≽𝐞𝐚𝐭𝐢𝐧𝐠 𝐢𝐜𝐞 𝐜𝐫𝐞𝐚𝐦.

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Doyoung había estado afuera por tres semanas, sus abuelos le habían invitado a pasar un pequeño tiempo de las vacaciones de invierno con ellos en la casa del campo, y aunque Doyoung les amará, no poder ver a Jaehyun, con quien estaba absolutamente todo el día, le carcomía por dentro lentamente. Y Jaehyun no se quedaba atrás, por lo que, para celebrar su vuelta, decidió prepararle una pequeña sorpresa. Tenía constancia de que llegaría a su casa alrededor de las ocho de la noche, por lo que habló con su suegra para acomodar el salón de una manera bonita y que fuera una estancia cómoda para pasar el resto de la noche juntos.

El tiempo se le echaba encima, así que la madre del mayor le echó una mano a su yerno. Doyoung siempre estaba diciendo que le encantaría tener una pequeña acampada dentro de casa, algo no muy complicado. Así que eso fue lo que hicieron, colocaron sábanas para hacer la montura de la casa de campaña, colgaron guirnaldas de luces cálidas para poder apagar fácilmente las luces de la sala, en el interior colocaron un colchón y cubrieron todo con mantas y cojines. Jaehyun agradeció a la señora y esta, sabiendo lo mucho que su hijo extrañaba a su novio, decidió dejarles esa noche a solas y realizar ella sus propios planes. A pocas horas de la llegada del muchacho, el menor se apresuró en bajar a la tienda de convivencias, donde compró distintas cosas para comer durante el tiempo en el que estarían despiertos, desde pizzas hasta snacks y dulces, sin poder faltar dos helados de los favoritos del chico. Jaehyun se fijaba en los pequeños detalles que contentaban a su novio, para luego poder tener él la oportunidad de hacerle feliz con lo mismo.

Colocó todo dentro de la carpa, acompañado del portátil del mayor. No pudo evitar sonreír al ver como este tenía una foto de ellos dos juntos de fondo de bloqueo, estaban en la cama y recordaba perfectamente ese día. Doyoung tenía un examen muy importante que le hacía jugarse el semestre completamente si fallaba, y Jaehyun le estuvo acompañando durante todas sus horas de estudio. Tanto preparándole algo delicioso para cenar como ayudándole a repasar, haciendo preguntas sobre el tema, proporcionándole una pequeña recompensa si aceptaba la respuesta a la primera.

Comprobó la hora en su móvil, dándose cuenta de que el último mensaje del mayor era indicándole que faltaba poco para que llegara a su hogar. Y Jaehyun se sintió completamente feliz de eso, de poder abrazarle nuevamente y sentir como el otro se acurrucaba en él. 

Dió un último vistazo a la estancia para comprobar que todo estuviese bien, apagando las luces y quedándose cerca de la puerta en cuanto sintió las llaves.

—¡Mamá! ¡Ya estoy en ca...! ¡Ah!— Cortó sus propias palabras con un grito que, faltó poco para que Jaehyun quedara sordo de un oído— ¿Qué haces aquí?— Mostró una amplia sonrisa, soltando su maleta de manera inmediata para correr hacia el menor, dando un pequeño salto para subirse en su cintura, el contrario lo atrapó rápidamente antes que los dos fueran al suelo— Pensé que nos veríamos mañana en la mañana para desayunar— Le miró, aún sin poder borrar la sonrisa que se había quedado estampada en su rostro.

—Cambio de planes— Se encogió de hombros, fingiendo desconocer el por qué estaba aquí— Bienvenido bebé, te eché mucho de menos y eso que no fue tanto tiempo separados— Depositó un pequeño beso sobre los labios del adverso, que se alargó cuando este tomó su nuca para atraerle más hacia él, profundizando de esta manera.

—¿Sabías que eres el mejor novio?— Murmuró una vez sus labios se separaron, tomando su rostro suavemente para darle un corto beso esquimal que hizo reír al menor, marcando ese detalle en su nariz que a Doyoung le hacía morir de ternura.

—¿Y tú sabías que te amo mucho?— El contrario pronuncio un suave "mmm..." con algo de duda antes de volver a sentir la boca de su novio sobre la suya— Porque lo hago.

Doyoung se sentía plenamente feliz, y la sonrisa que aún no se borraba de su rostro se lo indicaba a Jaehyun, quien no podía evitar curvar sus labios hacia arriba cuando le miraba.

—Ven, tengo una pequeña sorpresa para ti— Lo dejó con suavidad en el suelo, tomando su mano para guiarle hacia el salón.

—Pero la maleta...— Antes de hablar, fue cortado por el mayor.

—Tu madre no estará en casa hasta mañana, así que da igual donde queden las cosas esta noche— Soltó su mano para ubicarse detrás de él, llevando las palmas hacia sus ojos, provocando que el adverso ubicara sus manos sobre las suyas.

—Como nos caigamos...— Rió débilmente dando pasos suaves y lentos— ¡Jaehyun! ¡Ten cuidado bobo!— Exclamó al ver como casi tropiezan con la mesa del comedor, causando la risa de ambos.

—Uno... Dos... Tres— Destapó sus ojos, y aunque era consciente de que le gustaría lo que había preparado, no pudo evitar sentir algo de nervios, esperando ansioso su reacción.

—No te merezco— Fue lo primero que pronunció girándose con un puchero en sus labios, apresurándose en rodear su cintura para recostarse en su hombro mientras el menor le rodeaba el cuello depositando besos en su cabello.

—Claro que sí tonto. Es lo mínimo que puedo hacer por ti si te comportas cada día como un ángel conmigo— Rió separándose despacio del otro, mirándole a los ojos, dando un delicado beso sobre su nariz— Ven, pasemos dentro.

Poco tardaron en acomodarse y en que Doyoung se deshiciera de la incómoda ropa que llevó durante todo el viaje, pasando a tener la sudadera de su pareja. Esta era una de sus favoritas, y a decir verdad pasaba más tiempo en el cuerpo de Doyoung que en el de Jaehyun, su diseño era colorido, consistía en varios colores pasteles que resaltaban el tono de su piel. Al estar en pleno invierno, Jaehyun se quedó con la camiseta que tenía debajo de su prenda. Sin embargo la temperatura no fue un impedimento para que Doyoung pudiera tener el helado que tanto le gustaba, fue lo último que dejaron, comiendo ambos del mismo recipiente mientras se centraban en una de las series que veían juntos.

De vez en cuando Jaehyun manchaba partes de la cara de Doyoung con algo de helado, para poder acercarse a besar con cuidado esa zona, causando la risa del otro en cuestión de segundos. Cuando ya era lo suficientemente tarde como para seguir despiertos, recogieron lo deshechos con rapidez para volver con prisa al pequeño refugio que tenían. Y Doyoung, quien estaba acostado sobre el pecho de su novio sintiendo las caricias que este le daba, era totalmente consciente de que el menor le traía completamente en una nube, a su lado cualquier cosa se volvía una aventura o una historia bonita. Daría lo que fuera por quedarse así por mucho tiempo más.

𝟥𝟢 𝑑𝑎𝑦𝑠 ⇝ 𝑗𝑎𝑒𝑑𝑜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora