¡Hola mis lectores! ¿Qué me ha pasado que ahora publiqué dos veces en un solo día? No se acostumbren. Esto es una excepción que le pueden agradecer a mi semana libre de la universidad.
¡Ahora le corresponde el turno a la semana Rayemma 2020! Sé que voy atrasada en un día, pero mañana me pondré al día como corresponde con el asunto. No podía dejar de participar en este especial y mucho menos ahora que el manga concluirá esta semana y de antemano ya me rompió el corazón. Así que, para sanar mis heridas del alma, me dedicaré a mi OTP en este fandom.
Espero que lo disfruten.
¡A leer!
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01- Alternative Universe (Escolar)
Ray podía inventar un sinfín de excusas baratas con tal de justificar su inevitable curiosidad dirigida hacia la nueva estudiante transferida a su clase hace un par de semanas. Suceso que según palabras de ella misma al presentarse el primer día, se debía al trabajo de sus padres. Por ello, ahora vivían en el país del sol naciente.
Emma siempre fue un misterio. Un misterio torpe, iluso y lleno de alegría contagiosa que pronto se había ganado el aprecio de todos y la amistad de muchos. Incluyendo la del mismo Ray a pesar de que constantemente la regañaba por su comportamiento semejante a una niñita ilusa de cinco años. Y por supuesto, además del aprecio también se ganó su buen club de admiradores masculinos. ¡Maldición! Hasta su compañero y amigo Norman, conocido por su carácter excesivamente responsable y poco sociable, ahora estaba detrás de la chica. ¡En su cara se notaba que arrastraba la cobija por ella!
Incluso él mismo comenzaba a caer en aquella trampa...
Pero por más mentiras blancas que Ray se inventara cada día para engañarse a sí mismo con respecto al origen de su curiosidad, no lograba callar a aquella vocecita irritante de su corazón que le vociferaba a volumen alto que la raíz del asunto... era debido a la extraña sensación de familiaridad con aquella muchacha.
¿La había visto en otra parte? ¡Imposible!
Para bendición o maldición de él, poseía una memoria excepcional para alguien de su edad. Recordaba incluso en detalles algunos sucesos de cuando era apenas un recién nacido. Y en todo su trayecto de vida hasta la actualidad con 14 años, jamás había visto a esa chica de orbes verdosos y cabello desordenado color otoñal anaranjado cuyo mechoncito sobresaliente se asemejaba a una adorable antena.
Pero a pesar de todo, el paso del tiempo solo incrementaba esa sensación de familiaridad con ella. De alguna parte se conocían o se habían visto por casualidad. Hasta el punto de casi predecir lo que ella diría, sentiría o pensaría en alguna determinada situación. Sin embargo, junto al cosquilleo dulce de la sensación de un lazo que los unía más allá de lo comprensible, pronto surgió una dolorosa punzada que le aguijonaba el corazón cada vez que ella le sonreía por cualquier motivo o cuando lo llamaba por su nombre de forma melosa.
Traición. Una mentira. Una separación inesperada. El dolor que lo quemaba por dentro tenía residuos de aquellas sensaciones horribles. A pesar de que no tenía nada de sentido. Ellos no se conocían de antemano. Nunca se habían visto y por lo mismo, ella nunca le había hecho daño. ¿O sí?
Pero el sentimiento de abandono combinado con la sensación de familiaridad y el creciente sentimiento de amor que reemplazaba a la amistad, pronto le comenzó a causar daño visible. Noches sin dormir marcadas por ojeras, morderse las uñas, esconder la cabeza entre sus piernas al sentarse en el suelo. Detalles sutiles que incluso a los ojos de Norman pasaban desapercibidos.
O eso creyó hasta que vio llegar el reproche de su amiga enigmática, un atardecer en la azotea de la escuela.
- ¡Algo te pasa y más te vale que me lo digas, Ray! – le había vociferado con exageración teatral, pero con seriedad en su mirada femenina – ¡Y si no lo haces, te haré cosquillas hasta que confieses, mentiroso!
- ¿A eso le llamas una amenaza? – se mofó él en respuesta, pero incapaz de reírse o sonreír burlón como de costumbre.
- ¡Eso no importa! – alegó ella otra vez con menos euforia – Me preocupas, Ray. Hace días te noto raro.
¿Cómo se supone que le explicaría las cosas? Acaso se pondría de pie frente a ella como si nada y le diría: "¿Sabes? Creo que te conozco de alguna parte que no tengo idea o no me acuerdo. ¿Ah y sabes? Me dan ganas de regañarte por mentirosa y no sé por qué."
¡Carajo! No tenía ningún sentido explicárselo. Seguro que lo tomaría por loco o que aquello se trataba de una mala broma sin trasfondo.
- Eso no importa, Emma – respondió Ray desviando la mirada al sentir que los ojos le ardían por el escozor de sus propias lágrimas. Empuñó sus manos, frustrado por la imposibilidad de decirle la verdad o de explicarse a sí mismo por qué le dolía tanto estar con la chica de mirada de primavera.
El silencio los envolvió por un par de minutos. Solo se escuchaba el breve susurro de la brisa fresca que anunciaba la pronta llegada del otoño. El cabello de ambos se ondeó al compás del viento... y así Emma pudo descubrir la vidriosa mirada de su amigo más querido. Eso la llevó a acercarse a él lentamente, como si se acercara a un pequeño conejo asustadizo, y envolverlo en un cálido abrazo reconfortante.
- Si no me lo quieres decir, está bien – se rindió ella al murmurar en su oído – Pero no tienes que fingir que estás bien cuando sabes que es una mentira. Si quieres... me puedo quedar contigo para que te sientas mejor.
- No estás obligada a hacerlo, Emma – musitó él, disimulando en vano su voz quebrada y sus lágrimas desbordadas. La estrechó entre sus brazos, ante el creciente pánico de que ella desapareciera.
- No lo hago porque me obligues, Ray – aclaró ella con su voz cual melodioso y gentil cantar de ruiseñor – Lo hago porque en verdad deseo quedarme a tu lado hasta que tú mismo decidas echarme de tu vida. Y lo hago... porque te quiero muchísimo.
Y esas palabras resultaron como una cálida y suave caricia al alma para el joven de ojos ónix. Sintiendo que su sufrimiento se ahogaba en el desbordante amor que Emma le profesaba en aquella confesión silenciosa, se permitió llorar en sus brazos.
Sin importar qué, incluyendo sus confusiones ante los sentimientos tristes o la sensación de ya conocerla, solo tenía la certeza de que Emma era la persona a quien estaba dispuesto a entregarle su corazón, como ella misma anhelaba hacerlo. Cuando su llanto cesara, ya no le ocultaría la verdad que sí era capaz de confesar: el amor que le profesaba y su deseo de no dejarla ir nunca más.
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Y de momento, eso es todo mis lectores. Quise comenzar haciendo alusión al manga y su posible destructivo desenlace. Se puede considerar este un AU donde tanto Ray como Emma reencarnaron en un mundo normal y su vínculo sigue existiendo a pesar de "no conocerse".
Mañana... ¡Intentaré una doble actualización para ponerme al día con el asunto!
¡Bye-Bye, corazones!
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Corazones enlazados
Fiksi PenggemarSin importar cómo, ellos deben volver a encontrarse. Es su destino decidido por el amor que jamás se llegaron a profesar (Rayemma Week 2020).