El brillar de un cambio

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Seguí rápido tras ellos, escuchando de cerca su conversación, notando como el escenario a nuestro alrededor iba cambiando lentamente, creándose casas, apareciendo tiendas y personas de ningún lado, sin siquiera ser yo el que producía esta creación de la nada.

Mephiles trataba de sostener a aquel anciano cansado y cojo, llevándolo por el camino hasta detenerse en una pequeña tienda.


- Es aquí, aquí, señor – Avisó el viejo luego de golpear varias veces la entrada con su bastón de madera.

- Muchas gracias, buen hombre – Mephiles tomó la mano del señor y le entrego otra cantidad de monedas de oro, observando por un momento como el viejo se fue contento sin ya caminar tan mal, pasando por lado nuestro.


Entró a la tienda y yo tras él. Revisé confuso todo detalle que tenía dentro de la misma; los adornos, las baratijas, todo los objetos de las ventas comunes y extravagantes ¿¡De done había salido todo esto!? No era algo que debía de aparecer, yo no lo había creado, no lo había siquiera imaginado. Nada de eso podía ser posible.

Casi asustándome, escuché como Mephiles movió unas pocas cosas, apenas haciendo ruido con los platos y bandejas de bronce, revisando lo que estaba a la venta, acercándose a una especie de botella de cristal fina vacía con un montón de tubos conectados en el cuello de esta. Atraído por esta, la tocó y la examino de cerca, tomándola para revisarla minuciosamente, balanceando una y otra vez el frasco como si tuviera contenido.


- Si lo tocas lo compras – La voz de una mujer se escuchó tras nosotros, girándonos ambos al mismo tiempo hacia donde la escuchamos – Oh, mira que no eres de aquí.


Una mujer joven, vestida en telas rojas y blancas de seda, cubriendo su cabeza y su cuerpo, solo dejando ver su rostro donde destacaba más sus ojos zafiros y colmillos que sobresalían de sus gruesos labios. Observó de arriba abajo a Mephiles, quien se mantenía callado en espera de que dijese algo más, pero la mujer estuvo en silencio, acercándose lentamente, viéndole directamente a los ojos sin conseguir nada.


- Si sigues tratando de ver a través de mi terminaras lastimándote – Dijo Mephiles, haciendo retroceder a la mujer con impresión – Entonces el anciano tenía razón, aquí hay hechicería – Añadió, revisando ahora con más cuidado el objeto en sus manos.


Aquella mujer siguió vigilándolo, esta vez con un rostro desconcertado, tomándose su tiempo antes de soltar una suave risa y sonreír.


- Jajajaja, wow, tengo que decir que me has dejado sin palabras, guapo – Caminó contoneando sus caderas, rodeando a Mephiles lentamente – Cuéntame ¿Qué buscas? ¿Qué deseas?

- Información – Respondió rápido, manteniendo un rostro inexpresivo, solo yo pudiendo notar que se sentía incómodo por cómo le veía aquella mujer.

- Oh... ¿Enserio? ¿No vienes por algo más? La información cuesta mucho más... De lo que puedas pagar - La mujer quedo a sus espaldas, sacando un cuchillo bajo su manga. Mephiles logró prevenir a tiempo el ataque cuando la mujer salto hacia él, manteniendo su puño con el arma frente al rostro de Mephiles mientras él retenía sus manos para evitar que el filoso objeto le dañase - ¡Dime con quien estas! ¿¡Que información buscas!?

- Creo que esta confundida – Tan poco emocional como podía ser Mephiles a veces, le respondía a la mujer con suma calma, logrando hacerle bajar las manos con su fuerza.

La Mansión del Difunto Hechicero (Mephilver)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora