Capítulo 5. El lado perdido del hexágono

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El lado perdido del hexágono




Cuando Kyungsoo despertó, encontró una muda de ropa en una esquina de la cama donde se encontraba, sus ojos revolotearon por el lugar y descubrió aliviado, que en realidad estaba en una habitación, al menos eso era una mejora respecto a la sala de monitoreo; sin embargo, su mano derecha se encontraba encadenada a la cabecera de esta. Su garganta ardía, sus ojos se sentían pesados y sus emociones apagadas, solo quería cerrar los ojos y...


—No pienses en dormir.

Kyungsoo se sobresaltó al escuchar la voz del General Lee, quien había estado a su lado todo este tiempo y lo miraba preocupado.

Era el primer rostro que estaba viendo desde... hace mucho, y se sintió emocionado, porque a una parte de su cerebro, le hacía falta interactuar con otros humanos; después de todo, las personas estaban diseñadas a ser criaturas sociables, y él no recordaba con precisión cuando fue la última vez que una persona interactuaba directamente con él.


—Me siento cansado, sin fuerzas. —Fue lo primero que pudo decir, su voz era ligeramente ronca, y aunque era verdad lo que manifestó, debió preguntarle primero por JongIn, era lo único de lo que tenía alguna noción.

El mayor asintió ante su respuesta, se notaba fatigado.

—Lo sé, él nos advirtió que te sentirías agotado. —Su superior miró hacia la puerta con aire pensativo.

—¿Quién? —preguntó intrigado con el ceño fruncido—. ¿Dónde está JongIn? —Finalmente estaba haciendo las preguntas correctas, mentalmente se felicitó

Pero la reacción de su superior, le hizo pensar que algo no marchaba bien, el General Lee esquivó la mirada, los músculos de su cara se contrajeron al punto de parecer dolido, pero no lo podía asegurar; su mente trabajaba aletargada.

—Vístete primero —ordenó fríamente—, necesitamos hablar, te lo explicaré.

En seguida Kyungsoo le mostró su muñeca inmovilizada moviendo la cadena metálica, el General volvía a sus sentidos, tomó la llave sobre la mesa a su lado y le quitó las esposas.

—Es bueno tenerte de vuelta. —El mayor parecía aliviado cuando tocó su cabello en un gesto cariñoso y lo vio ¿sonreír? antes de darle privacidad.


Eso era todavía más perturbador, dirigió su mirada hacia sus muñecas, había algunas marcas rojas en ellas, decidió no ahondar demasiado sobre su confinamiento; lo más importante en ese momento, era que se encontraba libre. Estaba a punto de quedarse nuevamente dormido, pero recordó las palabras del mayor, y ya que no estaba encadenado, podía ir donde estuviera su novio. JongIn debía estar preocupado por él y lo asaltaron varías preguntas: ¿lo habría visitado? ¿Lo vería con la camisa de fuerza? ¿Se asustaría al ver sus ojos?

Kyungsoo con dificultad apenas logró ponerse el vestuario, que consistía en ropa de entrenamiento, bastante cómoda junto con una sudadera larga negra; vio en la mesa un espejo, y con algo de aprensión, lo tomó, respiró profundamente, preparándose a la idea que había cambiado, que algo estaba mal con él, aún sí no sabía qué; la sorpresa fue grata, al descubrir que sus ojos habían retornado a su color usual, y jamás pensó que amaría tanto sus ojos marrones como en ese momento. Pasó una mano por su cabello ¡Era horrible! Se veían algunas raíces negras, haciendo contraste con el azul casi fosforescente del resto del cabello —notó por primera vez, que era un par de tonos más claro que el de JongIn—, aparte que estaba demasiado largo, y algunos mechones rozaban sus ojos; su rostro se notaba demasiado pálido y ojeroso.

J3KY11 || KaiSooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora