¡Y logré cumplir con lo prometido! Ya voy al día.
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03- Sleep
La idea de dormir juntos había pasado de ser un mero capricho infantil insistido por Emma, a una costumbre acordada bajo un pacto silencioso.
Era la única forma de evitar que a ambos los atacasen las pesadillas formadas por la culpa del pasado y los sucesos más terribles durante su búsqueda de un hogar feliz.
Podía lucir como algo inerte y rutinario, pero para ambos en sus corazones, era un consuelo gentil. Para Emma, no había nada más tranquilo y cálido que dormirse abrazada al joven de enigmático actuar mientras escuchaba los latidos de su corazón cual canción de cuna y despertar a través de las caricias en su espalda que le daban sus fuertes y cuidadosas manos. Del mismo modo, Ray se sentía mucho más tranquilo y sin el peso de sus propios remordimientos cuando la chica de cabello de atardecer viviente buscaba acurrucarse a su lado mientras dormía, ya fuese por el frío o por las pesadillas o que lo despertase de vez en cuando al amanecer jugando con aquel mechón de cabello que cubría su ojo.
Cualquiera que los hubiese visto en esas circunstancias, los habría confundido con alguna pareja romántica, a pesar de que no lo eran. Todavía.
Aunque era un acuerdo mutuo, para Emma resultaba casi una necesidad vital que él durmiese junto a ella al anochecer. Solo así lograba sentirse a salvo y más tranquila.
¡Maldición! Incluso durante un par de semanas en que ella se quedó en el refugio y Ray partió con Gilda, Gillian, Don y Oliver a una misión de búsqueda, se sintió horriblemente abandonada al ausentarse el calor de los brazos de su compañero. Aún recordaba que a su retorno, a la noche siguiente, había llorado desconsolada en sus brazos, reclamándole por no haberle acompañado y haber permitido que las pesadillas la atraparan con sus crueles y retorcidas imágenes. El chico de mirada ónix simplemente la abrazó con fuerza y besó su frente, acariciando su rebelde cabello anaranjado, en una forma silenciosa de disculparse y prometiendo compensarla. Algo similar podría suceder si los papeles se invertían y era ella la que se ausentaba aunque sea una noche.
Ambos eran incapaces de darse cuenta del estado de limerencia en que se iban sumergiendo a medida que el tiempo pasaba sin perdón ni olvido. Desconocían que la necesidad de dormir uno al lado del otro, ya respondía al puro sentimiento de enamoramiento y que la razón había perdido la batalla hace ya un buen tiempo.
Ambos seguían con esa promesa para pasar un momento efímero juntos y olvidando a su entorno.
Aunque no resultaba tan confuso que al poco tiempo uno de ellos comenzara a percibir ese cambio en el corazón. La inexperiencia no le permitía explicarlo, pero al menos podía ejemplificarlo con algún vago término.
Así sucedió una noche de invernal frío en que ambos yacían bajo las gruesas cobijas, a salvo del gélido ambiente. Ray le había prestado su bufanda a Emma al escucharla soltar un estornudo. No quería que ella pescara un resfriado, a pesar de seguir creyendo en su teoría de que los tontos no se enfermaban.
- Es extraño – musitó ella con su oído apegado al pecho del azabache, oyendo una vez más aquella melodía armoniosa que le regalaban los latidos de su corazón.
- ¿Qué cosa? – quiso saber él, apoyando su mano en los hombros de ella.
- Es como si fuésemos una pareja – se sinceró Emma, directa como siempre – Digo... por dormir juntos todas las noches.
- Pero nosotros no somos pareja y aun así dormimos juntos, tonta – le habló Ray ocultando el destello de sus ojos ónix con ayuda de su cabello – ¿Cuál es la diferencia?
- Creo que no la hay – contestó la chica de alma pura con toda su inocencia – Pero aún así se me hace parecido. Es tierno.
- Idiota – la regañó su acompañante mientras la estrechaba en sus brazos y ocultaba su rostro en el cabello de ella. La sintió incrementar la fuerza de su abrazo, anhelante de la protección que los brazos de Ray le otorgaban.
Un instante de silencio le siguió a aquel dialogo breve, donde ambos se concentraron en sentir la presencia del otro a través de la tibieza de su abrazo inocente.
- Ray – lo llamó ella una vez más.
- ¿Ahora qué? – chasqueó la lengua él en respuesta.
- Si llegamos al mundo humano... ¿Crees que algún día alguien allá querrá que yo sea su pareja?
La pregunta era simple e inocente, pero resultó como un cuchillo caliente perforándole el corazón al pobre azabache, quien tuvo que pasar saliva antes de hablar para poder disimular el nudo que se había formado en su garganta.
- S-Supongo que sí – habló finalmente – Eres un caso perdido y estás demente, pero aún... considero que eres un buen partido.
¡Maldita sea! Que complicado había resultado pronunciar aquello sin llorar.
- Es que si alguien me llega a querer así en el mundo humano... tendré que decirle que no – se sinceró ante sus propias especulaciones.
- ¿Por qué? – ahora era Ray quien estaba confundido.
Emma le sonrió con una dulzura indescriptible y se acercó a su rostro para depositar el etéreo tacto de sus labios sobre los de Ray, quien se quedó completamente estático en su lugar y sus dedos se aferraban por inercia a la ropa de ella.
¡Se estaban besando! ¡Emma le había robado su primer beso! Solo cuando pudo asimilar que no se trataba de una fantasía maquinada por su mente, se atrevió a abrazarla con actitud posesiva y cerrar los ojos para dejarse llevar por el tibio sentimiento que los había conducido a expresarse de esa forma. Sintió las manos de la fémina rodeando su cuello y su pequeña nariz rozando la suya. Al paso de unos segundos, sus bocas se separaron con lentitud, dejando una sensación dulzona en sus corazones.
-Porque yo quiero que Ray sea mi pareja.
El susodicho se quedó mudo ante aquella declaración de amor tan absurda e inefable. Ante la ausencia de su voz, su cuerpo reaccionó en su lugar. Sostuvo las manos de Emma entre las suyas y apoyó su frente en estas. La fémina no pudo evitar sonrojarse ante aquel gesto dulce y misterioso.
- Alguien tiene que cuidarte, tonta. Así que... si me lo permites, yo seré quien cumpla con eso. Yo seré tu pareja cuando lleguemos al mundo humano.
Y con aquella promesa y posibilidad de que floreciera un nuevo amor cuando la vida les volviera a sonreír, se sumergieron en el más profundo sueño y atados esta vez por una promesa que ya anhelaban cumplir con desespero.

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Corazones enlazados
FanfictionSin importar cómo, ellos deben volver a encontrarse. Es su destino decidido por el amor que jamás se llegaron a profesar (Rayemma Week 2020).