≽𝐥𝐨𝐨𝐤𝐢𝐧𝐠 𝐢𝐧𝐭𝐨 𝐞𝐚𝐜𝐡 𝐨𝐭𝐡𝐞𝐫'𝐬 𝐞𝐲𝐞𝐬.

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Las yemas de los dedos de Jaehyun recorrieron lentamente la espalda de Doyoung, desde la nuca hasta la cintura, el mayor recibiendo un cosquilleo que pasaba por cada nervio de su cuerpo. Un suspiro se escapó de entre sus labios, atrapando su propio labio inferior con los dientes.

Jaehyun era tan bueno en hacer que su cuerpo y cerebro falle, en provocar que su piel se erice, en que tiemble ligeramente cada vez que le pone una mano encima. Y se quiso insultar cuando sintió un suave jadeo escapar de entre sus labios, ni siquiera había comenzado y él ya estaba deseoso de más.

El menor se encontraba detrás suya, arrodillado y utilizando sólo un pantalón deportivo de color gris que se adaptaba tan bien a cada parte de su cuerpo, mientras que Doyoung estaba tumbado bocabajo, sin nada. Habían pasado ya unos minutos desde que Jaehyun se había deshecho de su ropa.

-Si quieres correrte, no despegues la vista del espejo, quiero que te quedes mirando a mis ojos, si no lo haces, no podrás correrte, ¿te queda claro?- Sus labios se posaron en su oreja, susurrando las palabras con un tono ronco que le quitó el aire al mayor, quien asintió despacio, recibiendo la orden de manera clara.

No era la primera vez que Jaehyun le ordenaba cosas de ese estilo, y bien sabía que si no cumplía con sus palabras no se llevaría la contraria, le castigaría de la manera más pesada y cruel. Y no quería eso, quería que su novio le llevara hasta el orgasmo y le dejara disfrutarlo, no que se quede rozando este sin poder hacer más nada que pedírselo por favor. No sabía si la idea de comprar un espejo de pie para su dormitorio fue una buena idea o una mala, pero cada vez que sus ojos divagaban hasta ahí y podía observarse junto al menor algo se encendía dentro de él, y deseaba con todas sus fuerzas que esa imagen nunca se borrara de su mente.

Jaehyun empezó depositando húmedos besos por varias zonas de su espalda, ascendiendo la vista hasta el objeto que tenían delante. Doyoung era consciente de lo que estaba haciendo, el menor quería que él observara lo que estaba haciendo en su cuerpo, y de un momento a otro podía conectar sus ojos para saber si estaba cumpliendo con su orden, si estaba siendo lo suficientemente bueno como para que le premiara.

Los besos se convirtieron en pequeñas mordidas y chupones que dejaban unas pequeñas marcas en su piel, pero realmente lo que provocó que Doyoung pasara de jadear a gemir fue sentir los labios de su novio recorriendo la cara interior de sus muslos, jugando con su paciencia y estabilidad, su corazón comenzando a ir más rápido.

La luz que entraba por la ventana era poca, pero reposaba sobre el cuerpo de Doyoung de una manera tan tentadora y preciosa, Jaehyun deseó capturar ese momento en una fotografía. Eran las últimas horas del día antes de que anocheciera, el color del Sol impactando tan bien en la piel de su novio que le hacía parecer un modelo de gran fama y prestigio. Soltó un suspiro, mirándole con una sonrisa de lado.

El menor dirigió una de sus manos a las caderas del chico que reposaba delante de él, alzándole de manera que su pecho quedara pegado a la cama pero sus caderas elevadas, brindándole una de las mejores vistas que jamás antes había tenido, mientras que su otra mano estaba agarrándole del cuello, trazando suaves caricias en su piel, sin darle el gusto de apretarle ligeramente. Despegando las manos de su cuerpo, se fijó en él, Doyoung daba mil vueltas a cualquier paisaje, su belleza relucía de una manera tan especial que se podría considerar la octava maravilla.

El mayor daba gracias a que el espejo era ancho y a pesar de estar recostado en el colchón, sus ojos no se despegaban del lugar que le indicaron, llegados a ese punto, tenía algo de dudas sobre si sería capaz de aguantar con lo que le habían pedido. Sin embargo, se impacientó al ver que el contrario no le daba la atención que su cuerpo exigía y necesitaba.

Jaehyun sonrió con diversión, le agradaba verlo así, tanto en la situación que se hallaba como la forma que su cuerpo tenía. Pasó las manos por todo su cuerpo, acariciando la lechosa y suave piel. Se tomó un par de segundos en quitarse sus propios pantalones, bajo la penetrante mirada del chico que estaba delante suya.

𝟥𝟢 𝑑𝑎𝑦𝑠 ⇝ 𝑗𝑎𝑒𝑑𝑜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora