Cap. 34

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No había podido esperar más, fui a verla a pesar de la advertencia de Kanon. Había soñado con ese momento durante todos aquellos meses que había estado separado de ella. Muchas noches me despertaba empapado en sudor con el recuerdo de mi mano extendida tratando de alcanzarla y ella alejándose y desapareciendo en el océano. Dedicaba todo mi tiempo en concentrar mi cosmo para poder llevar a cabo el plan ideado por Kanon. Pero las noches solitarias en mi cama recordando su suave piel, sus bellos ojos pardos enmarcados en unas largas pestañas y esos rizos cobrizos que me volvían loco, me hacían desear olvidarme de todo e ir a por ella y enfrentarme a Poseidón. 

Había cogido un móvil desechable y grabado sólo su número para cuando la viese mandarle el mensaje. No estaba seguro de si había vuelto a estudiar en la universidad, pero fue el primer sitio en el que pensé en ir antes que intentar verla en la casa de Julian, si antes había estado vigilada, ahora con todos los Marinas sería imposible llegar a ella sin ser visto. En la calle o en la facultad sería más sencillo deshacerme de su escolta y hablar con ella. Esperé pacientemente mientras veía a los estudiantes entrar en el edificio, no había rastro de ella, hasta que vi aparecer un coche que accedía rápidamente a la zona reservada y bajaba de él, con prisas una bella mujer de cabellos cobrizos con un bonito vestido veraniego. En cuanto la vi de perfil supe que era ella, había cambiado ligeramente, sus curvas eran mas definidas, su cabello había crecido y sus hermosos rizos caían como una cascada sobre su espalda, su semblante era de preocupación y la vi mirar varias veces su reloj de muñeca. Fue entonces cuando le mande el mensaje y observé que ella cogía el móvil, se paraba unos segundos para mirarlo y lo guardaba entrando al edificio. Comprobé que lo había leído pero no había contestado, no esperaba contestación, en realidad mi lógica me decía que si ella fuese responsable ignoraría el mensaje de un desconocido y no iría. Espere durante casi una hora hasta que la vi caminar por los pasillos y le mandé un recordatorio. Realmente, necesitaba verla, luego ya la reñiría si se presentaba por ser tan confiada. Volvió sobre sus pasos y salió por la puerta del edificio rodeándolo, la seguí, ella se quedó pegada a la fachada mirando hacia la estatua, mientras me quedé a unos metros de ella. No pude evitar pensar que había sido una acción inteligente, ella miraba su reloj mientras lanzaba miradas a la estatua y sus alrededores, la oí suspirar y fue entonces cuando ella se giró.

Nos miramos fijamente sin decir nada durante unos par de minutos, extendí la mano esperando a que la tomase, su rostro mostraba sorpresa y algo más. Me concentré en llegar a su mente, quizás por la sorpresa había bajado la guardia y podía saber que pensaba. Pero en esos momentos, sólo pude percibir sus emociones, tenía que sentirme orgulloso de ella, había aprendido a dominar sus pensamientos hasta el punto de ocultármelos, aunque imaginé que el poder de Poseidón que irradiaba ella también tenía algo que ver. Finalmente pude pronunciar su nombre y ella reaccionó diciendo el mío, acorté la distancia entre los dos y la estreché entre mis brazos, ella lloraba sobre mi pecho, no pude evitar decirle lo hermosa que estaba. Ella me preguntó que hacía ahí y le pedí ir a algún lugar donde hablar mientras vigilaba si alguno de sus Marinas aparecía. Ella me pidió que la siguiese y fuimos hasta donde se encontraba su coche, condujó durante media hora hasta llegar a la Antigua Acrópolis de Atenas. No podía dejar de mirar su porte elegante y sereno, pero sus ojos estaban ensombrecidos por las tristeza. Cogí su mano y es cuando vi la alianza. Por unos segundos se me detuvo el corazón, sabía que eso iba a suceder pero en mi fuero interno había tenido la esperanza de que ella no se hubiera casado con él. No pude evitar preguntarle si lo amaba, necesitaba saber si ella seguía amándome, sus emociones y sentimientos me decían que me amaba, pero necesitaba que ella me lo dijese. Estaba dispuesto a hacer cualquier cosa con tal de recuperarla, pero tenía que saber que ella también lo deseaba, si los planes no salían como se estaban planeando había muchas posibilidades de derramamiento de sangre. Varios Santos se habían opuesto al plan, no querían provocar una nueva guerra entre Atenea y Poseidón, habían hablado con el Patriarca y éste se había opuesto rotundamente. En un principio amenazó con acusarnos de traición a todos aquellos que desobedeciéramos su orden, pero se encontró con que Dohko, Milo, Camus, Saga, Kanon, Aioria, Mu y Death Mask, además de yo mismo estábamos a favor de tomar medidas. Así que finalmente accedió con la condición de nada de derramamiento de sangre y nada de hacer algo que pudiese romper la alianza. Estaba claro que mi acercamiento a Asherat ponía en peligro esa alianza, Kanon había sido claro, hasta que no lo encontrásemos debíamos mantenernos a la espera.

Tesoro Del Cielo y 1/4 De infierno [FINALIZADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora