Capítulo 10

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En los días siguientes Ilia y Zelda comenzaron a notar un cambio de personalidad en Link pero no le dieron demasiada importancia pues pensaron que se debía a todo lo que estaba sucediendo.

Un día el chico le preguntó a su amiga si quería volver a Ordon y ella le dijo que sí, por lo que ambos se dirigieron hacia allí, al llegar a la Fuente de Farone, Link se bajo de Epona y ella lo imitó -hay algo importante que quiero enseñarte -le dijo él mientras se dirigía hacia el camino que llevaba hacia el Templo del Bosque, la chica lo siguió un poco insegura, al llegar Link se mantenía de espaldas a ella, -que ingenua eres -le dijo el muchacho con voz grave girándose para mirarla, el chico estaba de pie con los brazos cruzados y una mueca burlona en la cara -veo que nunca desconfiarías de tu mejor amigo -ella se dio cuenta de que los ojos de Link se habían vuelto rojos e inmediatamente supo que había caído en una trampa, allí estaba ella, asustada e indefensa, lo único que él deseaba en ese momento era hacerle daño, quería verla sufrir, ansiaba ver su sangre correr por el suelo y manchando sus manos, se le acercó con deliberada lentitud con una cínica sonrisa grabada en el rostro, -por favor, Link -suplicaba su amiga con voz temblorosa mientras retrocedía -no me hagas daño -el muchacho soltó una seca carcajada en respuesta al mismo tiempo que sacaba su espada, Ilia lo miró aterrorizada -por favor -el terror la dominó por completo y rompió a llorar pues sabía que todo había terminado, Link se le acercó acariciando su rostro mientras secaba sus lágrimas -no temas -le dijo lentamente con voz dulce -será rápido -la chica temblaba de miedo sintiendo la mano fría de su amigo recorrer su rostro, cuando de un momento a otro un agudo dolor atravesó su vientre y de pronto la sangre comenzó a manchar su ropa y las manos del muchacho, ella sintió como el frío y la debilidad inmediatamente se apoderaban de todo su cuerpo mientras la vida se le escapaba por la herida, la chica lo miró a los ojos con la esperanza de que volviera en sí y al hacerlo le pareció ver que en el fondo de su mirada él seguía allí, por lo que le dijo con las últimas fuerzas que le quedaban -Te amo -el muchacho presenció todo aquello sin poder hacer nada, de pronto unas lágrimas brotaron de sus ojos mientras observaba la escena con impotencia, de un momento a otro recuperó el control de su cuerpo pero ya era demasiado tarde, no había nada que hacer, cayó de rodillas con el cuerpo de su amiga entre sus brazos -perdóname -pidió entre lágrimas -te fallé... Les fallé a todos... -su voz se quebró, estaba totalmente destrozado, sacó su espada del cuerpo de la chica y volvió a abrazarla llorando, de pronto el muchacho volvió a empuñar su espada la cual dirigió hacia su pecho con la intención de quitarse la vida, pero de la nada la misma parálisis lo congeló en el lugar -de verdad crees que será tan fácil -se mofó su sombra -eres mi marioneta ahora -le dijo mientras lo obligaba a lanzar lejos su espada -aún no he terminado de jugar contigo -finalizó liberando lo, el muchacho lloró largo rato mientras enterraba el cuerpo de su amiga.

Volvió al pueblo para informarle a Rozzo sobre la muerte de su hija, no le dio demasiados detalles, después de todo no hacia falta -Link, solamente respondeme una cosa -pidió el alcalde mirando al muchacho quien permanecía con la vista clavada en el suelo incapaz de mirarlo a la cara -esa cosa la mato ¿verdad? -el chico asintió aún sin levantar la mirada -de verdad lo lamento -se disculpó él -no he causado más que problemas -hizo una pausa -pero ahora podrán vivir en paz, porque me iré para no volver -dijo con firmeza, acto seguido salió de la casa y echó a correr hasta la suya.

Mí Otro YoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora