TaeHyung observó curioso la oruga que se arrastraba en una de las tantas hojas del arbusto.
Una pequeña gorra con diseño infantil no permitía que el sol quemara su rostro y sus pantalones cortos habían dejado que sus rodillas se ensuciaran con tierra.
Pero a él no le importaba, seguía admirando la oruga que no dejaba de moverse. Para su infantil mente era algo asombroso.
—¿Qué miras, Tae?
Volteó a ver a JungKook, quien llegaba cubierto por su sobretodo y lo miraba con una sonrisa. No entendía ¿acaso no tenía calor?
—JungKook ¿no tienes calor con eso puesto? —preguntó desviando su mirada hacia el mayor.
—¿Qué te dije de llamarme por mi nombre? Sé más respetuoso niño y dime hyung.
—Usted tampoco está siendo respetuoso conmigo.
—Soy mayor.
—Eso no es excusa —puchereó TaeHyung cruzándose de brazos —y no respondió mi pregunta.
Kook suspiró.
—¿Recuerdas el libro que te leí de vampiros?
—¿Drácula? ¿qué tiene?
—Pues que no es una historia y ya, es cierta. Los vampiros existen y yo soy uno de ellos.
El niño lo miró para luego preguntar:
—¿Lastima personas?
JungKook sonrió al esperarse ya esa pregunta.
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