10- Corazones partidos

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Un sonido metálico resonó en la habitación y una luz a mi derecha (en el mismo lado de donde el sonido apareció) me segó. Mis ojos al estar acostumbrados a la oscuridad intentaban no cerrarse.

Alguien atravesó aquella puerta pero de tanta luz solo lograba distinguir una mancha negra. Creo que no había tanta diferencia con las chicas, porque oía sus gruñidos de molestia.

Vi como una vela fue puesta frente a mí, detrás de ésta pude distinguir un poco a hinata y a Karin, con cadenas forjada en hierro.

La mujer que ingreso llevaba nuevamente una capucha, se acercó a la ojiperla que se encontraba más cerca y antes de que dijéramos o hiciéramos algo le inyecto una aguja al costado de su cuello. Le tapó la boca para impedir sus gritos, yo no pude ni parpadear.

-q-que haces?... Déjala! Apártate de ella!!!- gritaba fuertemente la pelirroja. A diferencia de ella yo no podía pronunciar ni una palabra. Mi garganta no reaccionaba, ni se movía y algo en mí se removia de ¿Dolor?

Cerré los ojos como si con eso el ardor desapareciera. Pero no era así.

Los murmullos eran muchos. Y llenaban el salón con historias falsas, patrañas, trampas, mentiras creadas por ella y su grupo!...
  
     
No...

   
No es cierto...
  

Todo es verdad, y eso es lo que más duele.
    
   
Mi corazón se estrujaba por lo que cuentan, temblaba, me ardía, ¿Que debía hacer?... ¿Como llegue a ésto? ¿Como sucedió? ¿¡Como permití que ésto pasase!? ¿¡COMO PERMITÍ QUÉ...
   
   
       
    
Me rompieran?
      
  
         

Las lágrimas se deslizaban, mi mirada en el piso les impedía verlas pero, yo sí las veía, las contemplaba huir de mis ojos, yo también quiero.
   
   
Yo también quiero huir.
 
     
Quiero irme...
  
    
Quiero desaparecer...
 

Me levanté rápidamente y cruce la puerta, corrí, corrí con todas mis fuerzas, corrí como si dependiera de ello, corrí alejandome de todo eso, corrí deseando llegar al final del capítulo, al final de ésta etapa, al final de mi último suspiro.

El frío viento tensaba mis huesos, el aire fresco congelaba mi cuello. Pero al mismo tiempo ardía, por la fuerza y el calor que generaba mi cuerpo ante los movimientos. Ardía, de rabia, de lo miserable que es mi personaje, mi yo, mi alrededor y mi existir tan infeliz.

Que infortuno toda esta mierda del hogar y la escuela.

Mi respiración comenzó a costarme, y en un movimiento falso resbalé, rodé por la calle inclinada, vacía y oscura por las nubes. Cerré los ojos fuertemente y intente no herirme más de lo que ya logré. En cuanto había parado abrí los ojos y note mi situación.

Tirado en el medio de una calle mojada por las gotas de la inmensa lluvia que dejé pasar desapercibido. Nadie pasaba y era mejor así, no me gustaría dar una explicación a un desconocido.

No me moví, me mantuve ahí donde mis lágrimas no eran nada comparadas con las del cielo.

Donde podía derrumbarme sin necesidad de bajarle el volumen a aquellos gritos dirigidos al viento, al nada.

Mi corazón era un rompecabezas con falta de piezas, todo era un caos. La gran pregunta era ¿Quien sería capaz de armarlo? ¿Quien pondría su esfuerzo, dedicación, y amor en éste marchito corazón? ¿Quien llenaría este hueco, éste agujero negro formado en mi interior a través del tiempo?

Y sí existe ese ser capaz de sanarme. ¿¡Dónde carajo está!?
 
   
   
Yo me estoy pudriendo. ¿Que heces tú?
  
  
     
Con mis pocas fuerzas me levante lentamente, me dasahogue pero no me sirvió, las ganas de golpear algo me consumían pero nada de eso pasó. No me importó el hecho de que éste empapado, o que posiblemente enganche un resfriado, porqué sí así era esperaba que se uno muy potente en el que me haga dormir eternamente.

Un Mundo Fantástico (Sasunaru)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora