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Dentro de aquellas rocosas y bien estructuradas paredes, la Reina Oscura vigilaba con desinterés a sus súbditos, sabiendo y reconociendo que algún día ellos se revelarían, peto bien sabía que fracasaría, pues la única persona que podría derrocarla era su lindo y tierno hermanito menor, así que, antes que nada, mandó a buscarlo, ya sea vivo o muerto. Aunque, por lo visto, necesitaría ayuda para encontrarlo.

- querido Jackson, es bueno volver a verte. - comentó con serenidad. - necesito de ti para reunir a nuestra humilde familia.

- supongo que lo protegiste como lo habías prometido. - comentó el chico con una calma alarmante. - no podemos fallarle a mamá.

- un prisionero escapó y lo secuestró. - se excusó. - encuéntralo ante de que se dé cuenta de lo que es capaz, si llegase a ese punto, estaremos condenado.

- él me reconocerá, ya lo verás, y no será necesario que descubra de lo que está hecho.

- Jackson. - le interrumpió su hermana. - mata al hombre que secuestró a nuestro hermano.  - el mencionado asintió, reverenciándose ante su hermana. Con la orden dada, saltó del balcón, y abriendo sus alas voló en los límites del cielo.

Jackson era el primer varón en su generación, el primer varón, mientras que Ximena era la progenitora. Aquel orden familiar era muy conveniente, pues, su hermana gobernaba sobre los hombres y la sociedad, mientras que él era libre de gobernar el bosque y la fauna que en él habitaba, incluyendo a las criaturas mágicas.

Mientras que su hermana dominaba el poder de la vida y la muerte, Jackson dominaba la metamorfosis, él podía convertirse en cualquiera animal que desease, incluso una bestia mitológica. El hermoso poder de ser parte de la fauna. Aquellos 3 poderes juntos hacían a ambos hermanos lograban conquistar todos los reinos que desearan, desde el más humilde hasta el más poderoso. Nada los detenía. Incluso, tenían la certeza de que, para cuando JinYoung encuentre su poder, podrán dominar el mundo. Aunque con el menor perdido, todos sus planes peligraban.

Aterrizó en el bosque, sobre 4 fuertes patas delgadas y empezó a correr, en busca del aroma de su pequeño hermanito, lo único que esperaba era no llegar demasiado tarde, pues, sabía que JinYoung no era tonto, es decir, él sabía lo que estaba bien y lo que estaba mal, y si le contaban toda la historia sobre su familia, de seguro les daría la espalda. Odiaría eso, odiaría ver a su hermano menor darle la espalda.

Rastreó por todo el bosque el olor, que lo tenía que admitir, ya casi ni recordaba el olor de su hermano, pues solo se había dedicado a cazar a los humanos que amenazaran la fauna, y a su vez, el reino. Es más, le sorprendió, y al mismo tiempo le entristeció percatarse de que JinYoung ya había dejado de oler a bebé, aunque aún conservaba ese suave olor a durazno y chocolate. De a poco, el aroma se intensificó hasta llegar a una cueva, una donde seguramente tendría problemas.

Entró a la fuerza, encontrándose con su hermanito en el pecho de un desconocido, 2 florecillas durmiendo y un guardián apuntándole por la espalda.

- hola, mi amor. - murmuró con una sonrisa. - solo vine a recoger a mi hermanito. ¿ya viste que ambos tenemos la misma sonrisa? Claro que la mía es la más hermosa, pero no se lo decimos para que no se sienta mal. - volteó lentamente, encontrándose con el bello guardián del bosque y su esposo. - pídele a tu papi un hijo nuestro, será igual de hermoso que yo.

- ¿cómo una criatura como JinYoung es pariente tuyo?

- ya lo sé, muy recatado, llorón, mudo, chascón y desnutridos, vivió mucho con mi hermana. - respondió con desinterés. - en fin, me lo tento que llevar. - la espada se clavó en su pecho, dándole a entender de que no dejaría que cumpliera su misión fácilmente. - Mark...

- JinYoung debe ir al refugio para destronar a Ximena. - habló con voz autoritaria. - dejarlo ir sería tan estúpido como decir que nuestro matrimonio es un éxito.

- Mark, no me importa nada más que mi familia, él es mi hermano.

- el bosque muere cada vez que tu hermana consigue más poder. La fauna empieza a morir, y solo JinYoung tiene el poder de que todo renazca.

- razonar contigo es como hablar con un troll. - murmuró con enojo, quitando bruscamente la espada de su cónyuge, solo para dar vuelta los papeles y ahora ser él el que lo amenace, con la espada en el cuello. -  JinYoung aún no sabe de lo que está hecho, dejarlo con gente como ustedes lo expone a calumnias y que otros puedan confundirlo. Lo llevaré a un lugar a salvo.

- deja de engañarte, JinYoung peligra en ese palacio, él es inocente aún como para entender, pero sabe que algo no está bien y ella lo matará.

- gracias por la charla, pero que no se te olvide quién soy yo y lo que puedo hacer.

Mark solo miró a su esposo cuando guardó su espada. Ya no quedaba rastro del hombre que alguna vez amó, ahora sola había oscuridad y muerte a su alrededor, eclipsado totalmente por su avaricia y deseos de poder. Cuando JinYoung abrió los ojos, tuvo la intención de abrazarse más al hombre que lo acobijaba, aunque dio un brinco cuando vio a su hermano mayor.

- Jinnie, ven aquí. - le susurró con ternura. - vamos de vuelta a casa. Nuestra hermanita nos espera. - el menor, discretamente, movió a JaeBum para desperarlo.

- vamos a hornear galletas los 3 juntos y me quedaré a dormir contigo. - el menor asintió lentamente y se puso de pie para ir hacia él. - háblame un poco, aquí nadie te hará daño.

JinYoung apretó sus labios al ver a Mark golpea a su hermano con una roca. El guardián solo tomó la mano del chico para sacarlo de allí e ir a un sitio seguro, dejando a su suerte al resto, solo le importaba que el chico hiciese lo correcto.

- encuentra el refugio, di que yo te envié, y por favor, no intentes irte con Jackson. - el menor asintió más que asustado. - intenta encontrar a JaeBum por el camino y nunca mires hacia atrás, nunca bajes la guardia.

- ¡Mark! - se escuchó la fuerte voz de Jackson.

- el bosque te guiará.

Una vez más se hallaba solo en la oscuridad, con su vida, aparentemente, peligrando. Empezó a botar lágrimas, pues era miedoso, cobarde y estúpido, vivió mucho tiempo en su cuarto, aislado del resto del mundo, y sobre todo, del peligro.  Ahora entendía que fue un terrible error el evitar lo inevitable. Cuando sintió una fría mano sobre su hombro fue su fin..

Volteó lentamente, demostrando que estaba desarmado.

- Jinnie, soy yo. - murmuró aquella voz familiar. Él estiró sus brazos y rodeó su cuerpo. - hay que irnos.

crystal loveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora