Sin percatarse de nada, continuaba su rutina diaria. Llevaba nuevamente la comida en aquel carrito, arrastrándolo hasta la cama. Acomodaba todo como la hacía desde ya varios días; abría las cortinas, movía la silla, se sentaba en esta, destapaba las cobijas y me acomodaba en la cama sentándome, manteniéndome lo más inmóvil posible, ignorando mi mirada de odio hacia él mientras me cambiaba de ropa.
- Buenos días – Dijo luego de mucho tiempo de estar callado, alistándome con ropa limpia sin haberle dado el permiso - ¿Cómo amaneciste?
No respondí, pero tampoco desvié mi mirada de su rostro alegre, antipático a toda cordial o amistosa conversación con el ente. Él prosiguió sin desalentarse, sacando un cepillo y peinando mi cabello junto con mis púas. Él se tomaba cada segundo haciéndolos convertir en horas, pasando las cerdas del utensilio de aseo sobre mi cabeza, creyendo así que lograría relajarme o abobarme lo suficiente como para dejarle hacer su trabajo más sencillo.
Me molestaba que me creyese como un tonto, conocía que cepillo era ese que usaba, ese cepillo de porcelana... Una reliquia que tenía el poder de lavar la mente de las personas por un cierto tiempo, solo tenían que ser peinadas con estas durante unos minutos y así podría funcionar.
- ¿Por qué lo haces tan difícil? – Pregunto con ojos tristes, viéndome decaído por mantenerme meditando – Sé que una parte de ti quiere que sea así... ¿Crees que no lo sé?
Seguí en silencio, bajando la mirada donde el cepillo que dejaba a un lado, ya cansado de frotarlo por mi cabello. Observe como destapaba la comida de su tapa, liberando un apetecible aroma que hizo llorar a mi estómago que rugió por el lamento de no haber comido nada durante varios días, iracundo a aceptar alguna oferta de amabilidad o cortesía de aquel ser oscuro.
- Sabes que me preocupas... - Levanto un cubierto lleno de comida, acercándolo a mis labios, no atreviéndome a abrirlos a pesar de lo muy hambriento que estaba – Ya han sido cinco días y no has comido ni una migaja... Necesitas recuperarte.
Lentamente moví mi cabeza hacia otro lado, resoplando molesto. Como si no supiese lo muy importante que recuperar de una vez toda mi magia para poder alejarme de él y buscar mis medios de liberarme de la maldición.
- No puedo permitir más tu berrinche, Silver – Paso su mano en mi mejilla como una caricia – Por favor... Solo te lo pediré una vez más. Come aunque sea un bocado o lo haré a la fuerza.
Ignore sus palabras y sus amenazas, tratando de volver a mi meditación e ignorar toda palabra del ente hasta que volviese a dejarme solo en mi habitación.
- Bien... Si así lo quieres...
Trate de hacerme el dormido cerrando los ojos, escuchando como movía los platos y los cubiertos. Curioso abrí los ojos viendo como el ente se comía toda la comida, terminando rápidamente.
Se levantó y sostuvo mis mejillas, abriendo mi boca con sus manos, uniendo su boca con la mía para ir pasando todo el alimento masticado. Con total repulsión, trate con todas mis fuerzas en liberarme de las cadenas mágicas que mantenían mis manos y mis piernas sujetadas en la cama, agitándome y sacudiéndome de un lado al otro desesperado para separarme, pero inútilmente, él termino y cubrió mi boca para que no devolviese la comida, motivado en hacerlo a pesar de ello, pero sin importar cuantas arcadas di o cuanto trate de sacar algo, nada salió, aceptando mi estómago todo lo que me forzó a tragar.
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La Mansión del Difunto Hechicero (Mephilver)
FanficUn erizo, trabajador de un empresa muy estricta, es mandado a investigar unos terrenos en un pueblo alejado de la metrópolis. Estando emocionado por visitar la zona rural, se llena de expectativa y emoción. Lo que no espera es conocer sobre una viej...