Capítulo 3. Que inicie la misión

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Que inicie la misión

En algún punto de la noche había podido quedarse finamente dormido luego que arrastraran a JongIn lejos de él. Cuando despertó, su habitación permanecía oscura y sintió de inmediato un zumbido agudo en sus oídos que fue desapareciendo pasados los segundos iniciales, hasta pasar por una pequeña molestia; no solo eso, y es que su piel parecía quemarle desde la capa más interna, se sentía enfermo y con náuseas. 

Había despertado minutos antes que un pelotón de cinco uniformados ingresara a su habitación, esta vez no hicieron algún alboroto. Kyungsoo sin musitar palabra fue escoltado hasta la zona de los baños, a cada paso que daba le era bastante difícil ignorar su malestar. Los hombres que lo rodeaban, mantenían sus expresiones estoicas, silentes caminando a su paso. Esperaba que ese mismo tratamiento también se le estuviese brindando a sus otros dos compañeros, que no fuese solo él que se sintiera como un prisionero de guerra. 

Por supuesto que lo único que quería hacer en ese momento era ir a su encuentro con JongIn, además se debatía en la idea de informar o no, del último mensaje que registró su pareja en su piel, ¿cambiarían las cosas? Tendría que armarse de valor y descubrirlo por su cuenta.

Kyungsoo luego de alistarse con su uniforme de entrenamiento, fue escoltado nuevamente hacia el Área Cero, en donde se realizaría la incursión hacia la quinta dimensión, la cual era similar a los amplios hangares de portaaviones, excepto que este lugar estaba bajo tierra y solo unos pocos tenían acceso. Además que lo que se guardaba y mantenía, no eran los simples aviones acostumbrados a observarse en el cielo, por el contrario, eran diferentes prototipos de módulos, jamás vistos, los que se encontraban allí. 

En palabras simples, estas naves tenían la forma de un cubo alargado y ligeramente curveado en la parte delantera, recubierto por un escudo térmico que las protegía; también contaban con dos tanques localizados en la zona ventral. A decir verdad, eran bastante grandes, lo suficiente para moverse con libertad al interior de las mismas; la altura de estas era considerable, llegaba a los dos metros. También contaban con ventanas curveados en la zona frontal, que permitían una vista panorámica y el control visual de cada grado del módulo, esto último gracias a los ventanales angulares hacia los lados y en la parte trasera.

De igual manera, otra característica singular de este hangar, se debía a la presencia del Cizell Tao, partícula indispensable para los viajes a otras dimensiones, la cual se hallaba en una bodega blindada altamente custodiada. Dos soldados haciendo guardia a cada lado de la puerta, hablaba de su gran valor, no solo para Corea sino para el resto del mundo.

Entretanto, Kyungsoo atravesaba el hangar con paso firme, pero sin prisa. El agua fría no había podido borrar el extraño calor en su piel, ni los otros signos del malestar general. Descubrió estando en el Área, que incluso los reflectores dispuestos sobre la plataforma de inmersión, le molestaban y le hacían irritar sus ojos.

Así que cuando los médicos lo valoraron, y los resultados de las pruebas realizadas no arrojaron ninguna anormalidad en su salud, supo que algo no iba bien, se le hizo bastante peculiar y estuvo a punto de manifestarlo; sin embargo, lo meditó y a último momento decidió callar. Todo —al parecer—, estaba en orden, incluso su temperatura corporal se encontraba en el rango normal, pero no le era fácil creerlo, no cuando su piel ardía desde que se levantó esa mañana. Sin dar vueltas al asunto, lo adjudicó al estrés de ese día, junto a los últimos preparativos de la misión, y a eso le agregaba, que nadie le había dado razón de su pareja, ni se le informara de su estado; esto último, solo hizo que mantuviera una expresión fría casi hostil luego de salir de su chequeo médico.

J3KY11 || KaiSooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora