CAPITULO 15

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Louis estaba haciendo un pastel de piña.

Louis hacía pasteles cuando estaba triste.

Había vuelto a su casa hace una semana, dejó que Zayn pase tiempo con sus padres, aun que debía admitir que las palabras de su amigo sonaron como "Vete de mi casa".

Y le molestaba tanto que Zayn se portara así con él, trataba de entenderlo, Dios sabe que lo hacía, pero no podía. Tal vez porque no sabía que se sentía perder a tu otra mitad, y esperaba no saberlo nunca.

Pero él también tenía problemas que no le dejaban dormir, tenía ojeras muy grandes puesto que cada noche desde que volvió a casa se levantaba al menos tres veces a revisar los seguros de las ventanas y de las puertas, tenía mucho sueño acumulado, dolor de cabeza y unas horribles ganas de ver a Harry.

Su pobre lobito estaba muy cargado de tareas acumuladas de la universidad, prefirió darle espacio y tomarse el tiempo para pensar y definir qué mismo iba a hacer con su caótica vida.

Luego de ubicar las rodajas de piña dentro del molde, sobre el caramelo, agregó la masa y picó trozos pequeños de la fruta para ponerle a esta. Se puso sus guantes de cocina, que le quedaban grandes, y metió el molde al horno, activó el cronómetro de la cocina y salió a la sala.

Se sentía tan mal, había tenido pesadillas las pocas horas que dormía, se bañaba más de tres veces al día fregando su piel con tanta fuerza que dejaba marcas rojas e incluso a veces lograba sacarse sangre. 

Le había tomado mucho trabajo olvidar lo que le pasó hace catorce años, dejar de llorar y temblar de miedo al recordarlo. Pero ahora casi lo había vuelto a vivir, volvió a ver sus ojos fríos, sus manos callosas y ásperas tocaron sus brazos, estaba más viejo y por eso pudo hacer que se largue de su casa, sin embargo, eso no quitaban los estragos de volver a verlo.

Louis sabía que estaba mal, necesitaba sanar su corazón, olvidar su pasado, y estaba totalmente consiente de quién era el único capaz de hacer eso. Alguien de ojos brillantes, hoyuelos tiernos, cabello rizado, y una voz que hacía derretir sus oídos cada vez que la escuchaba.

Sus ojitos azules se llenaron de lágrimas, no hizo nada para contenerlas, solo las dejó resbalar por sus mejillas. Curvó su labio inferior en un puchero, le gustaría que Reggie estuviera a su lado, él fue quien siempre lo consoló el primer año, incluso llegaron a dormir juntos ya que Louis se dormía en sus brazos, al omega mayor le daba tanta pena despertarlo y solo se acurrucaba junto a él.

Louis no se consideraba un omega valiente, de lo contrario hubiera evitado aquel episodio de su vida. Se veía como alguien inseguro, miedoso, dramático y llorón.

Y terriblemente necesitado que lo único que quería ahora era respirar el aroma fresco y rico de Harry, frotar su mejilla en su pecho y sentir sus manos tímidas en su espalda.

Ya había caído.

Así se esmerara en negarlo, ocurrió lo inevitable.

El cronómetro de la cocina sonó haciendo que dé un saltito en el sofá asustado, se regañó por ser tan temeroso y corrió a sacar el pastel del horno, metió el cuchillo en el centro y este salió limpio indicando que estaba completamente horneado.

Olía muy bien, desde pequeño le gustaba, muy pocas eran las veces que lo daban de postre en Casa Hogar, pero aun así era su favorito.

Cuando lo desmoldó, volteó en otro plato, el resultado de su pastel había hecho que su corazón se encoja y le dieran ganas de llorar de verlo tan bonito.

¿Le gustará la piña a Harry?

Tal vez lo invite a comer pastel.

Dejó su postre enfriar en el mesón y subió a la habitación a pasos perezosos para darse una ducha y luego llamar a su alfa.

TARDE, PERO MÍODonde viven las historias. Descúbrelo ahora