Capítulo 5

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Link cayó de rodillas e Ilia se acercó a él, ambos se abrazaron con fuerza, el chico no podía creer que acababa de ver a su yo oscuro, –¿Te encuentras bien? –le preguntó ella con voz ligeramente temblorosa mirando a su amigo, quien también temblaba –sí –respondió el muchacho con voz ligeramente más aguda de lo normal debido a los nervios, se quedaron allí largo rato.

Los dos volvieron al pueblo sólo para toparse con una escena sangrienta, todos los aldeanos estaban heridos o muertos, la chica inmediatamente corrió hacia dónde yacía su padre, quién estaba herido, Link por otro lado se acercó a donde estaban Iván y su padre, quienes estaban heridos e inconcientes pero aún con vida, mas Julie la madre del niño yacía sin vida no muy lejos de ellos, el muchacho sintió como las lágrimas comenzaban a caer por sus mejillas, recorrió el lugar en busca de más supervivientes pero fue en vano, sólamente Rozzo, Moy e Iván sobrevivieron al ataque, el chico lloraba de dolor, rabia y culpa, pues sabía que el responsable de aquella masacre había sido su yo oscuro, los jóvenes llevaron a los tres a casa de la chica para atenderlos.

Al poco tiempo Moy recuperó la conciencia, miró a Link quien estaba cerca dándole la espalda Link... –lo llamó con voz débil, el chico se giró para mirarlo –tranquilo, ya estás a salvo –le dijo él –Iván también está a salvo –le informó antes de que el hombre preguntara –¿Qué fue lo que pasó? –preguntó Link evitando mirar a Moy a la cara –simplemente comenzaron a aparecer seres sombríos que empezaron a atacarnos y no hubo mucho que pudiéramos hacer para defendernos –el silencio se prolongó por la habitación –¿Dónde está Ilia? –preguntó el hombre mirando a su alrededor –atendiendo a su padre –respondió el muchacho –lo siento... –dijo el chico con voz ahogada –Julie murió –le informó a Moy sintiendo como las lágrimas volvían a caer por sus mejillas, de nuevo el silencio volvió a reinar en el lugar, solo se escuchaban los sollozos de Link y Moy –lo siento –se disculpó él –todo esto es mi culpa –el hombre lo miró poniéndole una mano en el hombro –no, no lo es –lo contradijo Moy con voz firme, ambos se miraron a los ojos, el chico no pudo soportar más estar allí, así que salió corriendo y se sentó a la orilla del río,

mientras las lágrimas continuaban cayendo por su rostro.

Mí Otro YoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora