo nada.

- Está bien - caminó hasta su auto. Yo lo seguí.

Follar y no Fallar © [EDITANDO✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora