𝟏 ; 𝐎𝐍𝐄

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Sanha se encontraba sentado en su departamento, viendo las fotografías que reposaban sobre su largo mueble de madera que estaba en la sala. Aquellas fotografías eran recuerdos hermosos de la aventura más increíble que había experimentado, su noviazgo con Lee Dongmin. Ese día era especial, cumplían un año juntos y la felicidad que atacaba su cuerpo y mente, era inexplicable.

Su hermanastro, Jinu, salió de su habitación arreglando su ropa para salir a correr. Sanha sabía que realmente no iba porque le gustara hacer ejercicio, de hecho, ni siquiera corría, simplemente iba por una joven que había conocido una mañana en la que le prometió a Seunghoon pasear su perro debido a que este debía asistir al dentista. Desde ese día paseaba al perro del peli-negro siempre.

— ¿Hace falta que te recuerde que le llevas trece años a esa niña? — Cuestionó arqueando una ceja.

— Para el amor no hay edad, querido Sanha. — Dijo el castaño, acomodando su buzo amarillo pastel. — ¿Me veo bien? Ella dijo que le gustan los colores pastel... ¿Crees que le guste esto en mi?

— Estás bien, Jinu. — Rió. — Dale saludos a Sofía de mi parte.

— De ti será de lo que menos hablaré, créeme. — Rió el mayor, para luego tomar sus llaves. — Dios, me siento como un puberto enamorado.

— Considerando que tienes treinta y dos años y estás enamorado de una joven de diecinueve... Pues la verdad es que deberías esforzarte por parecerlo. — Dijo el rubio, soltando una risita.

— Callate. — Bufó. — Te veo en la noche. Espero que cuando llegue no hayan cosas que realmente no quiera ver, vete al departamento de Eunwoo.

— ¡Sabes que aún no hacemos eso! — Bufó el menor, inflando sus mejillas. — No me siento listo.

— ¿Y no has pensado tampoco en adoptar? — Cuestionó el mayor, abriendo la puerta de la entrada.

— No gracias, los niños son insoportables. Eunwoo lo entenderá si digo que no. — Suspiró el menor, viendo al techo. Luego volvió su mirada a Jinu. — Ve con cuidado. Te veo luego, asalta cunas.

— Ja ja ja, que gracioso. Adios mocoso engreído y feliz aniversario. — Dijo para luego salir y cerrar la puerta.

Sanha se quedó pensando. Dongmin solía preguntarle acerca de que pensaba sobre tener niños, pero Sanha no se sentía listo, de hecho, no sabía si algún día lo estaría ya que un niño es demasiada responsabilidad. Negó, Dongmin seguro lo entendía ¿No? Después de todo él entendía que el mayor no quisiera tener un gato y por ello encerraba los de Jinu cada vez que él lo visitaba. Dongmin prefería los perros, pero él los gatos, así que acordaron no tener ninguno y mejor comprar un hámster cuando vivieran juntos.

El reloj dió las diez, de modo que se levantó y tomó lo necesario para salir de su departamento. Dongmin lo había citado en una cafetería, no solo para festejar, sino porque tenía que contarle algo muy importante. Subió a su auto negro y condujo hasta la cafetería, no estaba muy lejos, pero realmente no estaba hecho para caminar a más de tres cuadras de su hogar. Se estacionó frente al pequeño local y bajó con su abrigo beige que llegaba hasta sus rodillas, si que hacía frío esa mañana.

Dongmin estaba sentado junto al gran ventanal, lo conocía tan bien que sabía que él prefería estar cerca de una ventana. Cruzó la calle y entró al lugar, era cálido y le ayudaba a recuperar el calor corporal que había perdido totalmente tras salir aquellos escasos segundos a la calle. Aunque podría haber sido casi un minuto al haberse quedado viendo a su pareja como un bobo. Caminó hasta la mesa en la que se encontraba Dongmin y se sentó frente a él con una sonrísa.

— No puedo creer esto. — Dijo el mayor y Sanha lo observó desorientado. No esperaba esas palabras para nada, siendo que cumplían un año juntos ese día.

— ¿Eh? — Fue lo único que salió de su boca.

— Este mismo día, hace un año exactamente, un lindo chico derramó sobre mi una taza de té caliente y me llevó al hospital. — Rió y Sanha hizo lo mismo. — No puedo creer que haya pasado un año y aún así ese té siga haciendo de las suyas. ¡Mira! Estoy tan enamorado que siento que se saldrá mi corazón como aquel día al sentir el líquido caliente correr hasta por mi ropa interior.

— Eres un bobo. — Rió el menor. — Aunque yo tampoco me lo creo, un año y ese té sigue dando frutos. Me alegra que sea así.

— Si... — El peli-negro agachó su cabeza, como si buscara algo. — Tengo que decirte algo muy importante.

Sanha sintió que su corazón subía hasta su garganta, realmente no pasaban cosas muy buenas por su cabeza. — ¿Q-Qué cosa?

— Hace un año exactamente, consideraba el amor como una simple alucinación que causaban las hormonas de manera pasajera, una tonta sensación corporal que solo se daba por un corto lapso de tiempo. Pero luego te conocí, Yoon Sanha, y mi mundo se vió corrompido por tal obra de arte que casi me mata. Si, no nos conocimos de la mejor forma y realmente fue algo cliché, pero contigo hasta lo cliché parece como la primera vez. — Dijo el peli-negro, con una gran sonrísa en su rostro. No lo observaba, solo veía la mesa. — A veces siento que todo lo que hago contigo es como la primera vez. Cambiaste mi forma de ver el amor, comencé a pensar que sufrir un abandono o un engaño no significa que no debas amar a nadie más para no salir herido nuevamente, sino que debes aprender a elegir bien a quien amar teniendo en cuenta las malas jugadas de la vida. En mi caso, mi decisión fue la mejor y no me arrepiento de ella. Las razones por las que me gustas son millones, por ello cada vez que me preguntas por qué me gustas o por qué te amo, solo puedo poner "Millions" de Winner en mi teléfono. — Rió. — Y hoy es un día especial. ¡Es un año! Para ser honesto, siempre supe que este día llegaría. Pero para hacerlo más especial, quiero pedirte algo. — El mayor se levantó de su asiento y se arrodilló a su lado. — Yoon Sanha... ¿Aceptarías... — Sacó una cajita roja de detrás de su espalda y la abrió, dejando ver un hermoso anillo de compromiso. — casarte conmigo?

Sanha se petrificó, sus ojos se llenaron de lágrimas. Pero no podía dejar al amor de su vida expectante por su respuesta, no había dudas ni titubeos respecto a lo que diría. — ¡Si! ¡Claro que acepto!

El rubio se abalanzó sobre él en un cálido abrazo. Nada podría salir mal, simplemente junto a Dongmin todo era perfecto y único. ¿Qué podría fallar?

Continuará...

𝐓𝐇𝐈𝐒 𝐈𝐒 𝐖𝐀𝐑Donde viven las historias. Descúbrelo ahora