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Cuando se despertó, estaba solo, sin sentir o escuchar la presencia del resto de los chicos. Volteó para ver hacia todos lados, sin encontrar a nadie. ¿Acaso se habían ido sin él?

Se puso de pie y fue a la frutera, tomando una manzana roja y fresca. La acercó a su nariz y la olfateó, extrañamente, amaba el olor de las manzanas.

- ¿por qué comerías una manzana? - volteó lentamente al ver al chico sentado en el sillón. Hace poco no estaba. - no te gustan, crees que están envenenadas.

- no... - respondió en un murmullo. - no me gustan, pero su olor es gratificante. Me acuerdan a las tartas que mamá hacía cuando teníamos 6 años.

- pero tú no las comías. - el otro jovencito rió. - solo te comías las galletas y las naranjas.

- las manzanas saben raro, tienen un sabor dulce pero que no se sabe definir, las naranjas son ácidas, amargas. - rió entre dientes y cambió de frutas. - solo comí una porque estaba agonizando de hambre y, bueno, entre agonizar de hambre o de veneno, quise tomar el camino rápido.

- JinYoung... - el mencionado volteó lentamente, mirándolo. - ríes hermoso, deberías hacerlo más seguido.

Volvió a abrir los ojos, y allí estaba en el muslo de JaeBum. Un JaeBum que miraba a la nada. Decidió levantarse. Quería partir al refugio, sin perder el tiempo.

Miró al hombre, éste tenía la mirada perdida, mirando fijo al muro. No quiso molestarlo, simplemente subió al primer piso y miró por la ventana. El cielo estaba aún estrellado, así que salió. Estaba más que oscuro, pero la luz de las estrellas fue lo suficientemente fuerte para mostrar una mínima sombra.

Miró hacia la oscuridad del bosque, y lentamente empezó a desvanecerse con pequeñas luces que salían de ella. Se sonrojó al ver tal acto. Una pequeña lucecilla vino directamente hacia él y abrió las palmas de sus manos, recibiéndola. Encontró a una pequeña hada amarilla que sostenía una pequeña chispita.

El hada se paró en sus manos, luciendo su pequeño y tierno cuerpo rellenito y blando, con unos pétalos saliendo de su cadera que actuaba como falda y otro que iba hacia arriba funcionaba como peto. Era rosadita y pequeña y tierna, con gestos tan adorables que parecía una caricatura. Ella estornudó ligeramente, así que JinYoung optó por guardarla en el bolsillo de su camisa, dentro de su abrigo.

Se acercó a las otras criaturas y las miró con ternura. Extendió sus pequeñas manos e invitó a las pequeñas a subir. Ahora ya no estaba a oscuras, lo que era emocionante, pero sí tenía frío por las bajas temperaturas. Prontamente, sus dedos quedaron tiesos, pero no importó mucho, recibió a las pequeñas criaturas sobre sus hombros y se dejó mimar.

Según le contó su madre cuando era pequeño, las hadas para procrear, encontraban a una pareja, ella le debía dar una lágrima de felicidad y la otra debía beberla, luego de unos minutos, pinchaba su dedo en la espina de una rosa, después tomaban la espina, la escondían en el óvulo de una flor y esperaban una estación para que la nueva hada naciera.

Uh... el bosque ha estado sumido en oscuridad desde hace mucho tiempo. Por lo que recordaba, desde el palacio nunca apreció un día totalmente soleado, y según sus conocimientos las flores no salían fácilmente.

Se entristeció un poco por ese dato.

De la nada, las chispas de las hadas se apagaron, lo que lo puso en alerta. Entre la oscuridad y la poca luz de la luna distinguió la sombra de un lobo. Jackson.

- Jinnie. - de apoco, los pasos de un lobo se transformaron en los pasos de un hombre, vestido elegantemente. - al fin te encuentro.

El mencionado acurrucó a las pequeñas criaturas en sus brazos, alejándose lentamente de su hermano. No, no quería decirle a su hermano que no quería volver. ¿Y si le decía que quería quedarse con él en el bosque? Eso sería mejor. Miró a las pequeñas criaturas entre sus brazos, ellas negaron. Volvió a mirar a su hermano y empezó a negarse lentamente.

- anda, Jinnie, Ximena nos espera. - le dijo. - aquí afuera hace frío.

Hizo que las hadas se escondieran entre su ropa, luego se acercó a su hermano y lo abrazó, cuando él intentó hacer que caminara, se aferró más al abrazo y se mantuvo firme, en señal de que se quedaría.

- Astred...

Jackson abrió enormemente los ojos al escuchar la voz de su hermano menor y se separó, tomando los hombros del menor.

- nos vamos ahora de aquí. - sentenció con voz dura y empezando a jalar de los brazos del chico, pero él se zafó. - ¡JinYoung, no estoy jugando!

El mencionado retrocedió unos pasos considerables. Jackson pasó una mano por su cabellera castaña, determinado y enojado. JinYoung nunca lo había visto en ese estado, y quería defenderse de ese lado.

Se arrodilló en la tierra y la tocó, esperando a que Jackson no se acercara, pero lo hizo. Cerró sus ojos y se concentró, en una barrera entre él y su hermano mayor, una impenetrable y resistente que no tuviera un punto débil y sea equitativa. Como lo era un rosedal de rosas mosqueta. Y otra vez estaba en la oscuridad. Abrió sus ojos, Jackson no estaba, lo que lo calmó un poco.

- ¡JinYoung! - aquel fue JaeBum, quien salió a buscarlo aterrado, y se aterrizó más al ver la casa cubierta de un matorral de rosas. - ¿qué sucedió?

Detrás de él salieron YoungJae y YuGyeom, mirando todo con asombro, aunque no duró mucho, pues del otro lado estaba Jackson, intentando penetrar el fuerte.

- Jackson está aquí. - mencionó YoungJae. - vámonos de aquí rápido.

- ¿sin un plan? - preguntó YuGyeom. - él está afuera y nos tiene acorralados.

- YuGyeom... - le llamó la atención su hermano mayor. - nosotros somos hijos del bosque, Mark no está aquí y la única manera de hacer que todo cobre vida nuevamente es que JinYoung llegue al refugio, lo pongan al tanto y detenga a su hermana. - explicó, dejando temor en el corazón de YuGyeom, un corazón que temía no volver a latir. - fue lindo tenerte como hermano.

El menor de todos contuvo el nudo en su garganta. Nadie debía pasar por eso. Nadie debía pensar en la muerte.

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UwU

crystal loveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora