𝟏𝟎 ; 𝐓𝐄𝐍

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Chenle iba observando por la ventana del autobús. Llevaba una gorra verde, el uniforme escolar y unas zapatillas rojas con el dibujo de rayo Mcqueen. Se veía tan tierno, que Sanha en su interior deseaba apretujar sus mejillas, pero Chenle no lo quería para nada. Desde la cena familiar a la cual no asistieron ni él ni Dongmin, Chenle estaba extraño, se sentía como si el menor tuviera aún más odio por dentro que antes.

— Pensé que mi papá me llevaría. — Sanha veía el va y ven que realizaban las piernitas del menor.

— Está... — Sanha no pudo terminar su oración.

— Ocupado, lo sé... Me pregunto cómo sería si tuviera un trabajo normal y no fuera el CEO de una compañía tan grande. — Suspiró. Su vista estaba clavada en la casa delante la cual se había detenido el autobús.

Sanha no supo qué decir, el menor parecía realmente dolido. Dongmin tenía una reunión con Doyoung, Jaehyun y otros CEO's de distintas compañías, por lo que le pidió que él se encargara de llevar a Chenle a su primer día de colegio. Sanha casi no lo vería si no trabajara para él, debido a que las mañanas eran para el trabajo y las tardes dedicadas a Chenle. No se quejaba, si Chenle aún no lo aceptaba, el casi no ir a ver a Dongmin era lo mejor. Quería ganarse al pequeño, necesitaba agradarle para que fueran felices o que al menos hubiera paz al vivir juntos.

El autobús se detuvo en la parada dos cuadras más arriba del colegio al que asistiría el menor. Chenle parecía cada vez más preocupado a cada paso y al borde del llanto. Al llegar a la puerta del colegio, el pequeño se detuvo. Veía a los niños entrar y él también quería, pero...

— Hey, Chenle. ¿Qué sucede? — Cuestionó Sanha, agachándose a la altura del menor.

Chenle no lo observó, simplemente seguió con la vista clavada en la puerta del colegio. — ¿Y si nadie quiere hablar conmigo? — Sanha sintió como su corazón se estrujó como una uva. — No hablo bien el coreano aún y... Y no soy bonito... Por eso mamá me dejó.

Sanha sintió como sus ojos picaban, amenazando con dejar salir el río de dolor en su pecho. Tomó al menor por los hombros y lo obligó a mirarlo. — Tú eres lindo, eres valiente y fuerte. Y qué más da que no hables perfecto el coreano, esos niños coreanos no hablan chino tampoco. Mira Chenle, no puedo decirte por qué tu madre actuó de esa forma tan egoista, tampoco puedo prometerte que no pasarás por más pruebas así. Pero si hay algo que puedo prometerte. — Chenle tenía sus ojitos rojos y húmedos. — Que pase lo que pase, yo trataré de sacarte una sonrisa o aunque sea un bufido de molestia.

El pequeño peli-negro se abalanzó sobre él en un abrazo. Lo abrazó con fuerza, como si quisiera aferrarse a él y lograr encontrar un lugar seguro en alguien. Porque si, Chenle tenía demasiado dolor e ira por dentro. — Gracias, Yoon. — Susurró en su oido. — Pero no llores, me avergüenzas.

Sanha rió. — Hagamos un trato, según la cantidad de amigos que hagas, yo te daré un chocolate por cada uno. — Dijo el rubio.

— ¿Y si no hago amigos?

— Veremos la película que tú quieras y luego iremos por una copa de helado en la heladería que tú elijas. — Chenle sonrió ampliamente.

— Me haces desear no tener amigos. — Ambos rieron. — Nos vemos luego. — El menor subió las escaleras mientras Sanha lo veía, pero se detuvo en el último escalón. Se volteó y levantó su mano. — Adios, hyung.

El pequeño entró corriendo al lugar, ya iban a cerrar las puertas. Sanha sintió como una chispita encendía algo nuevo en su corazón.

"Me dijo... hyung"

Sanha se adentró con una enorme sonrisa en el trabajo. Daba saltitos mientras cantaba baby shark en voz bajita. Se dirigía a la sala de sus cuatro chicas favoritas, pero se detuvo al ver a Dongmin con una de sus artistas... Hablando como si fueran amigos de toda la vida. Suspiró y cuando el mayor lo vió, movió su mano para indicarle que se acercara.

— Cariño, Jieun noona vino con Doyoung desde el otro edificio de la compañía. Estamos pensando en una colaboración con Yoongi hyung. — Dijo el peli-negro.

— ¿Cariño? — Cuestionó la chica, frunciendo el ceño con confusión.

— Él es mi prometido, Sanha. Es el mánager de Blackpink. — Dijo Dongmin. — Y un gran fan tuyo.

La chica sonrió. — ¿Así que eres mi fan?

— M-Me gusta mucho su trabajo como actriz, e-es increible. — Sus manos temblaban ante la presencia de la mayor. Pero para ser honesto, no era solo por ser su fan.

— ¿Podrías mostrarle el camino a la sala de ensayos de los chicos? Yoongi hyung ya debe estar ahí, si es que no se quedó dormido otra vez. — Dijo el peli-negro y Sanha asintió.

El camino fue bastante silencioso por parte de la mayor, demasiado para el gusto de Sanha. Llegaron a la sala, pero la peli-negra lo detubo frente a la puerta, sosteniendo su brazo.

— No quiero ser grosera, pero no dejaré que me arrebates lo que debe ser mío. — Sanha la observó sorprendido. — Alejate de Dongmin por las buenas o será por las malas.

Sanha abrió sus ojos de par en par, se quedó perplejo ante aquella amenaza tan inesperada. La chica entró a la sala con una sonrisa, de modo que él se alejó rápidamente de aquella sala. Prefería no pensar en ello y concentrarse en tener un buen plan con Chenle, Dongmin no iría por él debido a sus responsabilidades, de modo que aprovecharía al máximo ese tiempo con el pequeño.

Las horas pasaron y llegó el momento de ir por Chenle. Salió de la compañía apurado, no podía creer que no quería toparse con Jieun siendo que amaba su trabajo. Condujo hasta la escuela y se paró en la puerta para esperar al pequeño peli-negro. El menor salió junto a seis niños.

— Oh, ya llegó mi papá. Los veo mañana, chicos. — Sanha sintió como su corazón explotó al oir aquella palabra, "Papá". El menor se acercó a él. — Hola Yoon.

— ¿Qué pasó con lo de "hyung" o "papá"? — Dijo el mayor, haciendo un puchero.

— No será costumbre, recuerda que aún eres mi enemigo... Con un poquito pero muy poqui~to de amigo. — Dijo Chenle. — Y te dije papá porque prefiero no explicar lo de mi mamá.

— Genial. — Suspiró el rubio. — Supongo que te compraré seis chocolates.

— De hecho, preferiría ir a comer un helado.

— ¿A dónde?

El chino sonrió. — A la heladería de Blackpink.

Ambos entraron al lugar por la puerta de atrás, compraron el helado y salieron rápido para que nadie allí dentro reconociera a Sanha. Se dirigieron a una banca en un parque cercano y allí se sentaron a comer. Chenle sonreía al comer aquel helado de fresa con chispas de chocolate negras y al ver que su sorpresa era una fotografía de Lalisa y Rosé. El menor elevó su vista hacia él.

— Me desagradas, Yoon. Pero a la vez... Me agradas un poquito.

Punto para mi; pensó Sanha. Si, quizá Chenle no estaba tan lejos de quererlo.

Continuará...

𝐓𝐇𝐈𝐒 𝐈𝐒 𝐖𝐀𝐑Donde viven las historias. Descúbrelo ahora