8. ¿PARA SIEMPRE?

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Todo lo que vino después aún está borroso en mi cabeza.

Amanecí con una terrible jaqueca y un dolor punzante en el pie.
Miré mi despertador en la mesa de noche y eran las 11:00 am. Era demasiado tarde para mi que acostumbraba levantarme temprano aunque fuera domingo.

Mire hacia los pies de mi cama y ahí había un hermoso peluche de corgie entre las sábanas. No recordaba como había llegado eso ahí, pero entonces todo el peso de la realidad me cayó encima.
Los recuerdos de la espalda de Chanyeol alejándose de mi jardín, subiendose a su camioneta sin mirar lo que dejaba atrás me golpearon demasiado fuerte que tuve que agarrarme la cabeza con ambas manos para soportar el dolor.

Me quejé en silencio pero una voz femenina me asaltó de repente y me hizo dar un brinco en mi lugar.

-Te traje una aspirina y un vaso de agua, ¿Cómo te sientes, cariño?.-

-¿Mamá? ¿Qué me sucedió? Por que siento la cabeza como si quisiera explotarme?-

-¿No lo recuerdas? Te resbalaste y caíste sobre el asfalto golpeándote la cabeza, me diste un susto terrible. Gracias al cielo Yoora te encontró ahí en medio del jardín y pudimos traerte rápido a tu habitación.-

-Me caí? Noona me encontró? pero si... Espera, ¿y Chanyeol?-

-Ahh si, Yoora dijo que se fue a casa por que tenía algo que hacer, ella me dio este peluche y dijo que era para ti, lo compró Channie. Que dulce detalle de tu amigo, aunque no es tu cumpleaños.- su rostro se ladeó un poco y su dedo se posó en su barbilla, movió sus hombros restándole importancia al asunto.
-Por cierto, anoche lo vi irse muy a prisa que ni siquiera me dio tiempo de despedirlo.- terminó haciendo un puchero lindo.

El relato de mi madre sólo me hacía sentirme más tonto y cobarde de lo que ya era, tenia mis sentimientos a flor de piel y sentía que iba empezar a llorar en cualquier instante. Demasiado tarde, ya estaba llorando.

-¿Que te pasa mi pequeño bebito? ¿Por qué estás llorando así? Mírate, pareciera que alguien te plantó en el altar.-

-Es que me duele mucho el pie.-

Mentí.

Ya se me estaba haciendo una mala costumbre mentirle a todo el mundo y querer tapar el sol con un dedo.

Podía entender los pensamientos de mi madre, para ella yo era gay y era claro que no entendía que demonios hacía yo con Seo Ra, ella y mi hermano podían notar lo forzado que se veía mi intento de salir con ella, el único encantado con el asunto era papá. Hasta ahí todo bien, lo que ella no tenía idea era sobre Chanyeol, no tenía idea de mis sentimientos por él y mucho menos de que estos eran correspondidos. Tenía que hacer algo y pronto pues iba a perderlo.

-Te traeré una pomada y un nuevo vendaje, no se a quien se le ocurre salir corriendo descalzo por todo el jardín, a veces eres muy inconsciente Baekhyun.-

Me quedé con la cabeza gacha mientras mi madre salía de la habitación. Me sentí tan miserable y tan pequeño en esos momentos que me encogí en mi lugar, mis ojos se deslizaron hasta alcanzar el pequeño peluche a mis pies.
Lo tomé y lo abracé desesperadamente como si aferrarme al objeto unánime fuera a hacerme sentir mejor.
Sorpresivamente este tenía un cálido olor que reconocería en donde quiera. Olía a él, a mi Yeollie. Así que lo aferre a mi pecho con todas mis fuerzas y como un loco aspiré su aroma hasta que poco a poco los latidos de mi corazón se fueron tranquilizando y las lagrimas en mis ojos se secaron por completo. Solo así logré calmarme hasta que me fui  quedando de nuevo dormido.

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Me sentía de la mierda, no había podido pegar el ojo en muchos días, tenía unas ojeras que eran más grandes que mis orejas. Mi cara lucia pálida como si estuviera enfermo y mi cabello estaba enmarañado de tanto que lo había despeinado anoche.

Cuando Nadie Ve Donde viven las historias. Descúbrelo ahora