¿Porqué lo hiciste? [𝘒𝘢𝘳𝘭𝘏𝘦𝘪𝘯𝘻]

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Se encontraban en una sala grande muchos guardias de la realeza y pocas familias cercanas a la familia real vampiro.

Entre ellas, los Mizuno.

Entre los asientos se encontraba al cabeza de familia, un hombre alto de ojos azules y rubio, su nombre era Masato. Estaba acompañado de su esposa la cual era una mujer alta y delgada con unos profundos ojos magentas y cabello azabache, llevaba un vestido elegante y tacones bajos, su nombre era Sumiye. Estaba su hijo mayor, Benjiro, pero éste se encontraba en frente, cerca del casi proclamado rey. Su hija menor, Beatrix, una dama refinada, delicada y seria con cabello rubio y ojos azules se encontraba al lado de sus padres, vistiendo de manera elegante.
KarlHeinz, la estrella de hoy, se encontraba frente a todo el mundo, estado acompañado de su padre, su hermano, el cual su mirada demostraba resentimiento, y demás vampiros de poder.

La ceremonia transcurría con normalidad, estaban a punto de ponerle la corona al rey, pero no se esperaban una interrupción espeluznante.

—Masato... —susurró la mujer de ojos magentas mirando con miedo a su hijo, pareciendo paralizada.

—¿Qué sucede, querida? —preguntó su esposo con confusión, también en voz baja.

—Serpientes... ahí. —dijo señalando la espalda de su hijo mientras su mano temblaba.

—¡Benjiro, detrás! —gritó el hombre. El muchacho de inmediato se levantó de su asiento mientras desenfundaba su espada, cortando al instante la cabeza de la serpiente que tenía detrás. Al instante, el cuerpo de la serpiente se transformó a uno humanoide.

—¡¿Qué sucede aquí?! —preguntó mirando al cadaver, confundido.

—El clan víbora. —exclamó al que apenas le habían colocado la corona, mirando como la puerta del salón se llenaba de varias serpientes.

—¡Protejan al rey! —gritó un guardia, todos los demás guardias se colocaron frente a KarlHeinz.

—¿Qué hace el clan víbora aquí? —preguntó Benjiro, teniendo su espada en sus manos.

—Benjiro, pase lo que pase no dejes solo a tu madre y a tu hermana. —dijo Masato, mirando con firmeza a su hijo mientras también desenfundaba la espada que llevaba con él.

—Sí, padre.

Empezó una gran pelea, víboras contra vampiros.
KarlHeinz intentaba atacar pero era detenido por los guardias. Los demás hombres de ahí peleaban en contra de la serpientes las cuales constantemente tomaban formas humanas.

A pesar de que todos pensaban que iban tras el rey, al poco tiempo se dieron cuenta que las serpientes iban detrás de las doncellas de la familia Mizuno, en especial la de ojos magentas.

—Benjiro, no van hacia el rey, ellos vienen... —susurró con miedo la mujer de ojos magentas.

—Por ti. —terminó de decir Benjiro, partiendo una serpiente a la mitad con su espada.

—¿Madre? —dijo la dama de ojos azules, asustada.

—Beatrix, quédate atrás Benjiro y no te atrevas a moverte. —dijo la mujer de ojos magentas mientras tomaba valor.

—¿Qué es lo que harás? —preguntó nerviosa y asustada la doncella rubia.

—Beatrix, sé una dama educada y siempre date a respetar. —dijo la mujer con seriedad, para después acercarse a su hijo.